En Málaga nació Picasso y Picasso pudo ser francés. Y en Málaga hay un centro Pompidou, cuya sede en París celebra este año su 40 aniversario. Son dos razones de peso que han convertido a la capital malagueña en sede de la XXV cumbre hispano-francesa celebrada ayer, por ser Málaga, y así lo destacaron tanto Mariano Rajoy como François Hollande, símbolo de la amistad entre España y Francia y de lo que ambos países tienen en común: la cultura. Ambos mandatarios protagonizaron una conferencia de prensa conjunta en la que dieron cuenta del resultado de las reuniones bilaterales y que han servido para firmar nueve acuerdos en materia de seguridad, inmigración o lucha contra el terrorismo.

Hollande destacó que es un «orgullo» para Francia que Málaga cuente con una delegación del Pompidou y recordó cómo Picasso solicitó la nacionalidad francesa al pasar buena parte de su vida en el país galo, aunque finalmente no se la concedieron. Mariano Rajoy, por su parte, destacó cómo el pintor malagueño pintó en Francia algunas «de las más importantes obras de la historia del arte». Sin olvidar citar a Málaga como una de las más importantes capitales europeas y del «Mediterráneo que compartimos», destacando aquí el dinamismo económico de la ciudad, «su imbatible» oferta cultura y la energía y alegría de los malagueños.

En esta cumbre, España y Francia han abordado del futuro de la Unión Europea a partir del brexit, que obligará a la Europa de los 27 a redefinir obligatoriamente el modelo de la Unión. Y en este punto Hollande incorpora a España, junto a Alemania, Italia y la propia Francia, en la avanzadilla de los países que están obligados a sentar las bases del futuro, defendiendo así una Europa de varias velocidades, en la que hay países que quieren ir más rápido en el proceso de integración y pueden ir a su ritmo, sin depender del resto.

«Somos los cuatro países más importantes y nos incumbe decir lo que queremos hacer junto a otros», señaló el presidente galo, que recordó que el 6 de marzo se reunirá en Versalles de nuevo con Rajoy, así como la canciller alemana Angela Merkel, y el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni.

«Es importante que estemos juntos y que defendamos este proyecto europeo con fuerza», añadió Hollande. Previamente, Mariano Rajoy había señalado que Europa es la primera potencia económica del mundo, y la primera potencia comercial, así como un territorio próspero para sus habitantes, que cuentan con sistema de pensiones público y servicios sanitarios y educativos universales. «Ha llegado el momento para que aquellos que creemos en Europa lancemos el mensaje nítido de que estamos más unidos que nunca y queremos más integración que nunca», dijo el presidente español, quien añadió que es necesario poner en valor que «Europa es una asociación para las libertades, los derechos humanos y el progreso económico y social».

La gestión de la inmigración, la seguridad de las fronteras europeas y el crecimiento económico y el empleo habrán de ser las prioridades de esta nueva UE de 27 países, según coincidieron ayer. Además, los dos advirtieron contra la extensión de los populismos y extremismos en Europa y subrayaron que de ellos no se deriva ventaja alguna para los ciudadanos del continente. «Europa es útil» dijo Hollande, mientras que Rajoy se mostró partidario de «poner en valor» lo que aporta Europa a sus ciudadanos, en lugar de criticar.

Más allá de la conversación sobre el futuro de la UE, la cumbre sirvió también para que los dos gobiernos firmen nueve acuerdos bilaterales en asuntos tan variados como el traspaso de documentación sobre ETA recabada por la justicia francesa; el traslado de cadáveres vía terrestre; el refuerzo de la cooperación en materia de lucha contra la droga; la asistencia y ayuda de emergencias en zonas fronterizas; la asistencia mutua en incendios forestales; la reforma del marco de propiedad intelectual o la cooperación en el ámbito de las actividades espaciales.

En cuanto a los proyectos de interconexiones energéticas en marcha para que España y Portugal dejen de ser una isla, Rajoy señaló que en el proyecto del cable submarino eléctrico por el Golfo de Vizcaya está hecho el estudio de viabilidad. Del mismo modo, tanto el presidente español como el francés hicieron hincapié en el futuro corredor del Mediterráneo, en el que ambos gobiernos están inmersos.