La cifra de solicitudes de tarjeta de donante de órganos y tejidos aumentó en un 31% en sólo un año, al pasar de 371 en 2015 a 487 el año pasado. El aumento en casi 120 más se produce en los meses de verano, precisamente cuando el joven malagueño Pablo Ráez comenzó su campaña de donación de médula ósea.

Los datos no sólo son positivos a nivel provincial, puesto que también se observa un aumento en toda la comunidad autónoma. En concreto en el global andaluz la cifra creció en un 20%, al pasar de 2.532 a 2.820, produciéndose un aumento interanual de casi el doble en el mes de agosto, al pasar de 181 a 325 solicitudes.

A pesar de ello, las cifras pueden ser aún mayores. Y es que esta estadística es la recogida por la Coordinadora Autonómica de Trasplantes, gestionada por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) de la Junta de Andalucía, uno de los organismos a los que dirigirse en caso de querer hacerse donante de órganos, si bien no es el único.

Y es que cuando una persona quiere hacerse donante de órganos en vida puede hacerlo de varias formas. En internet basta con teclear eresperfectoparaotros.com, una web creada por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) en la que se puede solicitar rellenando un formulario. También se expide en instituciones públicas como Consejerías de Salud (901 40 00 43), Coordinaciones hospitalarias de trasplante, Servicio de Información al usuario de hospitales y Centros de Salud, Organización Nacional de Trasplantes; o privadas como asociaciones de enfermos renales y de trasplantados de hígado, corazón o riñón.

Este documento declara la voluntad de que se proceda a la donación de órganos y tejidos tras la muerte, aunque no es imprescindible en España para ser donante.

El coordinador de trasplantes del Sector Málaga, Domingo Daga, reconoce que los datos solo suponen una parte de las buenas cifras de la concienciación de la sociedad malagueña pues, según apunta, la coordinadora entrega carnés en diferentes actos o charlas que organiza a todas las personas que les interesa, cifra que puede ascender hasta las 350 anuales.

Los datos hablan por sí solos. Numerosas personas llevan este documento encima, aunque, tal y como reconoce Daga, no tiene vinculación legal, sino más bien moral. «No vincula más que desde el punto de vista de expresar de forma objetiva sus valores, como quien lleva una estampa religiosa», apunta el coordinador, que advierte que la persona que la solicita expresa con ella sus valores, sin que ella se tenga en cuenta a posteriori cotejando información en un registro. «La tarjeta tiene tanto valor como que se exprese a la familia o a los amigos la intención», agregó. Es, por tanto, un compromiso adicional a la decidida voluntad de donación.

No obstante, el aumento de la estadística recogida por la Coordinadora andaluza refleja que 2017 también va a ser un buen año. Prueba de ello es que en Málaga, en el primer trimestre, se habían solicitado 138, una cifra que, de seguir así, podría superar las 500 en el presente ejercicio.

Ese primer trimestre coincide, asimismo, con el fallecimiento del joven marbellí, lo que según el coordinador de Trasplantes del Sector Málaga también ha redundado en los buenos datos. «El ejemplo de Pablo ha sido muy importante. Durante la etapa en la que estuvo luchando fue capaz de hacer una campaña de promoción de órganos y médula en la que repitió hasta la saciedad que no lo pedía para él», asegura el experto, que cree que además del fenómeno Pablo Ráez también está los niveles de concienciación de la sociedad, que muestra con la donación de órganos su compromiso social y solidario.

Sólo un 7% de las familias dice no a donar

En 2016, el 93% de las familias malagueñas dijo sí a la donación, lo que consolida el descenso progresivo a la negativa familiar a la donación de órganos de la sociedad malagueña.

Estas cifras no serían posibles sin la solidaridad de las familias, que en momentos tan difíciles toman decisiones que permiten salvar o mejorar la calidad de vida de otras personas, así como al esfuerzo y el trabajo de un numeroso equipo de profesionales que hace posible mantener la buena predisposición de Málaga a colaborar de forma solidaria con la donación y los trasplantes de órganos y tejidos.

El Coordinador del Sector Málaga, Domingo Daga, apunta a que el 7% de negativas evidencia el compromiso de la gente. «La cifra cada vez baja más, el porcentaje demuestra que la gente cada vez tiene más claro integrar la donación a los cuidados al final de la vida», indica el médico, que señala que el impacto emocional es grande. «Todos conocemos a alguien que ha donado o a alguien que ha recibido un órgano o que está a la espera», señala.

Por ello, Daga considera que la mayoría de negativas para donar que, insiste, son muy pocas, obedecen a la falta de datos al respecto. «Cuando uno tiene toda la información negarse es prácticamente imposible», dice, al tiempo que recuerda que donar no es más que dar una segunda oportunidad a alguien que está enfermo. «Por eso la sociedad está cada vez más integrada, esta cadena de solidaridad empieza en un eslabón y termina en otro. En el duelo de unos y en el gozo y en la alegría de otros», apuntó.

El perfil del donante fallecido de órganos presenta cada vez mayor edad y continúa modificándose de forma progresiva, lo que sigue constituyendo una dificultad y un reto para los profesionales sanitarios, que continúan trabajando para dar más posibilidades. La edad media ha pasado de 35 años en 1991 a cerca de los 60 años en 2016.