Tomó Torremolinos ayer el relevo de Antequera y el Auditorio Príncipe de Asturias ejerció de marco. Un año más, el 26 de abril llamó a la puerta para celebrar el Día de la Provincia y congregó a una amplísima representación institucional y de invitados de peso, que asistieron a la tradicional entrega de las Medallas de Oro de la Provincia. En esta ocasión, el acto se saldó sin el habitual anuncio de relumbrón, al que se ha acostumbrado en los últimos años, pero con la reivindicación permanente de consolidar a Málaga como la provincia más puntera dentro de Andalucía. Así lo desgranaron, sucesivamente, los diferentes representantes institucionales que fueron tomando la palabra.

El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, apeló, primero, a una reflexión para saber hacia dónde se quiere ir en un futuro: «Hoy es una mañana de alegría, pero también de reflexión, de hacer balance y de vislumbrar hacia dónde vamos y queremos ir. Málaga «constituyen un ejemplo de esa Málaga que hemos construido y queremos seguir construyendo entre todos». Para Bendodo, el objetivo debe ser el de colocar a Málaga a la estela de Madrid y Barcelona, y situar a la provincia como el tercer eje económico a nivel nacional. «Málaga está viviendo su gran etapa de esplendor y hoy nadie se cuestiona que Málaga es ya la locomotora económica de Andalucía», aseguró.

Cuando las diputaciones han estado cuestionadas más que nunca, Bendodo aprovechó para defender, una vez más, su existencia y llamó a sus detractores a preguntarse qué pasaría con los servicios esenciales que prestan ahora mismo a los pequeños municipios de la provincia si desaparecieran. Recibió, en este sentido, apoyo directo de uno de los galardonados. Enrique Linde, en el papel de portavoz de todos los expresidentes de la Diputación que ha habido desde la democracia reconocidos en su conjunto.

«El trabajo de las diputaciones debe centrarse en los pequeños municipios de la provincia», subrayó, en todo caso, y a modo de advertencia. En el orden de apariciones, el primero en hablar fue quien ejerció de anfitrión. El alcalde de Torremolinos, José Ortiz, se mostró en clave de colaboración institucional y resaltó, entre otros logros, la creación del mercado de Sabor a Málaga en el municipio. «La provincia cuenta con las herramientas necesarias como motor para una nueva revolución del turismo y, para ello, tenemos que trabajar todos los municipios de manera conjunta por un futuro de colaboración entre territorios, administraciones, agentes sociales y donde el ciudadano vuelva a ser el protagonista», aseveró.

Intervino, por parte de la Junta de Andalucía, el delegado en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, que reflejó la importancia de las instituciones para embridar el desarrollo de la provincia. «Las instituciones debemos de ser capaces de que se generen las mismas oportunidades de crecimiento y desarrollo en todos ellos, con independencia de cual sea su número de habitantes o su ubicación geográfica», apeló, en este sentido, a no caer en el error de discriminar a los municipios por su tamaño. También intervino, por parte del Gobierno, el delegado en Andalucía, Antonio Sanz.

Los galardonados

El momento más emotivo se produjo con la distinción a Pablo Ráez a título póstumo. Su padre, Francisco, recogió la medalla y pronunció las palabras más emotivas. «Es un orgullo que sea nuestro hijo», dijo.

Los primeros en recibir sus distinciones fueron los antiguos presidentes de la Diputación de Málaga. Además de Linde, estuvieron presentes la viuda de Luis Pagán, Antonio Maldonado, José María Ruiz Povedano, Luis Vázquez Alfarache, Juan Fraile y Salvador Pendón. José Luis Callejón, presidente de Aehcos, fue el siguiente en recibir la Medalla de Oro de la Provincia por parte de la portavoz de Málaga Ahora, Rosa Galindo y del portavoz de Ciudadanos, Gonzalo Sichar. Francisco Conejo entregó el galardón a Borja Vivas. Unicaja Baloncesto recibió la medalla de honor.