José López Rivas estaba ayer de celebración. Junto a toda la sanidad malagueña se felicitaba por el 20 aniversario del primer trasplante de hígado en Málaga. Y es que, tal día como ayer, el hospital Carlos Haya marcó un hito en su historia, la de hacer el primer trasplante hepático que dio forma al número 1 y que hoy alcanza los 921.

Hace 10 años que López comenzó a vivir. Un cáncer le hizo necesitar un nuevo órgano y asegura haber tomado una de las mejores decisiones de su vida cuando dijo sí a estar en la lista de espera para recibir un hígado. Ayer, con su testimonio, dio voz al casi millar de pacientes malagueños que han recibido un hígado desde que en 1997 se hiciera el primer trasplante de este tipo.

«Esto es una fiesta para nosotros», dijo en alusión a todos los trasplantados hepáticos de Málaga. Así, confesó cómo su vida ha cambiado desde que le pusieron el órgano que una familia donó de forma solidaria ante el fallecimiento de un familiar. «Mi vida ahora es normal, me siento fantástico, no enfermo», contó emocionado ante la prensa José López Rivas, que manifestó que con su testimonio quiere lograr lo que otros hicieron por él: promover la donación de órganos.

Antes de enfermar, enseñaba a sus alumnos de un instituto de Campanillas, a donde iba todos los días desde Yunquera, su localidad. Tras el trasplante se ayudó del deporte para normalizar al máximo su día a día y explicó que muchos otros pacientes malagueños, con nombres y apellidos, han podido no sólo seguir viviendo gracias a un trasplante, sino que han construido familias e, incluso, tenido hijos. «Doy gracias al sistema español porque tenemos una probabilidad muy alta de recibir un órgano, no como en Suecia o Alemania», dijo.

El Hospital Materno Infantil acogió ayer la celebración de una jornada científica en la que participaron profesionales del Regional Carlos Haya y la asociación de pacientes trasplantados de hígado, ATHEMA. En lo que llevamos de año se han hecho 13 trasplantes, de los 921 totales, y en la actualidad la lista de espera en la provincia es de 30 personas. El Regional Carlos Haya se incorporó al trasplante hepático en 1997 cuando este era una realidad clínica en el mundo, por lo que en estos 20 años se ha vivido todo el proceso en el se han incorporado los mayores avances habidos en el programa de trasplantes. Los cambios organizativos y de gestión de listas de espera de pacientes pendiente de trasplante, introducidos a partir del año 2002 en Andalucía a través del Proceso Asistencial Integrado Trasplante Hepático, supusieron un salto cualitativo ya que permitieron acceder al trasplante a los receptores más graves y no por el criterio de antigüedad en lista. Estos avances se produjeron gracias a la adopción del sistema MELD, implantado de forma pionera en Europa y que consiste en un sistema de puntuación basado en parámetros bioquímicos que mide el grado de insuficiencia hepática y la gravedad del paciente.

A la jornada acudió la viceconsejera de Salud, María Isabel Baena, que en su primer acto público en Málaga quiso aplaudir el trabajo de los profesionales sanitarios que han convertido al Regional Carlos Haya en referente en todo el país. «Los trasplantes son un ejemplo de equidad y solidaridad en el sistema sanitario y son un magnífico ejemplo de trabajo colaborativo para que todo quede a punto», dijo Baena, que recordó la alta tasa de donación en Málaga, superior al dato andaluz y al nacional, con 60 por millón de habitantes.

Por su parte, el jefe de servicio de Cirugía del centro, Julio Santoyo, que participó además en el primer trasplante hepático de 1997, señaló que a lo largo de estas dos décadas se han simplificado los procesos, aunque en el fondo el modo de proceder sigue siendo el mismo en la modalidad de trasplante, dijo, más complejo que existe. En lo que respecta a los pacientes y a la tasa de supervivencia, Santoyo apuntó a que hoy el 70% de los pacientes superan los cinco años tras el trasplante de hígado. «Eso, a pesar de que los órganos ya no son jóvenes como antes, el perfil del donante ha cambiado», agregó, recordando cómo el descenso de muertes en accidente de tráfico ha llevado a los profesionales a tratar con órganos de donantes más mayores.

Asimismo, en estos años ha habido un avance espectacular en técnicas médicas, quirúrgicas, anestésicas, en cuidados intensivos y, en general, en todas las áreas clínicas que participan del programa de trasplante hepático. Ello ha hecho posible que mejoren los resultados a pesar del perfil actual de donante - de mayor edad y más patología - y de tratar a unos receptores más graves.

El éxito del trasplante hepático es lograr que el paciente tenga una buena calidad de vida y un buen funcionamiento del injerto, y para ello es decisivo un buen cumplimiento del tratamiento y un cambio de estilo de vida.