El Cementerio de San Miguel, en pleno corazón de Capuchinos, ha sido testigo de más de doscientos años de la historia de una ciudad que ha pasado por infinidad de vaivenes. Sus panteones acogen a algunos de los más célebres personajes de la Málaga noble, burguesa e industrial de los siglos XIX y XX y a destacados intelectuales, y en la elaboración de los templetes han participado célebres arquitectos y artistas de diferentes épocas.

Ahora, este camposanto, dirigido desde el 1 de enero por un nuevo director técnico, Jorge Serra, resurge de sus cenizas y se abre a la ciudad como testigo mudo del paso del tiempo y como foto de la memoria colectiva de los malagueños, de sus raíces. Para empezar, desde hace unas semanas se está reformando el panteón de la familia Heredia, lo que ya de por sí es una noticia de entidad. No hay ningún malagueño que no sepa quién fue Manuel Agustín Heredia, que emigró a la Málaga de inicios del XIX desde La Rioja, amasó una inmensa fortuna y se casó con Isabel Livermore en 1813, tal y como se refleja en la página web de la Asociación de Amigos del Cementerio de San Miguel.

El cementerio fue bendecido en 1810 y cercado en 1829, siguiendo el diseño del arquitecto Mitjana. El panteón de los Heredia fue concluido en 1882 y su construcción fue dirigida por el arquitecto Cirilo Salinas, subraya la asociación en su web. Entre sus joyas destaca la tumba del industrial, ejecutada por Lorenzo Bartolini, arquitecto de cámara de Napoleón. En la actualidad, se está reparando la cubierta, que es parte de la imagen del cementerio, para acabar con las filtraciones que amenazaban su conservación. La empresa Resema se encarga de la actuación, con un presupuesto de 28.879 euros desde diciembre de 2016. En el mismo están enterrados, entre otros, el empresario, así como Trinidad Grund y Amalia Heredia Livermore, marquesa de Casa Loring.

Con los trabajos iniciados, tras la visita de la Junta, se hizo un estudio petrográfico para tratar de emplear los mismos materiales que se usaron en la confección de la cúpula, lo que ha elevado el presupuesto a 33.980 euros. El 5 de mayo se recibió la validez de los resultados para poder realizar la reconstrucción según el proyecto.

Asimismo, se está elaborando un plan de obras que establezca prioridades: en los años 2017-2018 se van a recuperar las naves laterales de la derecha de la fachada, es decir, las antiguas salas de duelos y autopsia, para «hacer un museo o un centro de interpretación de templos funerarios», explica Serra, cuyo fin es dar a conocer la vida y obra de los personajes históricos enterrados en este camposanto. Además, otra de las salas, conocida como la del cabezazo, por las muestras de condolencia de quienes acudían a los funerales con los nobles dolientes, acoge una sala de conferencias que se ha abierto al uso vecinal.

Además, hace unas semanas se han descubierto pinturas geométricas en ocho pilastras de la capilla y se están haciendo catas para recuperarlas; se van a rehabilitar el arco y la verja que comunican la capilla y el panteón de los Heredia, y, según quede el proyecto de reurbanización de la plaza del Patrocinio, se terminarán las aceras, así como también se están reformando los servicios y el vestuario y se hacen pequeñas reparaciones de puertas y jardines.

Serra señala que todas estas actuaciones tendrán que ser analizadas en la Comisión Histórico-Artística, que ahora se está reconfigurando de nuevo y de la que formarán parte, entre otros, la jefa de Patrimonio del Ayuntamiento, Fanny de Carranza; profesores de la UMA como Francisco Rodríguez Marín; José Manuel Cabra de Luna; el presidente de la Asociación de Amigos de San Miguel; el arquitecto Emilio Betés, que ha trabajado mucho y bien en el cementerio, y la anterior responsable del camposanto, Araceli González. Una vez que se analice el plan de obras, irá al consejo de administración de Parcemasa. Además, hay que contar con la Junta, dado que el cementerio está incluido en el Catálogo de Patrimonio Histórico del Gobierno andaluz.

