Los alumnos andaluces de sexto de Primaria y de cuarto de la ESO se enfrentarán este año a unas evaluaciones finales de etapa. Serán los días 7 y 8 de junio. Tendrán carácter muestral y se realizarán en los centros que han sido seleccionados de forma aleatoria. Los colegios ya saben cuáles han sido elegidos. En el San Francisco de Asís, de Mijas, por ejemplo, ya se preparan para hacer estas pruebas que valorarán el grado de adquisición de competencias en Lengua, Matemáticas e Historia.

Se destierra así la palabra «examen» del vocabulario de los escolares, que muchas veces se sienten presionados por la nota. Esto es más como un reto, una especie de juego en el que se les valoran sus habilidades competenciales lingüísticas o matemáticas a través de casos prácticos. Lo que antes se llamaba «pregunta de examen», ahora, con la LOMCE, se llama tarea. «Yo veo, con este método de trabajo, a los niños, por ejemplo, mucho más motivados. Mi experiencia, desde que trabajamos por competencias, es que cuando les das este tipo de pruebas, al ser una novedad para ellos, la reciben como un juego intelectual, un reto. Nunca les hemos presionado con la nota. Ha habido alguna ocasión en la que lo hemos llegado a plantear como un simple ejercicio de trabajo cooperativo en el que todos tenían que ayudarse para encontrar las respuestas al reto», explica José María Jiménez, que acumula una experiencia de 33 años como maestro en este centro.

Hace solo unos minutos que ha comenzado la cuarta prueba diagnóstica de competencias que hacen sus alumnos este año. Una forma de calentar motores de cara a las pruebas oficiales de la Junta de Andalucía.

«Nosotros llevamos al menos desde quinto de Primaria trabajando en este tipo de tareas. En estas pruebas tienen que demostrar destrezas muy diversas. Por ejemplo, saber cuántos largos puede llegar a nadar una persona en una hora en una piscina olímpica o mostrarle una serie de etiquetas de distintos productos de supermercado que ellos tendrán que saber interpretar. El resultado es el mismo, saber si han aprendido. Pero en este caso lo que también nos dicen los resultados es si sabe aplicar a su realidad lo que adquirido», añade Antonio Javier González, coordinador de Primaria del colegio.

Ningún centro sabe por ahora cómo será la evaluación final. La Delegación de Educación informa de que han sido elaboradas por distintas comisiones de maestros y profesores que imparten docencia en los cursos que van a ser evaluados. Precisa también que estas pruebas serán aplicadas en cada centro por profesorado seleccionado por la dirección entre quienes no impartan docencia al alumnado que las realizan.

Por otro lado, la corrección será realizada por personal «con la debida cualificación» en función de las materias objeto de las pruebas y bajo la coordinación de la Agencia Andaluza de Evaluación Educativa. «Los centros que forman parte de esta selección ya han sido informados y están en constante contacto telefónico con la Administración para resolver cualquier duda o contratiempo que les pueda surgir», añadieron fuentes de la Delegación de Educación.

En el caso del San Francisco de Asís, los docentes ya han sido convocados a una reunión en el CEP de Málaga la próxima semana, donde recibirán información acerca del formato, del contenido de la prueba y de los criterios de evaluación.

La duración de cada una será de 60 minutos, con un descanso de 30 minutos entre dos pruebas consecutivas. La Agencia Andaluza de Evaluación Educativa facilitará a los centros seleccionados tanto los cuadernillos de las pruebas como los cuestionarios de contexto para recoger información sobre la situación socioeconómica de su alumnado.

«Sabemos que los resultados no se harán públicos. Que es un mero recurso para conocer el nivel de los alumnos. Nosotros lo vivimos como una experiencia más, que nos enriquece como centro y que nos da también pista sobre nuestra propia labor, ya que llevamos tiempo aplicando trabajando por competencias y nuestros alumnos también lo viven como un proyecto más», agrega Antonio Javier González.

Así también lo ve Luz Hobart que, con 11 años de edad y entre respuesta y respuesta, explica cómo el hecho de hablar de «pruebas» en vez de «exámenes» le tranquiliza a la hora de enfrentarse a las tareas. «Son más largas que un examen, eso sí. Salvo por que hay al final una nota, parece que estás jugando. Aunque hay mucha variedad de ejercicios. A mí, por ejemplo, los que más me gustan son los de Lengua, son los que se me dan mejor».

Su compañero, José Manuel García, de 12 años, reconoce que, a pesar de tener un formato tan distinto a los exámenes de otros tiempos, él sigue poniéndose «algo nervioso». «La primera vez que hice una prueba de estas me sorprendió un poco. Lo vi complicado. Pero reconozco que gracias a ellas he aprendido mucho. Sobre todo palabras nuevas o realizar operaciones matemáticas de forma más fácil. Lo prefiero», asegura.

En Primaria, las pruebas valorarán el grado de adquisición de la competencia en comunicación lingüística (Lengua Castellana e Inglés), de la competencia matemática y de las competencias básicas en ciencia y tecnología. En Secundaria se evaluarán las competencias lingüística y matemática, junto con la competencia social y cívica (materia de Geografía e Historia).