Entre un 25 y un 35% de los casos de infertilidad en el seno de la pareja son consecuencia de la mala calidad del semen de hombre. Aunque las causas son variadas, los expertos apuntan a dos extremos: la edad del varón y factores ambientales, como el estrés o hábitos como el tabaquismo.

La realidad es que la infertilidad masculina va en aumento. Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace dos décadas determinaba que el nivel óptimo de semen era de 50 millones de espermatozoides por cada mililitro, hoy se considera normal con veinte, llegando a reducir los parámetros por la bajada de producción.

Ante el aumento de estas cifras, la Unidad de Reproducción del Centro Gutenberg ha llevado a cabo un estudio con el objetivo de analizar la influencia de la edad del varón en los resultados de las técnicas de reproducción asistida. Tras analizar más de 700 ciclos de donación de ovocitos, los expertos han dividido estos en dos: un primer grupo de menores de 45 años y otro comprendido por mayores o iguales a esta última cifra. Parte de la casuística tiene que ver con factores ambientales o de hábitos, como el consumo de alcohol, el tabaquismo, la alimentación o el sedentarismo. De hecho, el embriólogo Miguel Lara apunta a que las personas que pasan mucho tiempo sentadas, como los conductores, presentan más complicaciones que quienes no.

Según los datos obtenidos en dicho análisis, se observa una diferencia favorable en los ciclos con varones menores de 45 años que cuentan con mejores tasas de gestación y menor tasa aborto. A raíz de los resultados obtenidos se aprecia un aumento de casos en los que sería necesario pautar tratamiento farmacológico al varón. Lara apunta a que la edad influye a partir de los 45, aunque en la mujer lo hace a partir de los 35 años. «A partir de esa edad los espermatozoides empiezan a producirse con daño interno y tienen menos calidad», advierte el experto, que recuerda que eso reduce la probabilidad de que se produzca un embarazo.

Para los expertos, el daño, que se analiza mediante el ADN de los gametos adquieren notoriedad cuando este sobrepasa el 20% de cada cien estudiados. Así, señala que cada vez encuentran más casos con el 30 o el 40% de los espermatozoides dañados. El director adjunto de la unidad de este centro reproductivo admite que a los hombres les cuesta más aceptar que tienen problemas reproductivos que a las mujeres. «Cuando hay que recurrir a emplear semen de donante les resulta más difícil dar el paso y algunos incluso se niegan», apunta el embriólogo, que indica que existe una diferencia entre la donación de semen y la de óvulos, extremo que la mujer acepta mejor.

A ello hay que sumarle que las parejas cada vez retrasan más su deseo de ser padres, ya sea por exigencias profesionales o simplemente por hábitos sociales; este retraso se ha visto potenciado desde la incorporación de la mujer al mundo laboral y la aparición de métodos anticonceptivos muy eficaces. Por ello, las técnicas de reproducción asistida han conseguido que varones con patologías seminales severas, que en muchos casos nunca hubieran conseguido dejar gestantes a sus parejas, hoy día sean padres. El estudio de ambos miembros es fundamental para llegar al diagnóstico adecuado de la causa de la esterilidad y poder aplicar el tratamiento y en caso de ser necesario, la técnica de reproducción adecuada.

Cuando la cifra de la calidad de los espermatozoides se reduce, hay varias opciones. Normalmente la pareja se somete a una fecundación in vitro, técnica para la que se somete al hombre a un tratamiento farmacológico a base de vitaminas y antioxidantes. Además, en algunos casos se utilizan las columnas de anexina, unas columnas magnéticas que retienen los espermatozoides más dañados y que liberan a los que tienen más opciones. Con esta técnica, además de lograrse mayores tasa de embarazo, se han reducido las de aborto. De hecho, la edad del varón no solo redunda en la posibilidad de embarazo, sino que también en la calidad final del embrión pues, como admite Lara, cada vez se relaciona más la edad de los padres con enfermedades como el autismo.

Por este motivo, el director adjunto de la Unidad de Reproducción de Gutenberg alerta de que el futuro de la reproducción asistida pasa por la congelación de esperma, al igual que ya ocurre con los óvulos.