Como durante siglos hizo la Humanidad, el Jardín Botánico Histórico de La Concepción sigue el ritmo de las estaciones y para dejar constancia de su riqueza y darla a conocer, desde hace años la famosa finca dedica cada mes del año a una planta que abunda en esa época.

El 2016 que nos acaba de dejar comenzó con una planta discreta, la rafidofora (Rhaphidophora decursiva), que crece por los árboles del jardín histórico pues se trata de una planta trepadora de grandes hojas (pueden alcanzar los 70 centímetros) y base en forma de corazón.

La medicina tradicional la ha empleado para combatir las fracturas, las inflamaciones, los catarros, la malaria y, puesto que viene de la India, las mordeduras de serpientes.

La planta de febrero, el senecio (Roldana petasitis), la podemos encontrar en la parte americana de La Vuelta al Mundo en 80 Árboles. Su nombre científico hace referencia a Roldán Otumbesi, un héroe de guerra mexicano y en cuanto a petasitis, es una palabra de origen griego que hace referencia a un sombrero, por el tamaño de sus hojas. Son muy llamativas también sus flores amarillas, muy parecidas a las margaritas.

En marzo el protagonista fue el olmo. Pese a que se habla mucho de la desaparición de los olmos por una plaga, en La Concepción hay hermosos ejemplares de este árbol clásico y de porte elegante, con el característico tronco gris parduzco y agrietado. Tiene hojas de forma ovada y las flores son pequeñas, verdosas y aparecen en grupos. La madera, resistente al agua, se ha usado mucho en las construcciones navales y para las ruedas de los carros.

El cuarto mes del año estuvo representado por la bulbine, una planta herbácea sudafricana que juega un buen papel en la jardinería porque, gracias a sus raíces, se expande con mucha facilidad y forma una masa, con lo que es muy apreciable para cubrir zonas.

Las flores pueden ser amarillas o anaranjadas y crecen en racimo. Florece en primavera y es una planta que se desarrolla con rapidez.

El mes de las flores tuvo como protagonista una de las más bellas, aunque florezca sólo unos días. En cualquiera de sus dos variedades, Dietes grandiflora o Dietes bicolor, la dietes viene cargada de hermosura. Natural de Sudáfrica, florece entre primavera y verano y en abundancia, lo que compensa la fugacidad de su floración. Crece tanto al sol como en semisombra, aunque necesita mucho riego.

La cola de camarón fue la escogida para el mes de junio. Se trata de un arbusto mexicano con una vistosa florescencia en espiga en las que las flores están protegidas por unas brácteas rojizas. La medicina tradicional mexicana la emplea para curar heridas y problemas gastrointestinales.

Como el lirio de los incas o la azucena de Quito es conocida también la planta de julio, la alstroemeria, cuyo nombre científico (Alstroemeria pelegrina) procede del naturalista sueco Claes Alstroemer. La planta se conoce en Málaga al menos desde 1789, cuando se localiza en un jardín botánico de la calle de la Victoria.

La planta de agosto le sonará a muchos lectores por la facilidad con la que se propaga: la ipomoea (nombre científico, Ipomoea cairica, en alusión a El Cairo, porque es de origen africano). Las flores en forma de campana pueden medir hasta siete centímetros. Para desarrollarse necesita un poco de humedad.

En septiembre el protagonismo fue doble: sendas palmeras del género Dypsis (Dypsis decaryi y Dypsis lutescens) de Madagascar, que se encuentran en peligro de extinción en su isla de origen. La primera de ellas tiene una curiosa forma triangular y necesita sombra, mientras que la segunda, muy popular como planta de interior, es conocida como la palma de los frutos de oro por su color amarillo.

El décimo mes del año tuvo a la cica circinalis como protagonista, una joya prehistórica presente ya en la Tierra hace más de 150 millones de años y que suele confundirse con una palmera. Los ejemplares machos tienen una piña de medio metro en el centro con unas semillas amarillas muy venenosas que pueden matar a animales. Los ejemplares femeninos llevan las semillas en la parte superior del tronco.

La planta de noviembre vino repleta de los colores del otoño: el liquidámbar, un árbol que abunda en la zona este de Norteamérica (de Guatemala a Connecticut), famoso por el continuo cambio de color de sus hojas, antes de caer. Es un árbol que puede alcanzar los 40 metros de altura y del que el jardín conserva un ejemplar.

La última planta del año, la protagonista de diciembre, es un clásico de las calles de la ciudad y de La Concepción: el naranjo amargo (Citrus x aurantium), el de las famosas naranjas cachorreñas, con la que se realiza la tradicional sopa cachorreña de Málaga. En este 2017 La Concepción ya prepara los doce protagonistas del año.

