Una segunda persona ha sido detenida y enviada a prisión por su presunta implicación en la muerte de Steven Allford, el indigente británico de 51 años cuyo cadáver fue hallado en el entorno del aeropuerto de Málaga en extrañas circunstancias. La víctima, que según la autopsia falleció asfixiado por su propio vómito, presentaba claros indicios de haber sido humillada por terceras personas. Un vigilante de seguridad lo encontró la mañana del 21 de octubre tumbado boca abajo en un banco, atado de pies y manos y con los pantalones bajados hasta los tobillos. El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional abrió una investigación que apenas unos días después culminó con la detención de un ciudadano finlandés de 50 años de edad que ingresó en prisión.

Según han confirmado ahora fuentes cercanas a la investigación, una segunda persona fue arrestada hace casi dos semanas en Algeciras en virtud de una orden de detención europea dictada por el juez que instruye el caso a petición de los investigadores, quienes perdieron la pista del sospechoso poco después de interrogarlo como testigo tras el hallazgo del cadáver de Allford. Fuentes judiciales han ratificado a este periódico que el arrestado es James O. B., un irlandés que fue localizado en un campamento frecuentado por personas sin hogar situado a las afueras de la localidad gaditana y que el día 2 de febrero fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Algeciras. Allí se acogió a su derecho a no declarar antes de que el juez decretara su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza por un presunto delito de homicidio imprudente. Finalmente, el magistrado se inhibió a favor del Juzgado de Instrucción 2 de Málaga, desde donde también se habían emitido en su día las órdenes de busca y captura de otras tres personas que la policía intenta localizar.

Otras fuentes aseguran que se trata de un británico y otros dos finlandeses que, como los ya detenidos, fueron identificados gracias a un vídeo que un ciudadano de esta última nacionalidad compartió durante unas horas en Facebook. En las imágenes, grabadas la noche de los hechos, un grupo de indigentes se burlan de la víctima, que ya aparece tumbada boca abajo en el banco, con los pantalones bajados y todavía se movía. Aunque tras conocerse los hechos el Observatorio Hatento exigió una investigación para determinar si se trataba de un delito de odio por aporofobia, los investigadores creen que el origen del incidente es un desencuentro por la comida.