El titulo de este reportaje, El pintor que descubre Málaga en las nubes, no es ninguna metáfora. Cristóbal Córdoba se acerca a la reproducción del retrato de Celia Flores para el último pregón de Exaltación de la Mantilla de la asociación La Coracha y el entramado de nubes doradas que rodea a la cantante resulta ser el perfil del Monte Gibralfaro, con la fortaleza y las casas de la Coracha en la parte inferior, mientras que el cielo azul en realidad representa los árboles de Gibralfaro.

Pero el excepcional retrato de Celia Flores esconde otros secretos: a los lados de la artista, en la zona inferior, hay tres biznagas también en forma de nubes doradas. «Son tres biznagas por su madre y sus dos hermanas». «Es un forma de mensaje para la ciudad: pintar a Málaga en el cielo», explica.

El pasado 2 de marzo, Cristóbal Gómez Córdoba, de nombre artístico Cristóbal Córdoba, presentó en el Salón de los Espejos el que ya es su tercer cartel del pregón de Exaltación de la Mantilla que realiza para la Asociación pro Tradiciones Malagueñas La Coracha.

Este pintor, que hace cerca de una década llamó la atención de Félix Revello de Toro, quien le ayudó a montar su primera gran exposición en Cajamar, nació en 1975 en el Hospital Noble y vivió con su familia en la Cruz del Humilladero.

Hijo de la malagueña Paqui Córdoba y del cordobés Cristóbal Gómez, policía local de Málaga fallecido cuando él solo tenía 13 años, Cristóbal recuerda a su padre subido en el «queso», mientras dirigía el tráfico y también el casco blanco que lucía. Fue su padre quien creyó en él desde el principio. «Me apoyó plenamente, empecé con la pintura desde los 10 años y me gané mis primeras 10.000 pesetas con un cuadro de la albufera de Valencia para un conocido de mi padre», explica Cristóbal Gómez Córdoba, que señala que para su nombre artístico «uso el nombre de mi padre y el apellido de mi madre».

Tampoco olvida la influencia de su tío delineante, Salvador Córdoba. «Siempre lo veía dibujar y eso me llamaba la atención».

El caso es que, con una vocación artística tan temprana, compaginó «durante dos o tres años» las clases en el Colegio Doctor Fleming con la asistencia a la Galería Picasso, en las Galerías Goya, donde unos años antes también había estudiado David Guerrero, el niño pintor desaparecido. Luego vendrían el Instituto Santa María de los Ángeles y varios cursos en la Escuela de Bellas Artes de San Telmo, «en la que tuve una profesora, Guadalupe Sabio, que me inculcó mucho el color» .

Ya por entonces, supo que su pintura sería figurativa. De hecho, explica que uno de sus pintores preferidos es el barcelonés Ramón Casas (1866-1932), que también ha influido mucho en artistas como Torres Mata o Revello de Toro, dos pintores con los que le comparan mucho.

«Es un honor que me comparen con pintores que me llevan cincuenta años», comenta.

Precisamente, Félix Revello de Toro fue el artista que confió en él y colaboró en su primera gran exposición, que tuvo lugar en Cajamar en 2008. Una puesta de largo en la capital, después de muchas exposiciones colectivas, que le puso en contacto con galeristas de toda España.

«Cuando Félix Revello de Toro vio mis trabajos, no sólo los retratos, me apoyó bastante. Hemos hablado mucho, es como una terapia de espejo porque muchas de las cosas que me cuenta, a mí me pasan», señala.

De 2008 es Mantón de Málaga, una de sus obras más conocidas, de 1,62 por 1,30, una mujer con mantón con Málaga de fondo. «La terraza que aparece en el cuadro está en calle Álamos, cerca de la plaza de la Merced. Con la modelo he trabajado varias veces», detalla. La obra fue un encargo de la presidenta de la Asociación Pro Tradiciones Malagueñas La Coracha, la desaparecida María Luisa Ruy-Díaz y como explica el autor, «me dicen que hay gente que viene aquí a la sede nada más que para verlo».

Para su última obra, el retrato de Celia Flores, tomó apuntes del natural de la cantante en la sede de La Coracha y luego, con la ayuda de varias fotografías, completó el cuadro en su taller, un piso tranquilo y luminoso del Centro de Málaga.

Retratos, escenas callejeras y costumbristas... en el haber de Cristóbal Córdoba también hay obras para cofradías, como el cartel de la salida procesional del Cautivo de 2012, por eso cuando se le pregunta si le gustaría que le encargaran algún año el cartel oficial de la Semana Santa, no lo duda: «Por supuesto, ¿qué artista plástico malagueño no quisiera hacerlo?».

La profesora Rosa Francia, la coleccionista de Arte Carmen Thyssen, el empresario Federico Beltrán, el actor Salva Reina...Cristóbal Córdoba capta la esencia de los retratados y les aporta su sello. Para el futuro tiene ya un proyecto importante en el horizonte, ese en el que Málaga está posada en las nubes.