No ha sido un final como 'Qué bello es vivir', de Frank Kafka, pero se respira felicidad en el piso de alquiler que desde primeros de marzo ocupan en Parque del Sur, en Ciudad Jardín, José Navas y su familia: su pareja, María, y cinco hijos, dos de ellos, de 5 y 11 años, los que ha tenido con ella. «La verdad es que te encuentras buena gente cuando hay un problema. No sé si nuestro caso llegó más porque ha sido muy duro», confiesa.

En noviembre del año pasado, este malagueño de 76 años fue desahuciado por su hijo Miguel Ángel, policía local de Málaga, tras lograr el respaldo de una sentenciadesahuciado Miguel Ángel. José tuvo que despedirse de su vivienda de la calle Salamanca porque, aunque la costeó con sus ahorros, la puso a nombre de su hijo para que le saliera más barata. Todavía no se explica su reacción: «Era el hijo predilecto, mi niño, todavía me desvelo por las noches, no sé qué motivo ha tenido, es inexplicable», admite.

Pero aunque es algo que nunca podrá olvidar, quiere pasar página y subrayar la generosidad que ha recibido en estos meses tan duros. Para empezar, de sus amigos Francisco Ternero y Antonio Muñoz, que le ofrecieron sus propias viviendas en Miraflores de los Ángeles y Parque del Sur. La familia se repartió y mientras su pareja e hijos marchaban a Miraflores, él se quedó en Parque del Sur. «He estado todo el tiempo yendo y viniendo, todo el día andando, me ha venido bien», sonríe.

Durante estos tres meses de separación, José, que había recibido una ayuda de tres años de alquiler del Ayuntamiento (el inquilino no paga los primeros seis meses y luego, cada semestre paga de forma progresiva hasta alcanzar la mitad el último semestre de ayuda), no encontraba sin embargo un propietario que accediera. A comienzos de febrero volvió a acudir a La Opinión para llamar la atención sobre su situación.

A partir de ahí, resalta que ha tenido la ayuda de los concejales Gemma del Corral (PP), Isabel Torralbo e Isabel Jiménez (Málaga Ahora) y de Eduardo Zorrilla y Remedios Ramos (Málaga para la Gente), así como del gerente del Instituto Municipal de la Vivienda, José María López Cerezo y, quiere resaltar, de una funcionaria del IMV llamada Cristina y de Ana, del distrito Centro. «Cada uno ha ayudado a su manera, te das cuenta de que hay gente que merece la pena», concluye.

Entre todos, el Ayuntamiento localizó un piso en alquiler en Parque del Sur que iban a abandonar dos inquilinos, también con ayuda municipal. José tenía un problema añadido: en la mudanza, a causa de la lluvia, tuvo que dejar en el garaje la cocina desmontada, pero desapareció cuando volvió a por ella. De hecho, de su antigua casa sólo había podido salvar una mesa y la televisión. Por suerte, los inquilinos querían deshacerse de sus muebles, «y yo tenía el problema de que no tenía ninguno, así que me lo dejaron todo».

José, que recibe una pensión de 575 euros, «y menos mal que eso incluye la paga de cinco años que estuve en Suiza», cuenta que la hija mayor de su pareja ha encontrado trabajo y también aporta a la casa. «Con ese dinero conseguimos hacer milagros pero por lo menos estamos todos juntos, que es muy importante».

A José Navas le queda una última alegría: los muchos mensajes de apoyo y ofrecimientos de antiguos trabajadores que tuvo a su cargo. La vida no es una película de Frank Capra pero también tiene su cuota de felicidad.