Son las 8:30 de la mañana y a la altura del Cortijo de Torres ya se ha formado el atasco de todos los días camino al PTA. El sonido del claxon se mezcla con la nube de contaminación que emana de los coches parados. A la misma hora, en una hilera de hormigas se gatea en direcciones enfrentadas y de manera fluida, sin accidentes destacables ni grandes retrasos. ¿Qué tienen las hormigas que no tiene el ser humano? Son menos egoístas. Una virtud que se antoja clave para evitar los atascos. «La solución a nuestros problemas está en el mundo animal», resume Enrique Alba el impulso primario que hay detrás del grupo de investigación que lleva 15 años estudiando la movilidad en varias capitales. ¿Una ciudad sin atascos sería posible? ¿Cómo puede penetrar la informática para aportar soluciones inteligentes? Alba despeja las incógnitas.

Si utilizamos el símil de las carreteras y las arterias, ¿diría que Málaga presenta una red atrofiada?

A Málaga le faltan los anillos de las circunvalaciones que tienen todas las capitales del interior. Cuenta con el inconveniente de verse acotada por el mar. Por su situación geográfica, no puedes hacer muchas cosas mucho mejor. Puedes mejorar lo que hay ya, eso seguro. Luego hay elementos temporales que no ayudan, como pueden ser las obras o los accidentes. En Málaga destacan las grandes arterías que no te ofrecen opciones. La avenida de Andalucía es un ejemplo. Si no construyes por encima, qué vas a hacer.

¿En qué piensa su cabeza cuando ve a un agente de la Policía Local dirigiendo la escena del tráfico?

Veo un futuro en el que la policía, a través de sensores y redes wifi, pueda hacer su trabajo de manera optimizada. Cuando veo ese agente se me vienen a la cabeza el sinfín de herramientas con las que se le puede dotar para que sea mucho más eficiente de lo que es ahora. La intervención humana en una ciudad se puede reducir, pero pasará mucho tiempo hasta que se elimine.

En la foto fija del momento, ¿qué papel desempeña la informática en la regulación del tráfico en Málaga?

Málaga fue la primera ciudad inteligente de España que se propuso como tal. Ahora se habla de Barcelona y Madrid, pero hay que darle un crédito. Málaga está implementado muchos prototipos. Tiene un parking en los Baños del Carmen donde hay sensores para controlar el espacio de manera inteligente. Hay un prototipo para energías renovables en el paseo de Antonio Banderas con el molino de viento. Están los coches eléctricos y sus puntos de carga. La gente en el área de Movilidad realiza un trabajo constante para encontrar posibles mejoras.

¿Entonces la clave está en comprar cuanto más sensores mejor?

Antes de gastarse mucho dinero, hay mucho que hacer optimizando lo que ya hay instalado en Málaga. El problema es que el área de Movilidad tiene tantos problemas diarios que no tiene tiempo de mejorar las herramientas que hay.

¿Cree que se podría rebajar el porcentaje de atascos en Málaga sin tener que sacar coches de la carretera?

Ese sería el reto. Todos conocemos soluciones que hemos visto últimamente en Madrid o Barcelona, pero que existen desde hace mucho tiempo. No es algo fácil y tiene muchas implicaciones sociales, pero se basan en limitar la movilidad de un determinado grupo de personas. Nosotros contamos con análisis en los que la optimización de semáforos y aplicaciones podría evitar que se tenga que limitar la circulación de vehículos de matrículas pares o impares. Porque esto siempre supone una medida invasiva para todo el mundo.

Uno visualiza la avenida de Andalucía en hora punta y ahora llega usted y afirma que sería posible una Málaga sin atascos.

Hay maneras de hacerlo. Evidentemente, hay situaciones límite. Si tienes una carretera en la que caben mil coches uno al lado de otro y hay mil coches, nadie puede hacer nada. ¿Pero cómo se puede mejorar? Puedes tener una aplicación que informe a la gente de cómo está el tráfico y le planifique su salida de casa en momentos diferentes. Cambios de cinco minutos pueden acabar con los atascos de tráfico. Cada persona, aunque vivieran en el mismo edificio, podría recibir caminos y rutas diferentes.

¿La clave está en la interconexión?