Enero | Trepadora de Oriente

Bajo los grandes árboles del jardín histórico de La Concepción podemos encontrar la rafidofora, una planta perenne trepadora procedente de la India, Sri Lanka y Mianmar (la antigua Birmania) a la que le gustan los lugares sombríos y húmedos para desarrollarse. Produce una inflorescencia en forma de espiga con numerosas flores, protegida por una hoja modificada a modo de bráctea.

Febrero | El geranio de California

El senecio o geranio de California es una planta que llegó a España en 1790 gracias a Francisco Gil, Virrey del Perú, que envió unas semillas al Botánico de Madrid. Ofrece una espectacular floración en invierno por sus ramilletes de flores amarillas. Lo llamativo de las hojas del senecio es que son de color verde claro pero tienden a ponerse rojas cuando el frío arrecia.

Marzo | El árbol hendido por el rayo

Antonio Machado dedicó unos versos inolvidables «Al olmo viejo, hendido por el rayo», al que las lluvias de abril habían hecho reverdecer. Originario de Europa y próximo a las riberas de los ríos, puede alcanzar los 30 metros de altura. En La Concepción se encuentran olmos en muchas partes del jardín, entre ellas en La Vuelta al Mundo en 80 Árboles y hay un buen grupo cerca de la escuelita.

Abril | La delicadeza es amarilla

El parecido de sus hojas con las de la cebolla es lo que ha hecho que esta planta herbácea, originaria de Ciudad del Cabo, se llame bulbine. Las flores nacen en un racimo, son pequeñas y tienen seis pétalos, casi siempre de color amarillo. La bulbine tiene fama de curar algunas enfermedades de la piel. Puede encontrarse en La Vuelta al Mundo en 80 Árboles y en el Paseo de Hibiscos.

Mayo | Belleza intensa pero fugaz

Apenas unos días dura la bellísima flor de las dietes (Dietes grandiflora y Dietes bicolor), plantas perennes de origen sudafricano. En La Concepción se encuentran dietes de estas dos especies entre el invernadero antiguo y la alberca junto al Paseo de Hibiscos así como en la parcela sudafricana de la Rocalla de la Biodiversidad.

Junio | De México viene el camarón

En La Vuelta al Mundo en 80 Árboles puede encontrarse el arbusto mexicano conocido como cola de camarón, de curioso nombre científico, Justicia bradegeeana, en honor de los botánicos James Justice y Townshend. S Brandegee. Lo más llamativo de esta planta es la espiga de inflorescencias, unas flores protegidas por vistosas brácteas rojizas. Exotismo de primavera a otoño.

Julio | La flor preferida de los incas

Procedente de Chile y Perú, la alstroemeria también es conocida como el lirio de los incas y la azucena de Quito, nombres muy poéticos para una planta herbácea perenne, con unas flores preciosas, de color crema pero perladas de manchas rosas o marrones. Acaban de introducirla en La Vuelta al Mundo en 80 Árboles.

Agosto | Campanas veraniegas

La ipomoea, con sus lucidas flores en forma acampanada y color morado o lila se propaga con mucha facilidad, así que puede verse en bastantes rincones templados del mundo e incluso convertirse en una especie invasiva. En La Concepción se encuentra en la Rocalla de la Biodiversidad, cerca de la entrada del jardín botánico.

Septiembre | Palmera en peligro de extinción

Dos especies del género Dypsis (Dypsis decaryi y Dypsis lutescens), procedentes de la isla de Madagascar y en peligro de extinción en la isla protagonizaron el mes de septiembre en el jardín. Las dos especies cuentan con las hojas pinnadas, flores unisexuales y se encuentran en la zona del Mapamundi de las Palmeras.

Octubre | La prehistoria en el jardín

La cica elegante, cica de hojas largas o palmera helecho en realidad ni es una palmera ni un helecho. Natural de la India e Indonesia, esta planta es casi un monumento vivo de la arqueobotánica porque ya estaba presente en la era Mesozoica, hace más de 150 millones de años. El jardín cuenta con una cica centenaria con varios troncos cerca del estanque del Tritón.

Noviembre | La consagración del otoño

Uno de los árboles más clásicos del otoño en Nueva Inglaterra y todo el este de Norteamérica. En La Concepción hay un ejemplar en la Vuelta al Mundo en 80 Árboles. Debe su fama a que en esta época del año cambia de color: del verde al amarillo, luego al naranja y antes de caer, el rojo. El origen de su nombre proviene de la resina color ámbar que brota de su corteza agrietada.

Diciembre | Las naranjas más a mano

En las calles de Málaga y en muchas zonas de La Concepción abundan los naranjos amargos, un árbol introducido en Europa por los árabes con el famosísimo fruto, rico en azúcares, vitaminas A, B, C y E, fósforo, hierro y potasio. El gran error de muchos visitantes extranjeros es confundir los naranjos de las calles malagueñas con naranjos dulces. Al probar las naranjas caen en la cuenta.