Hace un tiempo que Miguel Ángel Heredia confesó a su círculo más cercano que no iba a seguir como secretario provincial del PSOE. Una decisión que estaba tomada antes de que se conociera el resultado de las primarias. Con Susana Díaz perdió su apuesta personal, pero el liderazgo del partido en Málaga se le fue de las manos mucho antes. Las consecutivas derrotas electorales en la provincia han servido como combustible de un malestar que ya estaba latente entre las bases. Para colmo, se hicieron públicas unas grabaciones poco elegantes que sólo contribuyeron a que de el de Mollina, desconocido hasta entonces fuera de Málaga, adquiriera fama nacional. Desde entonces, y ya han pasado unos meses, Heredia guardaba silencio hasta el pasado fin de semana, cuando habló por primera vez de su futuro durante el congreso extraordinario para elegir a los delegados malagueños que acudirán al congreso federal del 16 al 18 de junio.

Puede ser que dar la cara le hubiera ahorrado más de una mala mirada. Hablando, la gente se entiende aunque, en su caso, la realidad es que una parte significativa de la militancia ya no le quiere escuchar. No ven en él una figura con autoridad para marcar los pasos del partido y no sale bien parado de las muchas conversaciones que se están produciendo a nivel de agrupaciones. Las bases le señalan directamente y ningún cargo público ha sido capaz de mostrarle su respaldo de una manera explícita.

«Yo creo que está tocado», asegura una persona que comparte derroteros con él en los pasillos del Congreso. Aunque sólo Heredia es capaz de expresar cómo se siente en su interior. Hasta el momento, lo único que ha declarado es que estará dónde diga su partido. Una fórmula que ya fue empleada por Díaz y con el decepcionante resultado conocido por todos. Casi una forma de preludio de lo que le podría deparar el futuro inmediato a Heredia.

Tras el congresillo del domingo, viajó a Madrid para asistir ayer a una cita no exenta de morbo. José Luis Ábacos, flamante portavoz provisional del PSOE, convocó una reunión del grupo parlamentario socialista, del que Heredia sigue siendo secretario general. Puesto que Antonio Hernando dimitió como portavoz al instante de conocerse la victoria de Pedro Sánchez, muchos de sus compañeros, sobre todo de fuera de Andalucía, pensaban que la renuncia de Heredia iba a venir detrás. Pero optó por resistir a todos los que pedían su cabeza a viva voz. Al menos, hasta la celebración del congreso federal. El propio Ábalos confirmó ayer que no habrá más cambios en la dirección del grupo parlamentario hasta que se salga del cónclave federal.

Aunque eso no esconde que muchos militantes, los sanchistas en su totalidad, consideran que tenía haber dado un paso atrás. Juzgando por el lenguaje corporal -las imágenes muestran a un Heredia sonriente y dicharachero-, tiene asumido que será revelado y ahora lo que toca es dar imagen de cohesión y unidad cuando los suyos, aquí en Málaga, andan todavía un poco aturdidos por el sopapo de las primarias.

En busca del sucesor. La inevitable caída de Heredia supone asimismo el regreso de la lucha por el poder en el PSOE de Málaga. Desde la dirección provincial insisten en que todavía nadie ha podido escuchar de la boca del aún secretario general que no se presentará a una reelección. Por otra parte, algo difícil. No podrá presumir Heredia de que atiende últimamente mucho a la prensa. Posdatan una decisión suya hasta después del verano, pero eso no impide que el PSOE de Málaga, más allá de listas consensuadas y fotos de cara a la galería, sea un hervidero. La guerra ha comenzado y es tiempo de vítores internos. Cuando el entrenador está sentenciado, los jugadores buscan a alguien que les asegure la titularidad durante la temporada que viene. Más allá de la incertidumbre que acompaña a cada lucha por el poder, ya se están postulando varios candidatos para suceder a Heredia. «Pedro no se meterá en Sevilla y Susana no se meterá en Madrid» explican fuentes del PSOE que esta premisa máxima, que hará que las personas cercanas a Sánchez renuncien a presentar una candidatura alternativa al congreso regional, traslada el campo de batalla a las provincias.

El baile de nombres incluye, según fuentes socialistas, a José Luis Ruiz Espejo como candidato oficialista. Sosegado en sus apariencias, proyecta humildad y educación. Nadie en el PSOE de Málaga se atrevería a decir nada malo contra él. Pero el pasado transita en la memoria y los críticos con la dirección consideran que «la renovación no puede venir por la continuidad», ya que lo asocian a la actual dirección del partido. No hay que menospreciar, por otra parte, a los alcaldes de la Costa que estarían buscando a su propio candidato. Antonio Moreno Ferrer estaría a la cabeza de sus deseos. «Que presidiera el congresillo del fin de semana no fue casualidad», señalan las fuentes consultados.

Otro actor que ha emergido con fuerza es el propio Ignacio López. Como portavoz de la plataforma a favor de Sánchez, ha luchado contra viento y marea en los últimos meses. Hasta convertirse en un héroe para los suyos. Estaría sopesando dar el paso al frente. Eso sí, no sentó bien que pactara una lista para el congreso federal con Heredia al frente. Para mantener la esperanza de ganarle de verdad al candidato oficial, también hay movimientos para perfilar a una vía aglutinadora. Muchos ven en un candidato consensuado la única posibilidad de un derrumbe de los viejos poderes establecidos.