El 94% de las denuncias por violencia de género en Málaga las ponen las fuerzas y seguridad del Estado, o lo que es lo mismo, sólo el 5% la ponen las propias víctimas y, el 1%, sus familiares. A pesar de ello, la cifra aumenta. Mientras en 2015 sólo 28 familiares dieron el paso, un año después lo hizo el doble, 61.

«La cifra sigue siendo pequeña, pero aumenta poco a poco», señala la coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Rosa del Mar Rodríguez, que apunta a que el nivel de concienciación de la sociedad es cada vez mayor en lo que a no mirar al otro lado se refiere.

Y es que, cuando policías o guardias civiles atienden un posible caso de violencia de género, estos dan el parte a la Fiscalía y hacen la denuncia. En 2016 en Málaga se pusieron 5.289 denuncias, la inmensa mayoría de ellas puestas por las fuerzas de seguridad y también por sanitarios. En este sentido, Rodríguez recuerda que el personal de centros de salud y hospitales es clave en la detección de los malos tratos pues, señala, la víctima siempre pasa por el servicio sanitario, «en ellos está saber detectarlo», indica Rodríguez, que apunta a que un estudio realizado en Granada indica que el 90% de las víctimas pasa por algún punto del sistema de salud.

Para Rodríguez, que las denuncias aumenten es síntoma de que se va en buena dirección en lo que a concienciación sobre violencia de género se refiere. «Se hacen campañas entre alumnos, profesores, se forma a especialistas, fuerzas de seguridad... El nivel de concienciación ciudadana está cada vez más asentado y de ahí que sea más fácil dar el paso para denunciar», señala la coordinadora, que apunta a que la reforma de la Ley de Igualdad va a establecer la obligatoriedad de que los profesionales que puedan atender a víctimas estén formados en materia de violencia de género.

A nivel social las cifras también mejoran y es que, según señala Rodríguez, la educación en el seno del hogar empieza a cambiar y con ello la aceptación de que son malos tratos. «La mentalidad está cambiando, la violencia de género es un problema de 360 grados en el que todos tenemos responsabilidad», agrega Rosa del Mar Rodríguez, que recuerda cómo hasta hace no mucho en la propia familia se escuchaban frases hacia la víctima por parte de personas cercanas como «aguanta» o «es lo que te ha tocado». No obstante, explica que muchos maltratadores llegan a alejar a la víctima de su familia con cambios de domicilio o aislamiento para evitar, precisamente, esos casos de sospecha y que estos den lugar a una denuncia.

Uno de los datos que más preocupan al IAM es la cifra de órdenes de protección denegadas que, según datos del Consejo General del Poder Judicial, en 2016 ascendieron a unas 200, aunque el año anterior fueron 794. «Tenemos un sistema judicial muy garantista, lo primero es la presunción de inocencia, no es tan fácil que te den protecciones», señala Rodríguez, que admite que esta estadística les preocupa porque puede ocasionar sensación de indefensión a las víctimas. «Esta cifra puede provocar que la mujer no dé el paso, que se sienta desprotegida por el sistema», agrega la coordinadora del IAM en Málaga, que apunta a que este número demuestra que no es fácil que se proporcionen órdenes de protección, lo que en gran medida da respuesta a los bulos que hablan de denuncias falsas o de que con una denuncia el hombre tiene las de perder y la mujer obtiene ayudas económicas de forma rápida y sencilla. «Es lo contrario, muchas de esas 200 necesitaban órdenes de protección y se las denegaron, es preocupante», añade.

Para la coordinadora del IAM es clave que la sociedad esté formada en violencia de género, tanto a la hora de reconocer un caso como para evitar que se produzcan más. En este sentido, señala que Andalucía es pionera en lo que a recursos destinados contra la violencia de género se refiere. «Hay países de Sudamérica y otras comunidades españolas que se están mirando en nuestro espejo», señala Rosa del Mar Rodríguez, que recuerda que el Servicio de apoyo psicológico en crisis para casos de asesinatos es pionero en España, así como la guía para padres y madres de adolescentes maltratadas o el protocolo pionero para detectar el consumo de burundanga en posibles agresiones sexuales en el Hospital Costa del Sol.