Ya son 24 los almencinos o almeces que conviven con 139 plátanos de sombra en el Paseo de los Curas. Si no se ha optado por sustituirlos de golpe como pasó con el Parque hace diez años, explica Ernesto Fernández Sanmartín, biólogo y académico de Ciencias, se debe a que «los plátanos de sombra protegen el Parque del Levante».

«Todos los vientos son malos para la vegetación, pero cuando sopla el Levante y además levanta agua, viene un aire con muchas partículas de agua de mar en suspensión, con cloruro sódico y eso es fatal para las plantas».

Los plátanos de sombra del Paseo de los Curas, por tanto, harían de barrera vegetal. Plantados hacia el arranque del siglo XX, Ernesto Fernández Sanmartín aclara que prefiere llamarlos plátanos de sombra en lugar de plátanos orientales, la denominación más extendida en Málaga, porque no se conoce muy bien cuál es el origen. «Hay una discusión considerable sobre si es un híbrido o no lo es. Cuando vas a Grecia o Turquía, resulta que te encuentras unos plátanos de un tamaño desmesurado, el Platanus orientalis, con una corteza no tan en placas como este», cuenta. Para algunos, el plátano oriental de estas tierras es una adaptación del de Grecia y Turquía, para otros, un cruce entre plátano oriental y occidental (americano) producido en los jardines de Aranjuez...

«En el límite»

En todo caso, el biólogo malagueño recalca que en Málaga se encuentran «un poco en el límite» geográfico, «porque necesitan una pluviosidad un poco mayor, aquí pasan calor y sobre todo, no resisten bien ni la contaminación ni la poda».

A este respecto, recuerda que «cuando podas la rama de un almez se forma un callo y lo mismo en el ficus, pero con estos árboles no se forma». En su lugar, se produce una herida y empieza a pudrirse, «siempre de arriba a abajo y llega un momento en que se queda hueco».

Gracias a un aparato llamado densitómetro, puede conocerse si los árboles están huecos o no.

El biólogo recuerda que «los árboles frutales son lo que se podan, los ornamentales no», pero en una vía de tráfico como el Paseo de los Curas, las podas han sido numerosas a lo largo de los años, de ahí que los plátanos de sombra hayan perdido la mayoría el dibujo de la copa y estén tan dañados. «Están hechos una porquería», lamenta.