Dos visiones opuestas del mundo del arte en Opuestos, las obras de dos artistas que sólo comparten apellido, Gabriel López e Isabel López, además de la querencia por la vanguardia y el que sean miembros de Aplama, la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga. En el caso del valenciano Gabriel López, afincado en Málaga desde 1991, hace un año que este bancario prejubilado se sintió deslumbrado por la encáustica gracias a una profesora de la materia. Se trata de una milenaria técnica artística que emplea cera de abeja fundida con un soplete.

Milenaria porque, como explica, «viene de los griegos, que al principio la usan para proteger los cascos de los barcos, luego pasa a Egipto, a los famosos retratos de El Fayum, más tarde a los romanos y tras siglos de olvido, en el XX lo recuperan pintores americanos.

Con la encáustica, Gabriel trabaja con una tabla de madera, «que se prepara con cera de abeja, a fuego con un soplete, la cera se derrite y con pigmentos vamos creando nuestros propios colores y pinto sobre esa capa». Los resultados han hecho que el artista, para el que esta es su primera exposición, haya abandonado la pintura realista, casi hiperrealista, y se haya embarcado en la abstracción.

Esta antigua técnica, además, le permite jugar mucho con las texturas de sus obras. «El resultado puede tener relieve, puede ser más fino, tiene muchas posibilidades. En todo caso todo empieza con un dibujo previo a lápiz», destaca.

Isabel López

La parte opuesta de la exposición es la obra de la malagueña Isabel López, licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada y especializada en Historia del Arte por la Universidad de Murcia. Esta artista, dedicada profesionalmente a la enseñanza, cuenta que su vocación surgió desde niña.

Para esta muestra expone una instalación artística de seis piezas y una piel de animal en el suelo, que se complementa con la reproducción reducida de un cuadro de Rembrandt, germen de la obra. Se trata del famoso Buey desollado, pintado en 1655 y que se encuentra en el Louvre, del que pintores modernos como Baco o Soutine también han hecho su versión.

La pintora ha querido ofrecer una versión moderna de los vanitas del barroco que reflexionan sobre la brevedad de la vida. Por eso, tres de los cuadros, sin marco y que forman parte de una serie más amplia titulada Salvando el pellejo, evocan pieles de buey hechas con pedazos de papel, además de «nogalina, tinta, acrílico, incluso sal». Y la falta de marco porque, como explica, «he querido simular pieles colgando, incluso que se muevan un poco».

La instalación se completa con dos versiones del cuadro de Rembrandt, la primera más figurativa y la segunda «con otro lenguaje más diferente, abstracto expresionista» .Para la profesora, sus obras son «una manera de comunicarte». La exposición, hoy, de 10 a 13.30 y de 17 a 20 horas. Y el próximo lunes, último día, en horario de mañana.