Toros que surcan los cielos en parapente, una procesión de Semana Santa en la barca de Caronte por la Laguna Estigia, reyes, obispos, monjas, sindicalistas... los pinceles de Paco Moreno Ortega (Málaga, 1931) llegan cargados de imágenes oníricas y de ironía en su nueva etapa pictórica, que hasta el 31 de mayo puede verse en el Ateneo de Málaga con el título de La otra mirada.

Autor de más de 20.000 obras, este artista incansable ha dado un giro a su pintura y aunque no ha dejado de lado sus conocidas marinas, ahora se decanta por dejar volar la imaginación. «Este tipo de pintura ha estado latente en mí, soterrada y hay un campo enorme porque es un tipo de pintura de surrealismo onírico, con mucho simbolismo», confiesa.

Esa latencia puede comprobarse en la misma exposición, porque entre los cerca de 40 cuadros hay unos pocos pintados hace 10, 20 o 50 años en los que ya asoman estas características. «Esta línea la he tenido siempre, lo que pasa es que no lo hacía porque no era comercial», destaca. Por eso señala que, «ahora que la pintura en general no se vende, tengo que la ocasión de pintarla». Y el caso, sonríe, es que son muchas las personas que ya se han interesado por las obras de esta nueva etapa.

En ellas, subraya, quiere mandar un mensaje: «Es una crítica a toda esa enorme parafernalia de las puestas de honor en la vida, en la política, la Iglesia, la vanidad...», resume. Quiere que sea una sátira, «pero no demasiado cruel o violenta, sino con un sentido humorístico, porque el día que te mueres no eres nada», apunta.

Bien puede ser la suya una reinterpretación de los famosos vanitas del Barroco, sólo que, en lugar de bodegones, Paco Moreno plasma la comedia humana en sus cuadros, la mayoría corales en los que se ríe de la pomposidad de la vida.

En uno de sus obras, detalla, una enorme calavera sirve de filtro de la Humanidad, porque por un ojo entra una multitud salida del Averno y por el otro, salen ya «purificados», en forma de pájaros, rumbo al cielo.

El propio Moreno Ortega ve la huella en muchos de ellos tanto del Bosco como de Gutiérrez Solana. «Hay algunos que son muy solanescos», cuenta.

Siguen presentes, esos sí, los grises que le han hecho tan conocido. «No me he podido desprender de ellos en su totalidad, siempre me han gustado los grises», aunque admite que en futuras obras «quitaré un poco el gris y colorearé más las zonas».

Paco Moreno Ortega quiere seguir explorando esta senda, «porque a mi edad, si no lo hago ahora no lo voy a hacer nunca». La de él es una vocación sin edad, como la de Picasso, con quien se compara por esas ganas de seguir creando. «Me gusta trabajar, es consustancial a mí. Y en esto, que es totalmente nuevo, tienes además mucha libertad y me divierto mucho».

Pero la presencia de Paco Moreno este mes en el Ateneo será doble: este jueves, a las 20 horas, presenta Viaje por el gris, la biografía que de él ha escrito el conocido escritor Diego Ceano.