­Todos han superado ya la edad de jubilación, aunque muchos, dado el carácter liberal de su profesión, siguen en la brecha. Han pasado 50 años desde que, con la fuerza juvenil de los 17 años, acabaron sus estudios en el colegio de Nuestra Señora de la Victoria de los Hermanos Maristas, tras superar el temido ´Preu´ y salieron a emprender, en su mayoría, sus estudios universitarios.

Fue una promoción excepcional, como veremos, donde el empeño de los hermanos maristas y el esfuerzo de cada cual dio frutos admirables y de extraordinarios resultados. Ayer se reunieron en una comida fraternal en el club Mediterráneo para conmemorar esos 50 años de aquella promoción de los Maristas de 1966. Ahí es nada.

Como decimos, fue y sigue siendo una promoción excepcional que dio un elenco profesional de enorme talla entre médicos, arquitectos, ingenieros, economistas, licenciados en Derecho, en Ciencias y hasta empresarios de fuste. Con poquísimas excepciones, todos aquellos jóvenes salidos de la promoción de Maristas del 66 alcanzaron en los años siguientes una brillantez profesional de primer orden.

¿Recuerdan a Paco Espíldora, aquel fino defensa que jugó en las filas del Real Madrid y otros equipos y luego destacó en el negocio inmobiliario? Allí se forjó, en aquella promoción del 66. Deportista destacado fue también Alfonso Gabernet, atleta de 400 metros, modalidad de la que fue campeón de España.

De aquella promoción destacan importantes economistas, c0mo Pedro Pérez, que ha desempeñado diversos puestos de responsabilidad publicas en el Ministerio de Hacienda llegando a ser secretario de Estado de Economía, entre 1988 a 1993, o Juan Manuel Molina, que dirige uno de los más importantes despachos en materia fiscal y fue decano del Colegio de Economistas de Málaga y redactor de las reglas deontológicas de los economistas de España, o Antonio Pedraza, vicedecano del colegio y Francisco Pérez Barranco (Quico), cuyas obligaciones le llevaron a la capital de España donde llegó a ser subdirector general de la Consejería de Hacienda de la Comunidad de Madrid.

Médico, arquitectos, abogados. Aunque a algunos las exigencias profesionales les han llevado a Madrid, Granada o Palma de Mallorca, la gran mayoría ha tenido la suerte de ejercer en Málaga, donde ha podido destacar sobremanera.

De aquellos pupitres de madera regastada salió Alfrendo Asensi, uno de los mayores expertos en botánica, director del Jardín de la Concepción y presidente de la Academia Malagueña de Ciencias; también el farmacéutico Tomás Díaz o médicos como Juan Ignacio Ojeda, que continuó como oftalmólogo la saga familiar y mantiene una vertiente escritora centrada en la figura de Umar ibn Hafsun, caudillo rebelde de Bobastro; o Pedro García de la Mata y Francisco Javier Martín Malavé, dedicado al mundo de las aseguradoras médicas.

Brillantísimo el elenco de arquitectos e ingenieros, con Antonio Soler, Carlos Gutiérrez de Pablo, Joaquín Ortiz de Villajos, José Morcillo Santos o Santiago de la Torre Prados, hermano del alcalde.

El mundo del Derecho atrajo a muchos de aquellos jóvenes, convertidos después en excelentes abogados o expertos fiscales como José Manuel Sánchez Domínguez, o Enrique Jurado, y Francisco del Prado.

E incluso solventes empresarios, como Vicente Cortés o Luis Marineto, que continuó la empresa familiar pionera de las grandes superficies.

Mención especial al que durante aquellos años de bachillerato fue desde el primer curso al Preu, el primero de la clase, Miguel Hijano, que durante años ha educado a miles de jóvenes como profesor en el colegio de los jesuitas.

Algunos ya quedaron en el recuerdo, otros no pudieron asistir por causas familiares o médicas (todos rondan entre los 66 y los 68 años), pero el gran grupo volvió a recordar ayer aquellos años dorados en los que salieron como jóvenes imberbes y alcanzaron el éxito profesional. Fue la promoción de oro de los maristas.