El padre del joven de 33 años que murió la madrugada de ayer en una reyerta que se produjo en la barriada de Los Asperones aseguró que el robo de un pollo desencadenó la tragedia. El hombre, que no quiso dar su nombre pero se presentó ante los periodistas como el progenitor del fallecido, afirmó que el objetivo de su hijo era obtener dinero con la venta del animal que supuestamente había sustraído. «Si te ha hecho algo, dale tres tortas, pero no me lo mates», lamentó. El subdelegado del Gobierno, Miguel Briones, pidió tiempo para la investigación puesto que tras el suceso podría haber «causas muy variadas», mientras que otras fuentes apuntaron a un desacuerdo durante una timba como el posible origen de una gresca que se saldó con un muerto y un herido de bala de 45 años que fue detenido en Carlos Haya junto a otras dos personas que lo acompañaban, si bien los investigadores tratan de averiguar si hubo más personas implicadas.

Los hechos ocurrieron sobre las 00.25 de la noche, cuando varias llamadas alertaron de un episodio con armas de fuego en Los Asperones en el que podría haber un herido grave. La noticia provocó un gran dispositivo policial que incluyó el control de los accesos a la barriada y de la escena del tiroteo, en la que ya no estaban ninguno de sus protagonistas ni las armas. Sí quedaban restos de munición que la Policía Científica recogió para su análisis. Tras recabar los primeros testimonios, los agentes se dirigieron al Hospital Clínico, lugar al que había sido trasladada la víctima por sus propios familiares y donde falleció poco después. Sobre las 00.35, la sala del 091 recibió una llamada del personal médico del hospital Carlos Haya para comunicar que un hombre se había presentado con una herida de bala en el hombro, motivo por el que varias patrullas de la Policía Nacional y de la Policía Local se presentaron en el centro hospitalario. Según fuentes cercanas al caso, la presencia policial provocó que el herido y su acompañante intentaran darse a la fuga, pero los agentes de ambos cuerpos lo evitaron. Aunque los dos fueron arrestados, el herido se quedó bajo supervisión médica y policial, mientras que la investigación continuó con la búsqueda del vehículo en el que se habían trasladado en los alrededores del recinto hospitalario. Una vez localizado, los agentes comprobaron que en el interior del mismo se encontraba agazapado un tercer individuo que, tras salir del coche, huyó a pie. Poco después una dotación del Grupo de Investigación y Protección de la Policía Local de Málaga que prestaban su servicio de paisano localizó en la calle Oscar Wilde a un joven que corría hacía los agentes «mirando constantemente hacía atrás y en un estado de gran nerviosismo». Tras ser arrestado fue identificado como un joven de 18 años.

La víctima no iba armada

Horas después, el subdelegado del Gobierno en Málaga, Miguel Briones, aseguró que, a priori, el incidente no se produjo por un encuentro fortuito ni tampoco en un encuentro acordado para ningún tipo de ajuste de cuentas. Según la versión oficial, son los tres detenidos «quienes abordan a la víctima y quienes cometen el crimen», dijo Briones antes de añadir que la víctima «no reaccionó con ningún tipo de arma de fuego, ni tampoco la portaba». Cuestionado sobre si los implicados en el crimen tienen relación entre sí, el representante del Gobierno señaló que no podía aportar información al respecto, pero «sí es cierto que, al parecer, se habían visto en un primer momento, se habían separado y habían vuelto a verse a lo largo de esta noche y fue cuando se produjo el crimen».