Los abuelos de los abuelos de cualquiera de las familias malagueñas que conforman ahora mismo la provincia pudieron haber vivido junto a sus hijos. Pudieron, incluso, criar a sus nietos y verlos crecer a diario, despedirlos cuando decidieran formar una familia y dejar un hueco irremplazable en el hogar el día de su marcha.

Generaciones anteriores, albumes de fotos y hasta series recuerdan que hace unos años los elementos del mobiliario de un hogar tenían nombre. «El sillón de papá» o «La silla del abuelo» y el lugar de cada miembro de la familia en el sofá estaba acordado. Hoy día, son afortunados los pequeños que pueden disfrutar de sus abuelos cada día y resultan extrañas las familias de más de cuatro miembros. No es tan chocante, sin embargo, que ancianos vivan solos en casa o que un joven de más de treinta años resida junto a sus padres a la espera de encontrar piso, trabajo o cualquier razón de fuerza mayor que le permita independizarse.

Divorciados, casados o personas que comparten piso también conforman la jungla de hogares que componen la provincia. Destacan los adultos que viven solos junto a sus hijos y las parejas a las que separan cientos de kilómetros y que aún no han encontrado la voluntad para dejarlo todo atrás y comenzar algo juntos.

Las copiosas cenas con más de cuatro miembros de la misma familia alrededor de la mesa han quedado relegadas a ocasiones especiales. El café, las largas sobremesas o las conversaciones de abuelos a nietos parecen tener los días contados. Las familias españolas y, por ende, los hogares malagueños sufren los cambios de una sociedad que responde, cada vez más, a valores y comportamientos individualistas.

El aumento de la soltería, un mayor número de hogares unipersonales, el descenso de la fecundidad o el aumento de la esperanza de vida han dado a luz a nuevos tipos de familia. Ahora, los hogares monoparentales, las familias unipersonales o el descenso del número de matrimonios marcan los ritmos demográficos. Así lo reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE ) que en el año 2015 cifraba el tamaño medio de los núcleos familiares españoles en 2,51 personas mientras que en década de los 70 el número medio de personas por hogar rondaba los 3,8 .

En la provincia destacan , por ejemplo, el número de hogares unipersonales que en el año 2015 ascendió hasta los 126.000 y los hogares monoparentales que sumaron un total de 63.400 familias.

A pesar del incremento del número de hogares con menos integrantes, el número de parejas que conviven juntas con algún hijo se situó hace dos años en 197.200, siendo los núcleos familiares con dos hijos los más habituales entre los malagueños. Sin embargo, según el profesor de Sociología de la Universidad de Málaga, Luis Ayuso, a pesar del descenso del número de personas que integran la familia, España sigue siendo uno de los países desarrollados que sigue manteniendo valores familiaristas: «Evidentemente las cosas están cambiando pero en España tenemos más familiarismo que en otros países de Europa como Alemania donde no llegan ni a las dos personas por hogar» asevera.

Asimismo, el docente afirma que aunque el progreso de la sociedad malagueña es bastante «predecible» atendiendo a los actuales ritmos de vida, estos cambios tienen como muestra principal el aumento de los hogares conformados por una sola persona, en su mayoría, ancianos. «A los mayores no les gusta estar solos, este hecho se debe al proceso de individualización que está sufriendo la sociedad ahora mismo y que supone que la gente desarrolle una mayor autonomía; la gente quiere ser autónoma», explica y añade que: «Los ancianos no quieren estar en residencias y antes de eso prefieren estar solos y valerse por sí mismos».

El incremento de la soltería también podría influir en el aumento del número de familias unipersonales, sin embargo, Ayuso asegura que la mayoría de los malagueños sin pareja prefieren convivir con sus padres antes que compartir piso con amigos o personas desconocidas. «En Francia muchos jóvenes se van a vivir con sus amigos cuando cumplen 20 años, aquí el hecho de compartir piso se entiende como algo más temporal», dice. En este sentido, el número de hogares malagueños conformado por personas que no componen un grupo familiar entre sí en 2015 fue de 12.500 mientras que las parejas que convivieron juntas sin el deseo inmediato de ser padres fue de 93.100. En España, este último fenómeno familiar recibe el nombre de «dinks» y, actualmente, según el INE existen en España cuatro millones de hogares de este tipo. «Ante el hecho de tener o no tener hijos habría que preguntarse ¿por qué se tienen hijos hoy día? Antes las familias tenían hijos como un valor de futuro ante la vejez sin embargo en la actualidad los hijos se tienen por una cuestión emocional más que racional. De hecho, si se pensara tener hijos de forma racional nadie los tendría porque no se da una situación propicia», asegura Ayuso que sostiene que no tener hijos no se trata de un acto de egoísmo sino que «los malagueños quieren decidir cuándo quieren ser padres». Así, con respecto a la pérdida de valores familiaristas, el sociólogo asegura que Málaga sigue manteniendo muchos de los antiguos valores tradicionales en comparación con otras ciudades de países desarrollados. Aunque según el último barómetro de familias del CIS, un 52% de los españoles considera que las nuevas tecnologías o aplicaciones como el Whatsapp han podido influir negativamente en la relación entre los miembros de las familias disminuyendo, por ejemplo, el tiempo que pasan juntos.

Matrimonio

Hace unas semanas el INE sorprendía a los medios locales y nacionales con la noticia de que en los últimos años había descendido el número de matrimonios religiosos siendo Jaén la única provincia española en la que este tipo de unión sigue superando a los matrimonios civiles. En Málaga desde el mes de enero de 2016 hasta el sexto mes del año se produjeron un total de 2.213 matrimonios siendo junio el mes más prolífico en relación a las nupcias con un total de 701 matrimonios frente a los 178 enlaces que tuvieron lugar durante el mes de enero. Asimismo, la forma de celebración del matrimonio más habitual suele ser a través de lo civil con un total de 1.704 parejas de diferente sexo que se casaron a través de este modo mientras que solo 477 parejas pasaron por la Iglesia.

Con respecto al número de matrimonios homosexuales en la provincia; solo 147 se celebraron durante el año 2015 en Málaga mientras que en Andalucía fueron 575 los enlaces entre personas del mismo sexo del total de 29.941 bodas que tuvieron lugar durante todo el ejercicio.

«La sociedad española y las sociedades modernas están inmersas en un periodo de secularización y este proceso afecta a los matrimonios», comienza a explicar Luis Ayuso que sostiene que no se debe enfocar este hecho en la idea de matrimonios religiosos o civiles sino en el hecho de que la edad del matrimonio se sigue retrasando tanto que, incluso, muchas parejas optan por no casarse. «Un sociólogo francés aludía mucho a una idea y es que antes el matrimonio era el primer plato que te permitía acceder a las relaciones sexuales completas, a la posibilidad de tener hijos o a alcanzar cierto estatus social y actualmente es un postre opcional», dice. A pesar de que el número de matrimonios está disminuyendo, Ayuso asegura que los malagueños no han dejado de pensar en los enlaces. «No hay un rechazo total», confiesa. «De hecho, es que en comparación con otros países en España el retraso del matrimonio no va en paralelo con el aumento de la cohabitación. En España la gente retrasa mucho el matrimonio porque viven en casa de sus padres y separados», recuerda el profesor de la UMA.

Mientras, cualquiera de sus vecinos continuará con sus vidas. La familias están cambiando al igual que los propios ritmos de vida y Málaga avanza en ese desarrollo al tiempo que continua creyendo en valores tradicionales, propios de los núcleos familiares que conformaron la provincia años atrás.