Tenía un acento andaluz suave y un tono de voz calmado que evidenciaba lo que luego descubría todo aquel que conocía a Manuel Grund Fuerte: que se trataba de una persona siempre atenta, educada y aunque muy sociable, sumamente discreta, poco amiga de los protagonismos.

El pasado 30 de diciembre fallecía de forma inesperada este malagueño afable y gran conversador que vino al mundo en enero de 1941, así que estaba a punto de cumplir 76 años.

Descendía Manuel Grund de la famosa familia de Hamburgo, asentada en Málaga hacia 1832, y cuyo miembro más conocido fue su tía bisabuela, Trinidad Grund Cerero del Campo.

Era el mayor de ocho hermanos y pasó la infancia en Ciudad Jardín. Estudió en el Colegio de las Mercedes y el bachillerato en el instituto Gaona. Y aunque en su familia nunca hubo antecedentes, en él surgió la vocación de ser marino mercante, así que cumplió su sueño después de formarse, primero en Náutica en Málaga y luego en Cádiz y Madrid, donde realizó los cursos de oficial y capitán, respectivamente. A bordo de barcos mercantes y petroleros navegó por toda Europa, África, Centroamérica y Sudamérica, y entre sus aventuras, aquella vez que quedó atrapado en los hielos cerca de Finlandia y cuando por muy poco atravesó el Canal de Suez poco antes de que se cerrara por un conflicto bélico.

El 5 de febrero de 1965 contrajo matrimonio con la madrileña Concepción (Conchita) Domingo, a quien conocía desde los 16 años. Fueron padres de dos hijos, Manuel y Eduardo (el prestigioso fotógrafo Eduardo Grund). Su familia se convirtió además en la primera en irse a vivir a la nueva urbanización de El Candado. «Había liebres, jilgueros, erizos, conejos....», recordaba de esos primeros tiempos Manuel Grund, en un reportaje de La Opinión sobre los orígenes del Candado publicado en la primavera de 2014, con motivo de los 50 años de la urbanización. «Seguimos siendo, a pesar del tiempo transcurrido, el pulmón verde de esta ciudad», planteaba.

Precisamente, el compromiso de Manuel Grund con la calidad de vida de los vecinos del Candado y la defensa del medio ambiente fue siempre firme y constante, y su caballo de batalla fueron los excesivos índices de contaminación de la vecina fábrica de cemento, cuyo emplazamiento en el casco urbano de Málaga siempre consideró un gran error.

Su carrera como capitán de la Marina Mercante concluyó a mediados de los 70, cuando quiso que sus hijos crecieran con una figura paterna al lado y no embarcada en alta mar. Manuel Grund se hizo entonces agente de la propiedad inmobiliaria, un trabajo en tierra firme en el que destacó por su brillantez. Quizás su gestión más conocida sea la llegada del Corte Inglés a Málaga pero también puso en marcha el centro Entreplazas y el Castillo de Santa Clara, los dos en Torremolinos; las urbanizaciones Benalmar y Campo Mijas y el centro comercial Marbell Centre.

De profundo sentimiento religioso, era miembro de Renovación Carismática y la Adoración Nocturna. Su hermana Gema destaca de él sus valores, la sociabilidad y educación, y la rara virtud de que no hablaba mal de nadie.

Manuel Grund tuvo en los últimos tiempos la alegría de sumar a su nieta Raquel un segundo nieto, Eduardo, que hoy tiene dos años. Su viuda, Conchita, y toda su familia se encargan ya de mantener en el recuerdo a este malagueño noble, bueno y discreto que siempre luchó por sus principios y el interés general.

Descanse en paz.