El equipo de Intervención Socioeducativa de la Delegación de Educación de Málaga ha editado una guía, ahora pública, con la que orientar a los profesionales de los centros educativos ante posibles situaciones de malos tratos. Cada año este equipo hace alrededor de 200 intervenciones por conflictos familiares en colegios e institutos de la provincia. Muchos de ellos tienen que ver con malos tratos en el ámbito educativo o en el hogar y, otros, con negligencias familiares o la necesidad de mediar con los padres o tutores de los niños.

Ante esta cifra, las trabajadoras sociales de este departamento de la delegación de Málaga decidieron elaborar una guía que sirviera como libro de cabecera de los docentes para acudir en caso de sospecha. El Colegio de Trabajo Social de Málaga presentó ayer la guía que, a su vez, se divide en tres, para dar a conocer todos los recursos existentes ante el desconocimiento, señalaron, del medio educativo a la hora de tratar este tipo de casos.

Elaboradas por Maria José Marteache Martín, María Victoria Alvarez Bazalo, Isabel González Mendoza y Ana Martín Yus, estas parten del trabajo que realizan en su área para dar información práctica para actuar ante un supuesto problema social, la forma de identificarlo y notificarlo, así como cómo actuar y a quién dirigirse ante una sospecha.

En este sentido, María José Marteache admite que la idea de editar las guías partió de la necesidad de dar respuesta a los docentes que les trasladaban peticiones de asesoramiento sobre malos tratos, violencia de género e, incluso, abusos sexuales. «Vimos que siempre nos hacían las mismas consultas: averiguar cuándo son malos tratos y cuándo no», señala la trabajadora social, que confiesa que al equipo de intervención solo le llega «la punta del iceberg» de los casos.

«Es más común de lo que solemos imaginar y muchas veces no nos llega porque los propios centros aplican los protocolos», apunta la experta, que señala que todos los casos que tratan se enfocan desde la perspectiva del trabajo social.

El trabajo en red de estas expertas les llevó a ejemplificar con trabajos cotidianos una problemática que, asegura Isabel González, no va en aumento. Las tres guías se pueden descargar en la página web del Colegio de Trabajadores Sociales de Málaga, que esperan se convierta en una herramienta más de los profesores para que identifiquen y sepan cómo actuar ante un problema social y que, una vez este tenga nombre y apellidos, haga que actúe el equipo de intervención, acostumbrado a estos casos y cuyas profesionales saben abordarlo de forma adecuada.

Además de la guía de malos tratos, los profesionales o personas interesadas en estos asuntos pueden acceder también a la «Guía de Género y de abusos sexuales». Esta recoge cualquier caso que se produzca tanto dentro del centro escolar como fuera de él e incluye la definición del tema a tratar, los tipos, las razones por las que los jóvenes no cuentan las violencia que sufren, como intervenir y un listado de recursos para la intervención. También, según las autoras, recoge un aspecto muy importante: qué no hay que hacer.

Según señalan, la problemática de los niños y jóvenes que padecen estos problemas hace aún más importante que los docentes y personas que los tratan día a día sepan cómo actuar porque, de como sea el trato con ellos, dependerá si el menor cuenta su historia o no. «Hay cuestiones que tienen que conocer los docentes para su abordaje: la reticencia de los niños a contar lo que les pasa, cómo abordarlo y como posicionarse ante una revelación», afirman.

La tercera guía trata la «Prevención de Abusos sexuales en centros educativos y residenciales». Esta define los casos, ayuda a detectarlos, a diferenciar mitos y realidades, así como píldoras para aprender a prevenirlos. También incluye estrategias para residencias, como control de horarios, formación o el uso redes sociales.