El grupo municipal de Málaga para la Gente ha presentado una moción a la Comisión de Ordenación del Territorio y Vivienda, que se celebra este lunes, para denunciar un nuevo caso de acoso inmobiliario a cuarenta familias que viven en El Perchel y pedir al Ayuntamiento que intervenga de inmediato para impedirlo.

Así, instan al Consistorio a intervenir inspeccionando los inmuebles, repartidos en seis calles, y exigiendo el cumplimiento del deber de mantenimiento y conservación a los propietarios de los edificios, así como también se insta al equipo de gobierno a que tome medidas urgentes «de retirada de escombros, de limpieza y salubridad, de desinsectación y desratización ante el posible deterioro de la situación higiénico sanitaria».

También se solicita el establecimiento de un protocolo para detectar estos casos y poner en marcha medidas para atajarlos. «En especial, hay que ser escrupulosos en los casos en los que se detecte que lo que se pretende es provocar la ruina de los edificios, ya que este proceso de deterioro puede durar años, pero una vez que es irreversible se suele tramitar con rapidez la declaración de ruina en los edificios».

Acoso inmobiliario

Málaga para la Gente explica que ha tenido en sus oficinas a una representación de cuarenta familias con contratos de arrendamientos antiguos de viviendas y locales comerciales que están sufriendo acoso inmobiliario en El Perchel. En concreto, afecta a los bloques blancos de la barriada y se corresponde con veinte portales ubicados en seis calles: Montalbán, Callejones del Perchel, Malpica, Huerto de la Madera, Arco y Angosta del Carmen.

«Los propietarios de estos inmuebles han abandonado desde tiempo por completo el mantenimiento y conservación de los edificios provocando activamente su deterioro», dice el grupo, para obligar así a los vecinos a que se marchen y provocar la ruina de los bloques. «La especulación urbanística está detrás de este tipo de maniobras para no renovar los contratos, ya sea para vender la propiedad o hacer apartamentos turísticos», aclaran.

Así, el interior de las casas está mantenido a la perfección por los propietarios, pero la falta de mantenimiento provoca que se acumule en el exterior y las zonas comunes la suciedad, que huela mal, y que haya pinturas, escombros y basura amontonada. «Subir por las escaleras y los patios interiores da, simplemente, miedo. Existen plagas de insectos y presencia de ratas», apunta el grupo, que añade que no se limpian las zonas comunes ni se arreglan los desperfectos. Tampoco se arreglan los aljibes y hay problemas de fontanería. Las casas que se quedan vacías están siendo tapiadas y en los terceros pisos cerrados, precisamente, están las llaves de paso de los aljibes. Algunas de las viviendas, incluso, han sido ocupadas irregularmente por personas.