El mercado inmobiliario malagueño continuará en este 2017 con la tónica de recuperación iniciada en los dos ejercicios precedentes aunque la falta de una oferta suficiente de suelo finalista disponible en la Costa del Sol para atender la actual demanda procedente de promotoras e inversores limitará el crecimiento del sector. Así lo piensa al menos el Instituto de Práctica Empresarial (IPE), que ayer presentó la 24 edición del Pulsímetro Inmobiliario de Málaga, y que advirtió de que esta carestía de suelo finalista en los municipios podría generar en algunos enclaves como efecto colateral futuro una subida de precios en el mercado de la vivienda. De hecho, el director de la Cátedra Inmobiliaria del IPE, José Antonio Pérez, dijo que esta «nueva burbuja» ya se está produciendo en algunos puntos de la Costa del Sol.

«Hay más demanda que oferta disponible y si no resolvemos eso iremos a una nueva subida de precios. El principal problema es que no hay suelo finalista, entendido como suelo apto para presentar un proyecto y obtener una licencia. No hablamos de suelos urbanos que todavía no están consolidados o suelos urbanizables que todavía están por urbanizar», aclaró.

La carencia de esta oferta se debe, a su juicio, por un lado a las «restricciones» que imponen los PGOU o a la lentitud de tramitación urbanística de algunas localidades en relación a otras y, por otro, al hecho de que algunos de estos suelos están en manos de particulares o fondos de inversión que, de momento, no están interesados en su desarrollo. Pérez recordó también que hay muchos suelos en manos de la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) procedentes de entidades financieras que están «atascando el mercado», pese a que este organismo está actuando con toda la celeridad que puede para dar salida a los activos.

Dentro de toda esta tendencia, el IPE hizo referencia al especial protagonismo de lo que denominó el «triángulo de oro» de la Costa del Sol, conformado por la zona de Marbella oeste, Benahavís sur y Estepona este, un área donde «los precios del suelo finalista se duplican, el producto apto a las necesidades de los clientes solventes actuales escasea y la competencia financiera entre los fondistas coge tintes especulativas y monopolísticas». Pérez explicó también que, ante la falta de suelo disponible en el litoral occidental, los inversores empiezan también a buscar emplazamientos para su desarrollo en la costa oriental.

Málaga, punta de lanza

Las cifras del Pulsímetro Inmobiliario, cuya presentación estuvo patrocinada por la constructora malagueña Rivervial, vienen a confirmar, al margen de todas estas cuestiones, que Málaga está siendo una de las zonas más pujantes de la recuperación del sector «Málaga está en todas las quinielas inmobiliarias, junto a Madrid y Barcelona, indicó Pérez. Inversores y ahorradores, fondos y particulares conforman principalmente la actual demanda.

Las compraventas de viviendas crecieron un 6% en 2016 para un total de casi 26.200 y para este 2017, el IPE calcula que habrá un incremento similar, lo que llevaría la cifra el entorno de las 27.700. Actualmente, alrededor del 50% de las compras se producen pagando al contado y la otra mitad mediante hipoteca, lo que da idea de la importancia del comprador extranjero y del inversor, que es el que fundamentalmente puede adquirir el inmueble sin recurrir a financiación.

«Este liderazgo del sector inmobiliario malagueño queda reflejado en la comparativa, entre España, Andalucía y Málaga, del crecimiento experimentado durante 2016 del número de viviendas visadas; ya que Málaga creció, de 2015 a 2016 un 35%; y España y Andalucía lo hicieron a un ritmo de un 20% y 16,9%, respectivamente. Algo similar ocurre en el crecimiento del número de viviendas iniciadas, España, con un crecimiento del 33%, está aún lejos del ritmo de crecimiento de 2016 respecto a 2015 al que lo hace Málaga, un 54%», apuntó el IPE.

Otro indicador inmobiliario que, a su juicio, muestra el acelerado crecimiento de Málaga es el valor de hipoteca media, que en 2016 subió más de un 7% (en Andalucía lo hizo un 3%) y se situó en los 122.700 euros. Para 2017, el valor podría llegar a 128.300 euros.

Según el IPE, el mercado de la Costa del Sol necesita también «urgentemente una nueva forma de atender las necesidades turísticas y residenciales, desde un punto de vista funcionalista e inmobiliario, donde buscar la mayor sostenibilidad económica, social y energética para los clientes es el mayor aval para el éxito tanto de los agentes inmobiliarios como de la demanda solvente».