­Un 19 de marzo de 2017, el PP de Andalucía puso en marcha su particular cuenta atrás. Lo hizo en Málaga y después de dos días de intenso debate y cruce masivo de compromisarios con ganas de marcar el rumbo estratégico e ideológico del partido. Después de las experiencias acumuladas le dicen a alguien del PP que su partido gobernará en Andalucía y es normal que surjan las dudas, pero más difícil lo tenían en los tiempos de Alianza Popular, cuando había que buscar algún joven temerario que quisiera bajar a hacer campaña. Dijo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, encargado de clausurar el 15 congreso regional del PP-A, que cuando bajó la primera vez a tierras sureñas para protagonizar un acto tenía 25 años: «Entonces, nos decíamos que era imposible ganar unas elecciones aquí».

Pero llegaron las autonómicas de 2011 y el expresidente de los populares, Javier Arenas. «Fuimos la primera fuerza y solo la voluntad de retorcer lo que querían los andaluces nos impidió gobernar», recordó Rajoy el último gobierno de coalición entre PSOE e IU. «Luego, llegó el 26 de junio y tuvimos que repetir las elecciones y ganamos otra vez en Andalucía», insistió. No había necesidad de recordar el pasado porque, según dejó claro Rajoy, al PP ahora le está yendo muy bien. Pero sirvió esta arenga inicial para situar a los más de 2.000 compromisarios y afiliados que se congregaron en el Palacio de Congresos en jornada de clausura matinal. Al simpatizante del PP en Andalucía, después de tan larga travesía, no se le pueden ofrecer promesas que no sea gobernar ya en Andalucía y por ello el propio Rajoy se encargó de remarcar el escenario que se ha descrito a lo largo de todo el fin de semana: tener la convicción de que el PP gobernará por primera vez en Andalucía en cuanto se vuelva a sacar las urnas a la calle, y con su nuevo y antiguo presidente, Juanma Moreno, al frente de la Junta. La receta para tal objetivo dijo Rajoy en clave de piedra filosofal es la «unidad» a la que apeló a los suyos para que, de ahora en adelante, cierren filas en torno a su nuevo líder.

«Os pido que estéis unidos bajo el liderazgo de Juanma Moreno, lo habéis elegido y habéis acertado», dijo. «Es el presidente del PP-A porque lo habéis dicho vosotros y nadie más», y afirmó que tenía «poco que recomendarte». Por si pudieran quedar todavía algunos flecos en su liderazgo, ahí llegó el respaldo definitivo. No cabe hostilidad en el PP hacia quien acaba de salir avalado por el propio Rajoy. El mensaje hizo eco también en Sevilla.

Acto seguido, el máximo líder de los populares empezó a cuantificar las ventajas a las que podría aspirar Andalucía si estuviera gobernada por el PP y lamentó, en alusión al PSOE, que había todavía comunidades autonómicas que se negaban a adoptar las políticas implantadas por el Gobierno central y que así les iba. «Otro gallo hubiera cantado si te hubieran dejado gobernar en 2011», le espetó a Arenas.

Como suele hacer en cada acto que comparece, Rajoy volvió a apelar la dimensión universal de su discurso para la creación de empleo. «Aquí hay mucho empleo que crear todavía», dijo en relación a Andalucía, región tradicionalmente volcada con las altas tasas de paro. Y para ello, dijo Rajoy, es imprescindible que nadie dé un paso atrás en las reformas que ha llevado su Ejecutivo. «No hay que dar marcha atrás en las reformas, no porque las hiciera el PP sino porque han funcionado y lo que funciona no hay que tocarlo, hay que tocar lo que no funciona», explicó su teoría de la supuesta recuperación.

«Los años 2012 y 2013 fueron mal porque las cosas no se arreglan en un cuarto de hora», explicó. Sin embargo, para Rajoy, España ha dejado de ser un problema y ahora está en la vanguardia de Europa y por ello pidió que se hablara bien de la nación. «Tenemos nuestros problemas, pero somos una de las naciones más importantes del mundo y estamos orgullosos de nuestro país, de nuestra cultura, nuestra historia, unidad y diversidad. Estamos orgullosos de la España constitucional y de tener un modelo de bienestar como casi nadie en el mundo», insistió.

Con varios frentes abiertos, Rajoy tuvo también tiempo para referirse a asuntos de ámbito nacional. Después de encajar su primera derrota parlamentaria a causa de la estiba, critico la actitud adoptada por el resto de formaciones y dijo que era algo que no se podía repetir. «No se puede votar en contra de una sentencia del Tribunal Superior de la Unión Europea porque le resta credibilidad al país y la confianza es muy importante», apeló a la «responsabilidad» de los partidos y pidió que «nunca más se vuelva a repetir».

A pesar del vendaval de rumores y con los presupuestos aún en el aire, Rajoy aseguró que no se plantea un adelanto electoral y que su objetivo es «llegar al final de la legislatura».

Propuestas de Moreno

Con la espalda cubierta por Rajoy, el nuevo presidente del PP-A pasó a desglosar lo que serían los pilares básicos de su hipotético programa de gobierno al frente de la Junta de Andalucía, confirmando que situaría el eje de su acción en la aclamada creación de empleo. «Vamos a poner en marcha un gran pacto para la creación de empleo y no vamos a descansar hasta que la media del desempleo en Andalucía esté adecuada a la media nacional», manifestó Moreno.

Apeló a la necesidad de reducir las listas de espera en la sanidad y dejó claro que el PP «defiende la sanidad pública».

Además, adelantó que eliminaría el impuesto de sucesiones. «En Andalucía se paga 100 veces mas por heredar que en Madrid», precisó.