­No existe en si, una cocina israelí que traza fronteras con la cocina de andar por calle. Los chefs de renombre, tratan de cocinar como lo hacen sus padres, los mismos que llegaron a la tierra procedente de unos 80 países. El Pimpi acogió ayer un muestreo de los platos tradicionales, denominado como show cooking en el argot, con el prestigioso chef israelí Víctor Gloger y el malagueño Samuel Perea como maestro de ceremonias, Como trasfondo, el mes de Israel en Andalucía que organiza la embajada y que estuvo representada por su portavoz, Hamutal Rogel, la agregada cultural, Hagit Mualem, y el presidente de la comunidad Israelita de Málaga, Rubén Bentata. Además, el acto contó con la presencia de la concejala de cultura Gemma del Corral y el diputado de Sabor a Málaga, Jacobo Florido.

Con platos inspirados en la cocina israelí y malagueña explicaron la elaboración de varios platos como los manojitos de boquerones en escabeche, el pato salvaje al estilo Chloélys (nombre del restaurante que Víctor dirige en Tel Aviv), tehina o pasta de sésamo y mollejas de hígado de pato salvaje con cebolla y piñones.

Los platos captaron la atención del público que paseaba y que quiso acercarse y probarlo. Los dos chefs volvieron a dar muestra de su gran química juntos, y de cómo son para todo el mundo un ejemplo de la fusión perfecta en la cocina y de cómo ésta es la base para conseguir la paz entre las distintas religiones y culturas.

Samuel Perea recordó el viaje realizado a Israel hace tan solo unas semanas con Pepe Cobos, propietario de El Pimpi y Elías Bendodo, presidente de la Diputación, durante el cual reforzaron los lazos e iniciaron conversaciones para realizar futuros proyectos conjuntos. «La cultura gastronómica mediterránea nos une desde tiempos inmemoriales y son la esencia del ser humano, sea de Málaga o de Israel», fue el lema.