­Poco queda de la Málaga por la que solo paseaban los lugareños. El crecimiento de los últimos años y su apuesta cultural tienen como resultado unas calles en las que convergen multitud de nacionalidades casi a diario. Solo hay que tirar de datos para ver que la ciudad se ha consolidado como un destino que visitar: en 2016 contó con más de 1,2 millones de viajeros alojados en sus hoteles y 440.000 cruceristas.

La apertura del museo Picasso en el año 2003 supuso un antes y un después en términos turísticos, la puesta en el mapa de una ciudad que hasta entonces era invisible para las guías y empresas encargadas de organizar visitas culturales.

Todas las empresas y asociaciones de guías turísticos que trabajan en la ciudad coinciden en que el factor sorpresa es la clave de la satisfacción del visitante. «En Sevilla esperan la Giralda, en Granada la Alhambra y aquí no conocen nada, quizá lo asocien con Picasso pero poco más», explica el guía turístico de Málaga Discovery Francisco Aguilar. Y es que el único referente a nivel cultural que existe para aquellos que buscan algo más allá del sol y playa es al pintor Pablo Ruiz Picasso, en términos generales. Apenas son conscientes de que la ciudad cuenta con una catedral, la Alcazaba, un Teatro Romano o una amplia oferta cultural con hasta 37 museos de lo más variopinto. Un paseo por los puntos claves del centro histórico supone visitar hasta 3.000 años de historia comprimidos en pocos metros. La sorpresa y riqueza cultural juega a nuestro favor.

La presidenta de la Asociación Profesional de Guías Turísticos Oficiales, Auxiliadora Jiménez, asegura que el recorrido básico contempla Gibralfaro, la Alcazaba, el Teatro Romano y el museo Picasso. Si hay tiempo o el grupo lo solicita el museo Thyssen e incluso el Pompidou también tienen gran aceptación entre los visitantes. «Les llama la atención poder visitar tantas cosas a pie», expone. Los muses y colecciones permanentes y temporales ganan cada vez más peso entre los que nos visitan.

El tópico está presente pero no siempre. Los que vienen de tour por Andalucía saben un poco más qué hay en cada ciudad pero los cruceristas que están de paso o aquellos que vienen parte de sus vacaciones a conocer la ciudad esperan algo más tradicional. Locales con gastronomía malagueña, vinos de la tierra o espectáculos de flamenco a través de los cuales adentrarse un poco más en la Andalucía más folclórica.

Ante esta situación todos los guías consultados apuntan a que Málaga vive un crecimiento imparable en los últimos años pero corre el riesgo de modernizarse hasta tal punto que su esencia quede atrás. «Estamos alcanzando una saturación que hace que el destino pierda autenticidad. Vamos por ese camino y a los visitantes no les gusta eso», afirma el guía Alejandro Pérez-Malumbres de Arqueoguía.

Degustar un tataki de atún o tomar un zumo de multifrutas que tanto se estila ahora no capta la atención de los que visitan Málaga. Ellos quieren comer pescaíto, beber un vino en una terraza o contagiarse del día a día del malagueño. Algo cada vez más difícil y que cuenta con sitios concretos.

En cuanto al tiempo de estancia, supone un aspecto clave para ver qué se puede visitar. Cuando no son visitas relámpagos lo que manda es conocer un poco más la cultura. «El mercado de Atarazanas, ver los productos locales o sentarse a tomar unos churros son algunas de las actividades que se pueden hacer y que suelen gustar mucho», informa Rocío Gómez, directora de Tour in Málaga.

La iglesia de la Victoria, el jardín botánico histórico de La Concepción, el Museo Ruso o el de Málaga. La ciudad cuenta con infinidad de lugares aún por explotar que harían del destino un lugar más competitivo y todos coinciden: las instituciones deben trabajar de manera más concienciada la promoción del destino. Quizá sea la petición más generalizada ya que el día a día deja entrever que Málaga aún es una gran desconocida.

Peticiones

En cambio, por raro que pueda sonar para los que viven aquí, el comentario más común durante una visita es lo limpia y segura que es la ciudad. Las palmeras y el colorido verde que asoma por la ciudad también gana puntos entre nuestros visitantes. Que la gente sea agradable es algo con lo que ya cuentan. Sin embargo, en el lado opuesto está la falta de baños públicos, paradas de autobuses más próximas al casco antiguo, sobre todo para los mayores, que llegan en grupo. Sin contar con lugares de corte más tradicional. Una tarjeta que facilite la conexión entre los transportes públicos como se hace en otras ciudades europeas facilitaría la movilidad del visitante y ayudaría a conocer lugares más allá del área principal, según indican los propios guías que mantienen contacto directo con los visitantes.

Positivo

La limpieza y la cultura, al alza

La concentración de escenarios culturales en tan pocos metros cuadrados capta mucho la atención de los turistas. Ver un teatro romano en pleno casco histórico no es nada común para ellos. La limpieza también es una cuestión que destacan y agradecen mientras pasean.

Negativo

Málaga no es solo Picasso

Todas las empresas preguntadas coinciden en un aspecto: la ciudad de Málaga está asociada a Picasso para el turista, lo cual es positivo, pero es una gran desconocida más allá de este punto. El potencial está ahí y piden a las instituciones que se exploten más aún.