En una semana la militancia socialista está llamada a las urnas para elegir a su líder. A nadie se le escapa la trascendencia del momento después de todo lo acontecido en el PSOE en los últimos meses ni del contexto en el que se engloba con una socialdemocracia europea que no pasa por su mejor momento. Una decisión que recaerá sobre casi 200.000 militantes que tendrán en sus manos la responsabilidad de elegir el futuro del Partido Socialista.

Pedro Sánchez ha emergido tras un movimiento de bases socialistas que reaccionaron tras el acoso y derribo al que fue sometido su secretario general que tuvo como corolario un vergonzoso comité federal y la abstención socialista a la investidura de un Mariano Rajoy perseguido por la corrupción de su partido; todo ello además de espaldas a la militancia e incumpliendo la palabra dada a nuestros votantes. Estos hechos llevaron a la dimisión de Pedro Sánchez, primero de la secretaría general y posteriormente del Congreso de los Diputados dejando constancia de que la credibilidad de su palabra tenía más valor que el aferrarse a los cargos que ostentaba. De la indignación inicial de la militancia se pasó a la ilusión de saber que Pedro Sánchez decidía volver a presentarse.

El proyecto presentado y denominado Una nueva socialdemocracia se enmarca en la tradición socialista de los valores de la libertad, la justicia y la igualdad, pero adaptados a los tiempos actuales marcados por la globalización, la tecnología, el cambio climático, el envejecimiento de la población y un capitalismo financiero que está ocasionando niveles de desigualdad intolerables para cualquier persona con una mínima sensibilidad social. Los retos que afronta el documento político se centran en propuestas contra la pobreza, la precariedad laboral, el desempleo juvenil y de mayores de cincuenta años, así como en la promoción de una nueva economía ecológica y en la búsqueda de soluciones contra todo tipo de dominación basadas en la desigualdad. Parece necesario insistir en la idea de que reclamarse de izquierdas, reclamarse socialista es la reivindicación de la lucha contra la desigualdad.

Pedro Sánchez viene avalado por un amplio respaldo de las bases, que desde hace meses llenan sus actos en cualquier punto del país y que quieren de nuevo ser protagonistas en la vida del PSOE, participar en sus decisiones importantes; también por la ciudadanía progresista, pues las encuestas dicen que su liderazgo es el preferido, con mucha diferencia por los votantes socialistas de todo el país, tanto los actuales como los que nos abandonaron. De la misma manera está apoyado por diputados y diputadas con gran bagaje político y profesional, y por personalidades políticas e intelectuales de primer nivel como Josep Borrell, José Felix Tezanos, Cristina Narbona, Manuel Escudero y otros muchos.

En definitiva, una candidatura que cuenta con un líder creíble y honesto, un equipo solvente y comprometido, un proyecto riguroso y ambicioso y unas bases socialistas muy implicadas, un PSOE de izquierdas dispuesto a convencer de nuevo a una mayoría social.

*Ignacio López es militante base del PSOE de Málaga