­Las consecuencias del brexit, once meses después del referéndum británico, aún no son demasiado palpables pero mantienen en permanente tensión a toda Europa, a expensas de la negociación que deben mantener la UE y el Reino Unido para fijar las condiciones de salida. De entrada, España sería la octava economía más afectada, según un informe publicado en su día por S&P. Aparte de las relaciones comerciales, en el Reino Unido hay casi 400 empresas españolas, mientras que en España hay casi más de 700 británicas. Además, hay que tener en cuenta el peso de la colonia británica en España, la más importante en Europa, y el vital flujo de turistas y de inversiones inmobiliarias a enclaves como la Costa del Sol. El vicedecano del Colegio de Economistas de Málaga y presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, Antonio Pedraza, que acaba de impartir una conferencia sobre el tema en la Cámara de Comercio de Manchester, patrocinada por el Instituto Cervantes, analiza todas estas cuestiones.

¿Qué efectos económicos ha generado de momento el brexit?

Todavía no se están notando excesivamente. Los mercados están reaccionando con mucha tranquilidad. Si hay cierto nerviosismo es más por la parte de Reino Unido que por el resto de países de la UE, cuyo futuro depende más del resultado de las elecciones francesas de este domingo. El Reino Unido ha crecido en el primer trimestre del año menos que el continente. Lo que sí le va bien son las exportaciones aunque es por el hecho de que la libra ha bajado un 16% en su cotización frente al euro, y todavía se dice que puede bajar un 5% o 6% más. La Bolsa británica también funciona bien pero es que los indicativos del FTS 100 (el IBEX 35 de allí) dependen mucho de estas exportaciones. Así, la Bolsa marcha aunque es la moneda la perjudicada. Los británicos creen que todo esto generará más inflación y les restará poder adquisitivo. Eso, de rebote, también nos perjudica al resto, porque podrán gastar menos. Todo está interrelacionado.

¿Tienen temor los británicos?

Temen la negociación que se les viene. Pienso que el adelanto electoral de Theresa May responde a su intención de fortalecerse en su partido, porque tiene dentro partes discordantes que quieren que el brexit sea más duro y ella quiere acallar esas voces. Si lo consigue podríamos tener un brexit blando, que sería lo mejor para todos.

¿Cree que se han arrepentido de la decisión de irse de la UE?

El referéndum fue un error de cálculo político. Al Reino Unido no le convenía este tema. Los jóvenes votaron a favor de quedarse en la UE. Han sido los mayores los que votaron contra Europa. Y aún así el «no» salió por muy poco, no por una gran diferencia. El caso es que marcha atrás no hay. Lo que queda es que May gane las elecciones y pueda negociar con tranquilidad un brexit más blando del esperado. Europa le pide 60.000 millones de euros al Reino Unido por los proyectos pendientes y sus años en la UE. Si tiene que pagar eso, la deuda británica aumentaría y también su prima de riesgo y eso incidiría más en la debilidad de la libra.

España es una economía muy conectada con Gran Bretaña, ¿se verá especialmente afectada?

Hay 24 países afectados en el continente con la moneda común. España es uno más de ellos ¿Dónde nos puede afectar? En el turismo aún no se ha notado (y las reservas de ese año ya están vendidas) pero pienso que lo puede hacer a partir del año que viene. Creo que el turismo británico, que supone el 25% del total de visitantes extranjeros que recibe España cada año, podría caer un 10% en los próximos ejercicios. No es algo excesivo, pero significa que pasaremos de subir a bajar. Y me preocupa más la incidencia que pueda tener el brexit en el turismo residencial. El peso de los británicos en la inversión inmobiliaria extranjera en España bajó del 24% al 16,4% entre 2015 y 2016. Yo creo que las cifras, en general, pueden caer un 20%. Es un dato a tener en cuenta y preocupante. Ahí incidirá tanto la cotización de la libra como el tema de la fiscalidad, que es perjudicial para el residente británico. Les afecta el impuesto de patrimonio y el de sucesiones (eso en Andalucía, porque hay otras regiones que sí lo han quitado). Y hay mucho propietario británico de viviendas que es pensionista, muy sensible a todo esto.

¿Qué puede ocurrir?

El riesgo es que vendan sus casas para regresar al Reino Unido o que busquen otro destino con otra moneda más favorable. Aunque sí es cierto que España y Málaga, por ejemplo, son destinos muy consolidados para los británicos. De España se valora mucho la seguridad en la calle, la calidad de vida y el clima. Y se critican aspectos como la burocracia, lo que ellos definen como falta de seguridad jurídica y el tema de los impuestos. El hecho de que la última reforma fiscal aplicada en España obligue a los residentes extranjeros a declarar los bienes que tienen en su país también les incomoda. Todos los profesionales que prestamos servicios a estos residentes pensamos que en España deberíamos igualarnos a países como Francia o Portugal, lo que aliviaría la fiscalidad respecto a estas personas.

En Málaga, el mercado británico es vital en volumen de turistas y en inversión inmobiliaria.

