Los bancos siguen clausurando oficinas en la provincia de Málaga, inmersos en un constante proceso de reducción de costes y de ajuste de estructuras iniciado en 2008, cuando estalló la crisis, y acelerado por la posterior oleada de fusiones que se produjeron en el sector. Las entidades financieras han cerrado en este tiempo un total de 535 sucursales en la provincia, lo que supone el 38% de las más de 1.400 que llegó a haber abiertas en 2008, fecha que marcó el tope histórico en cuanto a parque de oficinas bancarias. Prácticamente cuatro de cada diez oficinas que llegaron a estar operativas hasta antes de la crisis ha echado ya el cierre, por decirlo de forma más gráfica. Según los últimos datos del Banco de España, correspondientes a septiembre de 2016, quedan ahora 872 sucursales operativas, con lo que la cifra de oficinas en Málaga ha vuelto ya a los niveles de 1998.

Tanto entre los economistas como en el propio sector bancario se admite que la tendencia tiene todavía bastante recorrido, dado que la intención de las entidades es la de seguir ajustando la red de sucursales aplicando para ello criterios de rentabilidad. Por otro lado, no se descarta que en los próximos meses pueda producirse una nueva oleada de fusiones, lo que podía llevar al solapamiento en una misma zona de oficinas que hoy día son de bancos distintos. Eso por no hablar de las medidas de ajuste aplicadas recientemente por alguna entidad en concreto, caso del Banco Popular, que ha anunciado el cierre de unas 300 oficinas en España. En Málaga, las clausuras previstas son 21 (una tercera parte de las oficinas que tiene en la provincia). Un total de 14 se produjeron ya el pasado mes de noviembre, por lo que aparecerán reflejadas en las próximas estadísticas trimestrales que publique el Banco de España.

El cierre de oficinas responde a la necesidad de la banca de recortar costes para mantener la rentabilidad en una coyuntura marcada por los bajos tipos de interés y los bajos márgenes bancarios. A ello se une el imparable avance de la banca digital. Y es que cada vez son más las personas que realizan sus gestiones por internet, también entre la franja de edad de entre 55 y 64 años, según revelan algunos estudios del sector.

Por su parte, el Colegio de Economistas de Málaga también ha señalado en varias ocasiones que la tendencia a la contracción del parque de oficinas es imparable, destacando a su criterio algunas consecuencias negativas, como un cierto deterioro del servicio a los clientes, sobre todo en las zonas de interior. De hecho, hay pequeños municipios malagueños que no tienen ya ninguna sucursal, lo que obliga a los vecinos a desplazarse a otros pueblos para realizar alguna gestión en la que quieran ser atendidos de forma presencial.

El parque de sucursales bancarias en la provincia Málaga experimentó un gran aumento entre los años 2000 y 2008 coincidiendo con el inicio de la fase más expansiva de la economía y del sector constructor. Los bancos y las antiguas cajas de ahorro incrementaron en ese periodo un 53% su red de oficinas en Málaga, gracias también al desembarco de muchas entidades de otras regiones que acudían a competir por el goloso pastel hipotecario que llegó a moverse en torno a la burbuja inmobiliaria.