Una carrera cuerpo a cuerpo, pero con ruptura con la establecida en 2015, aunque sin tendencia a soltar amarras con el bipartidismo. Las elecciones en Málaga concluirían con un escrutinio que colocaría al PP como fuerza más votada, aunque empatado en diputados con el PSOE, que ocuparía la segunda posición. Mientras que los nuevos partidos no logran apenas despegar de sus posiciones iniciales, se confirma que no habría una ruptura en canal con en el reparto de fuerzas en la provincia en lo que a los perseguidores se refiere. Podemos se adueñaría de la mayor parte del resto del pastel por delante de Ciudadanos y de IU. Al menos, según refleja la encuesta desarrollada por Celeste-Tel para La Opinión de Málaga y el Diario de Jaén.

Con un aval de 400 encuestas telefónicas, en el caso de que ahora hubiera unas elecciones autonómicas, el PP desbancaría a los socialistas como primera fuerza más votada si se compara con el resultado de las últimas elecciones autonómicas. Tal vez debilitado electoralmente por la situación política a nivel nacional, la encuesta refleja un cambio que deja al PSOE sin poder revalidar su triunfo en 2015. El PP se colocaría en punta obteniendo un 30,1% en intención de voto. En el reparto de los 17 diputados que le corresponden a Málaga, los populares se quedarían con seis, sumando así un nuevo representante con respecto a 2015. La orientación prevista por la encuesta concuerda con lo barruntado por su presidente al frente, Elías Bendodo, quien ha asegurado en reiteradas ocasiones que el PP está en disposición de ganar en Málaga y convertirse en punta de lanza para un posible gobierno de Juanma Moreno en Andalucía. La encuesta, como se ha mencionado, vaticina a un PSOE con menos votos pero que podría mantener los seis diputados que obtuvo en 2015. El baile en porcentajes es apenas acentuado y los socialistas pasarían de un 30,1% al 29% en intención de voto. Unos datos que dan un resultado que tiene una diferente lectura en función de qué peso se le otorga a la actual situación convulsa que vive el partido a nivel nacional.

Despojado del efecto de la novedad, ni Podemos ni Ciudadanos lograrían ascensos definitivos. En el caso de la formación morada, el porcentaje en intención de voto se mantiene en un 15% y la formación que lidera en Andalucía Teresa Rodríguez podría contar de nuevo con tres diputados malagueños.

Málaga depararía también un registro similar al del 2015 para Ciudadanos. La tendencia al estancamiento se ratifica con un 11% en intención de voto, el mismo que ya obtuvo en los últimos comicios autonómicos. La formación naranja se quedaría con dos diputados. El arco parlamentario, a escala provincial, lo cerraría de nuevo Izquierda Unida. Debilitada electoralmente por Podemos, a falta de saber si repetiría de nuevo con la formación morada, por solitario obtendría solo el 5,7% de los votos emitidos por los malagueños. Una fagocitación que les dejaría con un solo representante.

El baile, en cantidad de votos, se reparte de la siguiente manera entre el PP y el PSOE. Los populares obtendrían unos 184.914 votos frente a las 178.914 papeletas depositadas para el PSOE. En 2015, los socialistas pudieron recabar unos 202.302 votos. Podemos se haría con 97.230 votos, por delante de los 67.350 de Ciudadanos. En cuanto a los nuevos, la hegemonía de Podemos se afianza. IU, en último lugar, solo obtuvo 34.875 votos.