Que San Miguel tiene hoy otro pulso es real: el año pasado fueron tres mil las personas que lo visitaron en diferentes visitas nocturnas y diurnas, algunas de ellas teatralizadas. Urbanismo y Cultura se están volcando para dotarlo de este tipo de actividades y la idea en un futuro es que forme parte de rutas turísticas. Serra suele descubrir a gente que viene a pasear o a pintar, o incluso a estudiantes extranjeros que estudian los panteones. Las visitas teatralizadas, señala, se hacen con personajes que todos conocemos como Eduardo Ocón, los Heredia o Félix Sáenz. También hay enterrados ilustres alcaldes como Salvador González Anaya, periodista y académico que, además, es el bisabuelo de Serra. Las grandes familias de la ciudad, fundamentalmente la burguesía fabril, tienen panteones en el camposanto. El año pasado se llegó a recrear el entierro del hijo de Manuel Agustín Heredia, siempre con un gran respeto hacia el fallecido. Lo que se busca es que los malagueños se impliquen en un recinto que es parte de su memoria, de quienes son, y que en cierta medida les explica.

El panteón de los ilustres, que también se quiere rehabilitar, contiene los restos del poeta Salvador Rueda, así como del pintor Martínez de la Vega, el gran imaginero Francisco Palma García y desde hace relativamente poco, el poeta Alfonso Canales. También reposan en el cementerio el pintor Moreno Carbonero (quien diseñó el trono de Jesús del Sepulcro), el conde del Guadalhorce, la escritora norteamericana Jane Bowles, icono de la generación Beat, o Luis Bolín, el piloto del Dragón Rapide, que llevó a Franco a África para ponerse al frente de las tropas sublevadas en 1936.

Ahora, se trata de que los jóvenes y no tan jóvenes conozcan el camposanto y que se impliquen en su conservación y recuperación. También hay intentos para llegar a los familiares de los personajes ilustres cuyos restos están en los panteones, con el fin de que se hagan cargo del arreglo de estas bellas construcciones funerarias en las que participaron arquitectos de la talla de Rucoba, Jerónimo Cuervo o Guerrero-Strachan (él mismo y muchos familiares insignes están en el camposanto). Recientemente, Serra se sorprendió de encontrar a unas familiares madrileñas de los Heredia visitando el panteón principal.

La historia es incluso caprichosa con este cementerio: cuando Torrijos y sus colegas liberales fueron fusilados por orden de Fernando VII en las playas de San Andrés, sus restos reposaron aquí, hoy más que nunca, historia viva de la ciudad. Luego, fueron trasladados a su actual emplazamiento, en la plaza de la Merced. Hoy, siguen aquí los de su confesor, el padre Vicaría. La lista de ilustres es tal, que este reportaje se queda corto para describir tantas vidas insignes cuya memoria hoy tratan de recuperar tanto Serra como los responsables municipales y la asociación. Parte de los enterramientos pertenecen a cofradías como la de El Rico, Buena Muerte o El Huerto, lo que recuerda el importante papel que estas corporaciones nazarenas tuvieron desde su fundación en el entierro y soporte de sus hermanos. Aún hoy, el viejo cementerio se yergue orgulloso en el corazón de una ciudad que empieza a mirar a su pasado.

Un cementerio con mucha historia

1. Hallan pinturas geométricas en las pilastras de la capilla

En la imagen superior pueden ver algunas de las pinturas geométricas encontradas en las ocho pilastras de la capilla del Cementerio de San Miguel. Ya han concluido las catas y se está a la espera del informe de Cultura al respecto.

2. Trabajos en el panteón de los Heredia

Imagen del mausoleo de la tumba de Manuel Agustín Heredia, esculpida por Lorenzo Bartolini, escultor de cámara de Napoleón. Ahora, se trabaja en impermeabilizar el techo.

3. Hasta la capilla

Aquí pueden ver la puerta de entrada al cementerio, con el enorme pasillo que conduce a la capilla y al panteón de los Heredia.

4. El descanso de los artistas

Este es el panteón de los ilustres, donde están los restos de Salvador Rueda, el pintor Martínez de la Vega, el escultor Paco Palma García o el poeta Alfonso Canales, fallecido hace pocos años.

5. Los Larios

Instantánea panorámica de los panteones. Al fondo, el de los Larios.