En España el árbol de la Ciencia ha tenido siempre muchos leñadores rondando a su alrededor hasta el punto de que, a estas alturas de la crisis, toparse con un científico que viva de la Ciencia es tan raro, impensable y exótico como conocer a un candidato carlista al trono.

Un amigo del firmante, científico en Cambridge y experto en genética, hace unos años se aburrió, como él mismo decía, «de abrir moscas» y se hizo periodista. Ahora subsiste en un periódico de tirada nacional con el complemento que a su sueldo espartano le proporciona la traducción de manuales científicos. Triste paradoja.

En Málaga, durante décadas, hubo un premio que reivindicó el esfuerzo del trabajo intelectual, la investigación a largo alcance tanto en Ciencias como en Humanidades. Ha sido un galardón que se ha comportado un poco como el Guadiana, por sus idas y venidas, aunque siempre ha tenido detrás a un grupo de entusiastas que ha conseguido que sea uno de los más prestigiosos de Andalucía.

Por todo ello, es una alegría comprobar que el árbol de la Ciencia, aunque sea de higos a brevas, recibe riego y abono de sus incondicionales, y aquí están, para demostrarlo, en su tercera etapa, los Premios Málaga de Investigación, que renacen, tras un pequeño paréntesis de un año, justo cuando cumplen medio siglo de vida, pues fueron convocados inicialmente por la Peña Malaguista en 1967,gracias al empuje de Luis Armentia, auténtico anima mater de casi toda la primera etapa mientras que en la segunda, de una década de vida, contaron con el apoyo de Cajamar y la Diputación, además del respaldo de las dos academias.

En esta feliz rentrée vienen respaldados por el patrocinio de la Fundación Málaga y la supervisión científica de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y la Academia Malagueña de Ciencias y volverán a contar con las dos modalidades clásicas de Ciencias y Humanidades.

Cada una de ellas tendrá un premio de 3.000 euros y los trabajos, de un máximo de 150 páginas, deberán entregarse sin nombre y con los datos del autor en sobre cerrado (ojo con esto, porque en una edición, un flamante ganador fue descalificado por haber colocado su nombre y apellidos en cada una de las páginas de su trabajo y el despiste le costó el premio).

El plazo de entrega, en la sede de la Fundación Málaga (plaza de la Constitución, 2, segunda planta) del 15 de junio al 31 de julio. Los ganadores se darán a conocer en la segunda quincena de octubre y los premios se entregarán en noviembre.

En todo caso, para el que esté interesado, puede consultar las bases, por ejemplo, en la web de la Academia Malagueña de Ciencias: amciencias.com.

Ahora que en los últimos tiempos decenas de tesis doctorales han llegado a buen puerto no sería mala idea sacar provecho de tanto esfuerzo intelectual. Ojalá que esta tercera etapa dure muchos lustros.