Los agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en Málaga han pillado in fraganti a dos ciudadanas italianas que vendían trozos de columnas de la Villa Adriana, ubicada en Tívoli (Italia), por internet, con lo que consiguieron abortar sus intenciones.

La Sección de Delitos contra la Ordenación del Territorio, Patrimonio Histórico y Medio Ambiente de la Fiscalía de Málaga ha abierto unas diligencias de investigación para determinar si se ha producido un delito de apropiación ilícita de bienes culturales pertenecientes al Estado, aunque al tratarse de delitos cometidos en Italia «y siendo los presuntos responsables ciudadanos italianos» ordena que se remita la investigación al Servicio de Cooperación Jurídica Internacional para que informe sobre el procedimiento a seguir o adoptar las medidas oportunas, que seguramente concluirán con el envío del asunto a un juzgado del país transalpino.

Los agentes detectaron un anuncio de venta de trozos de columnas romanas en una conocida web de compraventa de todo tipo de objetos, contactaron con ellas haciéndose pasar por compradores interesados en estas joyas del patrimonio histórico y pudieron localizarlas y determinar la posible comisión de un delito.

La Guardia Civil considera que se podría haber cometido la sustracción de material arqueológico del complejo Villa Adriana, ubicado en la localidad italiana de Tívoli por parte de dos súbditas naturales de aquel país.

El complejo, «convenientemente catalogado y protegido, está compuesto por más de 30 edificios, siendo uno de los complejos arqueológicos romanos más famosos y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco», considera la Fiscalía en su decreto.

Las dos mujeres habrían cometido un delito de apropiación ilícita de bienes culturales pertenecientes al Estado de los artículos 173 y 176 del Real Decreto Legislativo del 22 de enero de 2004 de Italia o, en su defecto, un ilícito de receptación del artículo 648 del Código Penal italiano.

Fue el emperador Adriano el que construyó esta villa como lugar de descanso y, desde ella, gobernó el imperio. Allí pasó la última parte de su vida acompañado de una gran corte.Una treintena de edificios

La villa la componen una treintena de edificios. Se trata de una ciudad con termas, teatros, templos, bibliotecas y diversos alojamientos. El recinto, en total, ocupa unas 120 hectáreas y fue usado por algunos de los sucesores de Adriano, aunque con el paso de los años cayó en desuso y fue saqueada.

Según la web Italia.it, en la villa se pueden admirar el Pecile, «un enorme jardín rodeado de un pórtico con una piscina central que se utilizaba para disfrutar de los paseos tanto estivales como invernales; el Canopo, un largo curso de agua adornado con columnas y estatuas que culmina en un templo cubierto con una cúpula gallonada, las ruinas de dos espacios termales: las Termas Grandes y las Termas Pequeñas, estas últimas dotadas de un frigidarium al aire libre y de una sala redonda con cúpula de cajetones en la que se abrían cinco grandes ventanas. Decorados con preciosos estucos, estos edificios venían dedicados a la familia imperial y a sus huéspedes». La mayor parte de la pequeña ciudad palatina está sin excavar y ahora son numerosas las misiones que se encargan de bucear entre sus piedras para recuperar parte del glorioso pasado de la villa con el fin de conocer con más profundidad la historia de Roma.