­La situación económica progresa adecuadamente y este crecimiento que se aprecia en el consumo y en la creación de empleo también tiene su reflejo en las ayudas que concede la Junta para que las familias puedan pagar el comedor escolar de sus hijos. Pese a que son menos que el año anterior, aún tres de cada cuatro escolares necesitan de una subvención para poder comer en el colegio a diario. Tras la vuelta de las vacaciones de Navidad, 50.805 alumnos acuden a los 330 comedores escolares de los centros públicos de la provincia de Málaga.

La Delegación Territorial de Educación informa que de ellos, el 75,5% goza de alguna subvención sobre el importe del servicio, bonificación que asciende al 100% en más del 47% del total, esto es, para algo más de 24.000 escolares. Están exentas de pago del comedor las familias con mayores dificultades económicas, además del alumnado que tiene que salir fuera de su localidad de residencia para asistir a su centro docente, así como aquellos que, por motivos familiares, se encuentren en situación de dificultad social extrema o riesgo de exclusión (se incluyen aquí los hijos de mujeres víctimas de violencia de género).

La Junta fija un precio público homogéneo de 4,50 euros diarios el menú, que permanece invariable desde el año 2009, y sobre el cual se aplican los diversos porcentajes de subvención.

Un centenar de comedores cuentan con cocinas in situ, mientras que en el resto de los casos, la prestación del servicio se encuentra adjudicada a diversas empresas del sector, especializadas en distribución de menús a través de la línea fría.

Estándares de calidad

Los comedores escolares de los centros públicos andaluces promueven una alimentación saludable que está supervisada por nutricionistas y que, entre otros aspectos, se caracteriza por una mayor proporción de verdura en los menús, fruta fresca como postre al menos cuatro días a la semana y el uso de aceite de oliva virgen extra.

En la dieta debe haber más pescado que carne, que debe ser magra y se prohíben los alimentos precocinados y se limitan los fritos.

Uno de los aspectos básicos a la hora de elaborar los menús escolares es cubrir los requerimientos de energía y nutrientes, teniendo en cuenta la edad y el sexo de los escolares a los que va destinado el menú en el momento del servicio. En este sentido, el aporte energético y de nutrientes, correspondiente a la comida del mediodía, debe de ser entre el 30-35% del total de las necesidades diarias.

La cantidad de las raciones se ajustan a la edad del niño, evitando poner cantidades insuficientes o excesivas de alimentos. Los alimentos servidos en los comedores escolares proporcionan una comida agradable y completa a los usuarios del servicio, en cantidad suficiente. Los alimentos que se utilizan para confeccionar los menús presentan calidad higiénica a través de la gestión de la seguridad alimentaria del alimento. Esto supone el desarrollo y seguimiento de unas Buenas Prácticas de Higiene y Manipulación de alimentos al objeto de evitar su contaminación biológica, química y física desde la compra hasta el consumo, así como de todo el proceso de elaboración; calidad nutritiva (aporte adecuado a la ingesta diaria recomendada de nutrientes, adecuación calórica y los requerimientos especiales de colectivos indicados anteriormente.) y calidad organoléptica (color, olor, sabor, aspecto, temperatura y consistencia).

Los comedores escolares son un servicio complementario que resulta de gran utilidad a los padres para ayudarles a conciliar la vida laboral y familiar.