­Se preveía un volumen de apartamentos casi inabarcable. Y, por ahora, los datos, al fin a la vista de la administración, no decepcionan. La puesta en marcha del decreto que regula el alquiler turístico, que en Andalucía entró en vigor en mayo del pasado año, ha servido para empezar a poner luz y taquígrafos a un negocio, el de las viviendas vacacionales, que muchos ya situaban entre los más importantes de cuantos han animado el mundo de la hostelería en el último lustro.

Al margen de los arrendamientos que han optado por desafiar a ley y continuar fuera de la normativa, y a los que la Junta ha declarado la guerra a través de plataformas como Airbnb, el sector va engrosando su salto a la legalidad con una lluvia de nuevas referencias casi diaria. En la provincia de Málaga son ya 10.463 viviendas las que han seguido hasta el final con el proceso y cuentan con autorización para lanzarse al mercado. Un permiso establecido como requisito previo para poner orden en el negocio y que garantiza, frente a las triquiñuelas de la clandestinidad, el cumplimiento de una serie de obligaciones mínimas frente a la clientela. Entre ellas, el contar con un apartamento perfectamente acondicionado y provisto de servicios sanitarios e informativos.

El ritmo alcanzado en la presentación de nuevos solicitudes, que en la Costa del Sol asciende a una media de 1.500 expedientes al mes, permite intuir la fortaleza con la que se ha aposentado en zonas como Málaga esta modalidad de alojamiento. Las viviendas vacacionales están de moda. Y la prueba está en puntos como la provincia, que concentra el 62 por ciento de los pisos dados ya de alta (la cifra total en Andalucía es de 16.841). Es más: si se mantiene la pauta evolutiva la Costa del Sol llegará en mayo a sumar más de 15.000 alquileres oficiales en apenas doce meses.

Los números hablan, sin duda, de un sector ya maduro y fuertemente profesionalizado, que había recorrido mucho camino, y pese al intrusismo, con anterioridad a que la ley le ofreciese amparo. La salida oficial del limbo jurídico no ha restado, ni mucho menos, a la demanda, que sigue su curso, avanzando a una velocidad que no tiene nada que envidiar a la del conjunto de la industria y sus recientes hitos turísticos. Así lo refleja el portal de venta especializado Vacaciones-España.es, que percibe una continuidad respecto a los resultados del pasado ejercicio. Al igual que en el resto de la industria, en el alquiler vacacional no habrá paso atrás en 2017. De hecho, las reservas apuntan alto, superando las contabilizadas en el mismo periodo del curso finalizado.

La línea ascendente se nota. Y en puntos como Málaga, que se encuentra entre los destinos más solicitados, aparece ya un incremento del 5 por ciento en solicitudes respecto a 2016. A pesar de contar únicamente con siete meses de vida legal y plenamente asistida, el mundo de las viviendas turísticas sabe dónde comparar. Y defiende que son los puntos costeros los que soportan el grueso de la demanda -la Costa del Sol, Gerona, Barcelona y Alicante, principalmente-.

Un buen ejemplo es el de Málaga capital, que ha pasado en menos de una década de no disponer apenas de plazas de apartamentos a cambiar la fisonomía de muchos barrios para adaptarse a las exigencias de este nuevo formato. En el caso de la ciudad, el negocio ha servido como vía para dar salida al colapso inmobiliario. Y, además, en tiempo récord, consagrando bloques enteros y multiplicado referencias a un ritmo a la altura de destinos como Madrid o Barcelona. La consecuencia negativa está en el aumento de los precios, que se ha disparado en zonas como el centro histórico. Las cifras son tajantes. Y, para colmo, se repiten. De acuerdo con los informes periódicos de portales como Infocasa o Idealista, Málaga ya es, junto a Marbella, el punto de Andalucía en el que menos económico resulta vivir de alquiler. Con una subida de las rentas muy superior a la media nacional.

Regulación

El decreto aprobado por la Junta de Andalucía, que es una de las pocas comunidades autónomas que ha resuelto el encaje del alquiler vacacional en la legislación, obliga a los propietarios a inscribir su vivienda en un registro especializado. Entre los requerimientos insoslayables para obtener la autorización figura el de disponer de aparatos de climatización en todas las estancias, botiquín de primeros auxilios e información turística del destino, además de equipamiento completo, incluido menaje y toallas.