La investigación oncológica en Málaga ha dado un paso más con la incorporación de la biopsia líquida, considerada la revolución de la lucha contra el cáncer. Esta técnica, que llevan a cabo los profesionales sanitarios de la Unidad de Oncología Médica de los hospitales Carlos Haya y Clínico de Málaga en el Centro de Investigaciones Médico Sanitarias de la Universidad de Málaga (Cimes), ha beneficiado a cerca de 250 pacientes con cáncer de colon, mama y pulmón.

Esta técnica ofrece la información genética de los tumores con un simple análisis de sangre, un avance que ha supuesto una revolución en la oncología porque cambiará la forma de tratar el cáncer. Aunque no sustituye a la tradicional, gracias a la biopsia líquida se podrá conseguir un diagnóstico precoz del cáncer, determinar las mutaciones de los tumores y conseguir así tratarlos con fármacos diana, además de comprobar las posibles recaídas antes de verlas por imagen y si un tratamiento está siendo eficaz, según los expertos. Estos apuntan a que esta ofrece una foto del tumor, lo que permite saber mejor cómo es y cuáles son sus características.

El presidente de la Fundación para la Excelencia y la Calidad de la Oncología (ECO), Vicente Guil, admitía con motivo del Día Mundial contra el Cáncer que en España se realizan aún «muy pocas» y es que de momento es una tecnología cara, que se espera que se abarate cuando estas técnicas se extiendan, aunque, de momento, sólo se está usando el 1% de su potencial.

El jefe de la Unidad Intercentros de Oncología de los hospitales malagueños, Emilio Alba, señala que actualmente se está utilizando en cáncer de colon, donde se ha hecho en unos 180 pacientes, en once pacientes de cáncer de pulmón y como técnica de investigación en cáncer de mama, en 50 pacientes.

Para Alba, esta técnica, que detecta pequeños fragmentos de ADN tumoral en sangre periférica, tiene dos características que la hacen una herramienta revolucionaria en el diagnóstico y monitorización de los pacientes con cáncer: «que es capaz de detectar cantidades de tumor muy pequeñas y que su obtención es muy fácil, un análisis de sangre en vez de una biopsia quirúrgica», señala.

Y es que hasta la aparición de esta nueva técnica de biopsia líquida, para conocer cómo evoluciona un cáncer había que extraer una muestra del tejido tumoral y analizarlo, de manera invasiva para el paciente.

El pasado septiembre, el consejero de Salud, Aquilino Alonso, apuntó que la biopsia líquida aporta importantes ventajas en el ámbito del cáncer para establecer tratamientos personalizados «y hacer seguimiento de la respuesta».

Al margen de que Málaga esté aplicando esta novedosa técnica, que no sólo permite detectar el alcance del cáncer y su estadio para decidir de forma precisa qué tratamiento es mejor y cuándo es el momento más propicio para aplicarlo, los profesionales del Cimes están trabajando con el secuenciador adquirido hace dos años gracias a la Asociación para la Investigación Oncológica de Málaga (AIOM). Hasta el 31 de diciembre de 2016, según señala Alba, se habían secuenciado 97 tumores procedentes del Hospital Regional, Clínico y Costa del Sol. «En lo que llevamos de 2017 ha aumentado el ritmo de secuenciación, aunque aún es pronto para sacar conclusiones sólidas», dice.

Los oncólogos señalan que se ha comenzado la secuenciación en pacientes con metástasis. «La razón de haber comenzado por este tipo de pacientes es doble; por un lado para intentar identificar mutaciones que puedan ser tratables con fármacos antidiana (fármacos específicos para esa mutación) y en segundo lugar para valorar si el paciente es candidato a participar en un ensayo clínico con fármacos novedosos», apunta el médico, que dice que el panel de mutaciones utilizado es el TST15 de Illumina. Los tumores más frecuentemente secuenciados son pulmón, melanoma y colangiocarcinoma, tres de los que tienen más mutaciones. En lo que respecta a ensayos clínicos fase I, o fármacos muy novedosos, en 2016 entraron 38 pacientes, «aunque no todos ellos tienen secuenciación previa».

La máquina permitirá tratar, de momento, el 8% de los 7.000 tumores que se diagnostican cada año en Málaga, es decir, no más de 500 al año. La existencia del secuenciador en Málaga es fruto de la colaboración de la iniciativa público-privada en el ámbito de la salud. Aunque su titularidad corresponde a AIOM, está siendo gestionado por un comité científico con pacientes de la sanidad pública malagueña. Situado en Cimes del Campus de Teatinos, cuenta con diez biólogos y biotecnólogos de las facultades de Medicina y Ciencias que se han formado para descifrar los resultados que arroje la máquina en cada análisis.

El potente robot analiza el ADN previamente extraído al tumor. Ese extracto se analiza y se coteja con los datos que ya tiene el secuenciador e informa de su composición. La sustancia que se analiza no es el tumor en sí mismo. Puede ser tejido en parafina, tejido fresco almacenado en el Biobanco a menos de 80 grados o sangre. No obstante, Emilio Alba admite que, de poderse elegir, es mejor analizar tejido fresco o sangre. La asociación está en plena búsqueda de financiación y nuevos proyectos de investigación para poder seguir utilizando el secuenciador, pues analizar cada genoma cuesta 130 euros. Cada caso tarda dos días y se pueden analizar hasta 96 a la vez. La intención de AIOM es comprar un segundo secuenciador, en este caso de tercera generación, para hacer la misma individualización del diagnóstico en otras enfermedades.