El turismo británico que venga, al estar la libra mas baja que el euro, será de más calidad, y en ese sentido lo que nos toca es mejorar también la calidad del servicio para que ese turismo de alto poder adquisitivo siga viniendo. No creo que sea factible subir los precios hoteleros con las estructuras de la Costa del Sol pero sí mejorar todavía más la calidad. Y otro tema importante será diversificar el turismo. Los británicos son mucho de la Costa del Sol y de Menorca y los alemanes de Mallorca y de las Canarias. Pues el turista alemán va a ser muy importante en el futuro, porque viaja lo mismo que el británico y gasta más. Captar más turismo alemán puede servir para compensar la posible bajada de británicos por el brexit. También es momento de diversificar turismo de fuera de la UE, para no depender tanto del euro.

¿Qué haría para prevenir la posible marcha de turistas residenciales?

Modificar la legislación fiscal. El turista residencial es el que compensa de alguna forma la estacionalidad en la Costa del Sol, viniendo a su casa en invierno. Eso es muy importante de mantener, fundamental. El residente extranjero está muy castigado y podría haber una disminución importante de esta inversión. El tema afecta a toda España, pero más a Andalucía por la asimetría fiscal comentada.

¿Podría haber una marcha de empresas británicas de España?

Creo que no afectará de una forma preocupante. Según los últimos estudios, el 60% de las empresas británicas presentes en España afirma que el brexit no les va a afectar y otro 8% piensa incluso que sus inversiones en nuestro país van a aumentar. Otro 28% sí estima que el tema del brexit afectará a esas inversiones. Las empresas británicas, como sus ciudadanos, valoran mucho a España, su calidad de vida, su clima aunque critican los cambios legislativos en algunos temas (por ejemplo, las energías renovables o la problemática con las viviendas que no han sido legalizadas), que ven como una inseguridad jurídica.

¿Qué piensa de la estrategia del Ayuntamiento de Málaga de postular a la ciudad como capital de negocios para tratar de captar a las empresas británicas que busquen un emplazamiento en la UE tras el brexit?

Es una buena idea. Yo creo que Málaga ofrece mucho en un mundo donde los negocios están cada vez más deslocalizados. Tecnológicamente está muy bien situada, hay un magma de empresas con epicentro en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), una masa crítica de I+D impulsada por el segmento de las telecomunicaciones, buen clima y gran calidad de vida. Eso se valora mucho. Otra cosa es que de la City de Londres se vayan a ir tantas empresas como se dice. Y hay destinos alternativos como Munich o Fráncfort que pueden ser más competitivos que Málaga para las grandes empresas. Pero para firmas subsidiarias de éstas o con algún grado de tangencialidad, Málaga puede ser un destino paradisíaco. En todo caso, yo creo que lo importante es que Gran Bretaña pueda llegar a una entente con la UE como en los casos de Canadá y EEUU, con libre circulación de capitales y mercancías. La dificultad va a estar en las personas. El permiso de residencia y de trabajo va a ser necesario, aunque podamos viajar sin visado. Lo más duro para los residentes británicos en España es que perderán la asistebcia sanitaria públicas (Reino Unido paga cada año 284 millones a España por este servicio). Eso afectará a todo el que vive y trabaja aquí.

La economía de Málaga crecerá de nuevo en este 2017, aunque de forma más contenida.

Sí, pero creceremos por encima de la media española y andaluza y seguiremos creando empleo. Otra cosa es que ese empleo sea en su mayor parte precario y temporal pero en Estados Unidos, por ejemplo, ocurre lo mismo. Hay mucha movilidad temporal.

¿No debería la recuperación económica traer ya empleo de calidad y mayores salarios?

Debería, pero antes debemos examinar la tipología de empleo que creamos. Los meses fuertes de contratación son los de verano o periodos como la Semana Santa. Nuestra estructura productiva está basada en el sector servicios, muy afectado por la temporalidad y que, por ello, demanda empleos temporales mayormente ¿Tenemos una industria con la fuerza suficiente para crear empleo estable a medio y largo plazo?

Pues se habla desde hace años de cambiar el modelo productivo de Málaga pero parece que todo siga más o menos igual.

El modelo hay que diversificarlo más porque cuando llegan los ciclos bajos somos los primeros en irnos al hoyo, igual que cuando llega un ciclo alto somos los primeros en salir. El sector servicios tiene el mayor volumen de empleo y cuando llega un vendaval nos coge. Habría que compensar ese modelo. Se está haciendo un esfuerzo importante en Málaga con toda la industria tecnológica alrededor del PTA y con la industria agroalimentaria, cada vez más fuerte. Pero cambiar un modelo productivo es una cuestión que lleva tiempo. Y sin olvidar que nuestros principales activos seguirán siendo el clima y la calidad de vida. Hay que compensar los servicios con otros sectores que crezcan pero sin que los servicios bajen su aportación.

¿Recuperaremos el empleo previo a la crisis?

Estamos a punto de recuperar los niveles de PIB. En el tema de empleo se dice que para 2020 se podría llegar a una tasa de paro en España del 11% (ahora tenemos un 18%), siempre que nos ayuden las condiciones exteriores y que el ciclo de recuperación sea largo.