Y el Hotel Miramar se hizo realidad. Planos, tumulto de obras, nervios e imaginaciones. Lo que lleva mucho tiempo brotando entre los responsables del Grupo Santos quedó aparcado por un momento en la primera cena que se sirvió y que quedará para siempre como una instantánea. Lo que será el primer cinco estrellas de gran lujo en la capital, para muchos justamente lo que Málaga más añoraba, vio ayer cómo sirvió su primera cena. Se podría haber invitado a un ejército de famosos y autoridades, seguramente todos muy deseosos por adelantarse a una de las grandes citas del 2017 en la ciudad. Pero el primer cubierto recaló en los que han apostado por el proyecto y, como viene siendo marca de la casa en los Hoteles Santos, el director del grupo, José Luis Santos, reunió al arquitecto del proyecto, José Seguí, y al director del hotel, Israel Martínez, en una mesa y los acompañó de los futuros trabajadores. Con la cena restringida de este jueves, se escribió también el último apóstrofe en una cuenta atrás que llegará a su fin, al menos de forma parcial, el próximo 1 de enero. Es la fecha elegida para poner en marcha al gigante dormido. Con la ambición de convertirse en la primera dirección de la ciudad, el relato casi se traza por sí solo: un palacio considerado como la obra cumbre del arquitecto Fernando Guerrero Strachan que ha tenido la virtud de reflejar el salto histórico de una ciudad que ahora lidera ránkings de popularidad.

Tradición en Santos

El primer cinco estrellas de gran lujo en Málaga fue estrenado por los trabajadores que han colaborado en las labores de reforma y adecuación del edificio. Se trata, en este caso, de una tradición arraigada en la historia de Hoteles Santos. Todas las aperturas de hoteles que pertenecen al grupo han contado con esta peculiar manera de estrenarse. El objetivo último no es otro que dar el primer paso hacia la identificación plena entre trabajadores y proyectos. Que disfruten de aquello en lo que han estado tanto tiempo volcados.

La carta de presentación del Miramar sugiere lujo por sí sola: en 13.000 metros cuadrados se reparten un total de 200 habitaciones. Las categorías se organizan en 29 suites (25 imperiales y 4 reales), 9.000 metros cuadrados de zonas ajardinadas con árboles centenarios, una gran terraza con vistas al mar, piscina, SPA, cinco espacios dedicados a gastronomía y restauración. El Miramar contará, también, con bodega propia y que se podrá visitar debido a su especial ubicación en el antiguo calabozo. Además, cuenta con zona de guardería, parking privado con servicio valet y salones de reuniones para albergar todo tipo de convenciones y grandes presentaciones.

La apertura definitiva está proyectada para el mes de marzo, aunque el 1 de enero, el establecimiento recibirá a los primeros clientes. El hotel ya cuenta con varias reservas anticipadas. Los primeros visitantes podrán disfrutar de un edificio que fusiona los estilos clásico y mediterráneo.