«No acabo de entender el abandono de la cueva. Para mí no está justificado puesto que es un Bien de Interés Cultural abierto al público y en activo y que recibe subvenciones », resume Manuel Laza Zerón, uno de los copropietarios de la Cueva del Tesoro, que está alquilada al Ayuntamiento del Rincón de la Victoria desde 1991.

Quince meses después de la última visita con La Opinión, Manuel Laza vuelve a denunciar la falta de mantenimiento y control de esta cueva de origen marino, la única de su tipo visitable en Europa, habitada por Homo sapiens y neandertales hace 30.000 años y que cuenta con pinturas rupestres.

«La desatención prácticamente se inicia desde el principio, desde el año 91, porque el Ayuntamiento, y esto no es achacable a mala intención de nadie, puso una iluminación cálida que provocó mal verde, unos hongos que se comen la piedra», destaca.

Durante la pasada legislatura, bajo el gobierno del PP, el mal verde fue erradicado salvo en dos puntos, pero la falta de control ya ha hecho que haya aparecido un tercero, entre las salas de la Virgen y del Águila.

Lo que parece que continúa, gobierne quien gobierne -y ahora lo hace una coalición formada por PSOE, IU y Ahora Rincón- es una colección de despropósitos como la oxidación generalizada de las barandillas de seguridad, que además de que muchas de ellas se bamboleen, y falten trozos, algunos de los tramos están tan oxidados que el visitante, si pasa la mano, corre el riesgo de cortarse.

Además, en varios rincones de la cueva hay cables sueltos, recipientes rotos y hasta una escalera almacenada en una de las cavidades. Y todavía puede verse la base sin retirar y medio rota de un antiguo bafle, resto de los espectáculos de luz y sonido que ofrecía la Cueva del Tesoro hace cuarenta años.

Otro de los problemas pendientes son las filtraciones de agua a causa del riego de los jardines de la entrada. Se trata de unos terrenos cedidos por el investigador Manuel Laza Palacio, padre de Manuel, al Ayuntamiento del Rincón, pues la familia sólo se quedó con la propiedad de la cueva en sí y no con su superficie. «Los charcos se deben a que, en lugar de poner olivos, árboles de secano, que es lo que había aquí, el Ayuntamiento puso árboles de regadío», critica el copropietario, que junto a sus hermanas recibe 340 euros al mes por el alquiler.

Pero lo que ahora preocupa a Manuel Laza, que visita la cueva todas las semanas, es la constatación de que alguien pica las paredes del BIC, por supuesto a su libre albedrío. «Están picando las paredes, es algo que detecto semana tras semana. Estamos hablando de expolio».

Por eso, vuelve a reclamar que la dirección de la Cueva del Tesoro recaiga en manos de un profesional, de un arqueólogo. «Aquí falta vigilancia. Es que la clave fundamental es que esto es como un museo y lo tiene que dirigir un especialista con titulación», subraya.

Cesión gratuita rechazada

Cuestión aparte es la costosa expropiación de la Cueva del Tesoro en la que desde 2009 se ha embarcado el Ayuntamiento del Rincón. Después de proponer que una comisión de tres académicos ­-uno de ellos nombrado por el Consistorio- acordara el justiprecio, que tasó en 4,8 millones de euros, ahora lo ve excesivo y recurrirá a la Justicia.

Al respecto, Manuel Laza recuerda que ya en 2006 ofreció al entonces Ayuntamiento socialista la cesión gratuita de la cueva, a cambio de crear una fundación, con presencia de la familia a título honorífico, propuesta desestimada porque por entonces el equipo de gobierno prefería el control único del BIC.

«Esa oferta la sigo manteniendo, igual que mantengo la propuesta de un contrato por 50 ó 100 años por las actuales condiciones, que se la hice el año pasado a la alcaldesa, Encarnación Anaya, y en su día al anterior alcalde, Francis Salado. El Ayuntamiento es el que inicia la expropiación y aparca estas dos ofertas», lamenta el copropietario.

Respuesta del Ayuntamiento

Javier López, concejal de la Cueva del Tesoro, informó el pasado viernes a este diario de que ya cuentan con el visto bueno de la Junta para hacer «pequeños arreglos». Además, explicó que está listo un proyecto técnico para el arreglo de las barandillas a la espera de la autorización autonómica. «El siguiente paso será el cambio de luces», explicó.

El concejal mostró su extrañeza por la denuncia de que se piquen las paredes, «porque las visitas están muy restringidas», y señaló que posiblemente sean de otra época. Con respecto a la oferta de cesión gratuita a cambio de crear una fundación dijo desconocerla. «Primero tiene que ofrecerlo y luego el equipo de gobierno lo estudiará».

Barandillas oxidadas

La mayoría de las barandillas del trayecto se encuentran oxidadas y con la fijación inestable. En algunos tramos se han tapado con cinta aislante.

Agujeros sospechosos

La familia propietaria de la cueva denuncia que hay indicios de que alguien está picando recientemente por su cuenta algunas paredes.

Vuelve el mal verde

Pese a que se erradicó esta plaga de hongos, la persistencia de la luz cálida ha provocado que aparezca un tercer foco en otra parte del BIC.

Cables y despojos

En algunos rincones de la Cueva del Tesoro pueden encontrarse cables amontonados y algún envase roto.

Almacén peculiar

Una de las cavidades del BIC sirve para guardar una escalera.