Es una de ellas. Esto tiene una parte de bioinspiración. El comportamiento emergente que viene de agentes muy pequeñitos y que luego dan lugar a algo grande que se ve. Como, cuando, en un estadio muchas personas con cartulinas de color se levantan y componen una palabra. Lo mismo ocurre en la ciudad porque los diferentes coches interaccionan entre sí. Si tuvieras una aplicación que preguntara entre ellos dónde voy, cómo evito este atasco, calcúlame la mejor ruta...Todo eso, si lo haces distribuido, podrías hacer más inteligente a todo el mundo.

Usted habla de una inteligencia de enjambre. ¿La solución para mejorar el tráfico está en el mundo animal?

Siempre. Para resolver problemas en informática utilizamos el símil de la movilidad de los hormigas o de los pájaros, la supervivencia del más apto. En todo caso, siempre se intenta ver la relación entre ese sistema y los objetos reales. Quieres unir el coche y la hormiga, pero eso no funciona así. Hay un sistema intermedio que resuelve el problema de los coches, y ese sistema tiene un espacio de búsqueda en el que las soluciones sí las llevan las hormigas. Hay que imaginarse un campo con comida. En unos sitios hay más y en otros hay menos, y ahora lanzas a las hormigas a la búsqueda de comida. Mientras que se van moviendo en ese campo, nada de eso es la ciudad. Eso un mundo abstracto, que es el mundo del problema. Mientras que nos movemos por ese campo, vas obteniendo soluciones al problema. Cuando las tienes, las implementas en el mundo real.

¿Pero cómo se traslada ese mundo abstracto a la práctica?

Por ejemplo, yo necesito saber los tiempos en rojo de los semáforos de Málaga. Pues yo me voy a mover con hormigas en un espacio en el que éstas exploran todos los posibles valores para los semáforos que me interesan. Cuando encontramos las mejores soluciones, se las transmitimos a la red de tráfico.

¿Cómo se imagina el futuro? ¿Escenas con coches volando en clave de El Quinto Elemento podrían convertirse en realidad?

El debate está más entre Blade Runner y Minority Report. A nivel de prototipo hay cosas alucinantes. Otra cosa es que esos prototipos lleguen luego a la ciudad. Hay una resistencia a la penetración de cualquier idea. El coche autopilotado lleva mucho tiempo existiendo y ahora Tesla lo vende como rosquillas.

¿La propia industria ejerce como barrera al progreso?

Eso es imposible hoy en día. A nivel mundial, hay una competitividad entre empresas parecidas y gobiernos que es imposible que alguien frene ese progreso. Quizá, se ha podido reducir antes, pero hoy es imposible.

¿Cómo se aplica la informática a los servicios de transporte público?

La ciudad siempre se puede mejorar con una acción muy concreta, que es conocerla mejor. Las ciudades no se conocen desde un punto de vista científico. La gente toma decisiones sobre dónde poner una nueva parada de autobus o taxi, pero no ha hecho un estudio de qué va a pasar. Nosotros nos distinguimos precisamente porque hacemos un estudio del pasado, del presente y del futuro. Así, con procedimientos muy complicados, puedes predecir qué va a pasar. Habría mucha gente que estaría esperando más de diez minutos. Esos análisis son los que harían un gran impacto en el transporte público. Necesitamos un microanálisis de la ciudad.

¿Málaga necesitaba un metro?

Nosotros hacemos sistemas inteligentes para mejorar la movilidad. No me puedo pronunciar sobre eso. El metro está ahí, pues hay que aprovecharlo y sacarle el máximo partido.

¿Qué papel desempeñan nuestros móviles en esto de la movilidad inteligente?

Para conseguir que haya servicios de movilidad inteligentes, necesitamos una herramienta que acompañe al usuario. El smartphone es el más evidente.

¿Qué fórmulas de cálculo entran en juego para analizar el tráfico y la movilidad?

Utilizamos teoría matemática, herramientas algorítmicas puramente informáticas, utilizamos grandes cantidades de información y análisis estadísticos sobre esa información, además de simuladores de la ciudad. Luego le aplicamos nuestra inventiva porque claro, aquí también hay lugar para mucha creatividad.