­Un guardia civil aseguró ayer durante el juicio popular que se sigue contra el hombre acusado de dejar morir en una balsa de los Montes de Málaga al hijo de tres años de su pareja en 2015 que el procesado reconoció a los investigadores el crimen y que les explicó que lo hizo «por odio a la madre». El juicio comenzó el lunes en la Ciudad de la Justicia de Málaga y durante su declaración el acusado negó haberle asesinado, como mantienen las acusaciones, e insistió en que todo fue un accidente, que el niño se precipitó al agua y que él no le ayudó porque tenía miedo a caerse en la balsa.

Este guardia civil, que fue instructor de la causa, explicó a los miembros del jurado que el procesado durante toda su declaración estuvo muy tranquilo, que se tomaba su tiempo para contestar a las preguntas y que el único momento en que se puso nervioso fue cuando habló de la madre.

En este sentido, el agente relató que el acusado casi al final de su declaración reconoció que estaba «cabreado» con la madre y fue en ese momento cuando reconoció la autoría del crimen alegando que lo hizo por odio.

También comparecieron unos agentes que participaron en la inspección ocular y el levantamiento del cadáver y destacaron que el sitio donde apareció el cuerpo del menor estaba muy escondido y de muy difícil acceso.

Por otra parte, aseguraron que el pequeño estaba al borde de la balsa, semisumergido, por lo que cualquier persona podría haberlo sacado del brazo, como hicieron ellos y que además en el vehículo del procesado encontraron un currículum del encausado donde se señalaba que había realizado un curso de rescate de diez meses.

Otro agente criticó la actitud que tuvo el acusado cuando acudió a los agentes alertando de que había perdido al niño. «Nos estuvo mareando dos horas con diversas versiones», dijo y explicó que cambiaba de versión cada vez que comprobaba que se quedaba sin argumento. «En todo momento estaba muy relajado», «todo fue una pantomima, porque lo tenía todo muy organizado en su cabeza», insistió el guardia civil.

Durante la mañana también declaró la madre del menor fallecido y relató que el día de los hechos ella se ofreció a ir con él a recogerlo al colegio pero le insistió en que se quedara en la casa con sus cosas. Entre sollozos describió a su hijo y dijo que era un niño muy bueno, además aseguró que el acusado sabía nadar y que tenían una buena relación de pareja aunque en el inicio le mintió porque le dijo que era bombero. Actualmente, «no tengo odio, me gustaría matarlo», aseguró la madre llorando.

El padre del menor ha dicho que su hijo era un niño muy bueno, tranquilo y obediente y que tenía miedo al agua, por lo que nunca se hubiera acercado solo a la balsa e indicó que desde la muerte del pequeño está en tratamiento psicológico, «ya no puedo ni llorar de lo que he llorado», apostilló.

También compareció la tía del acusado, que dijo que ella siempre ha hecho el papel de madre, y apuntó en que nunca fue un niño de peleas, «era un chico tranquilo, pero que mentía mucho por todo y con muy baja autoestima».

Para esta mujer, no tiene sentido que quisiera matar al pequeño y destacó que entiende que no se tirara al agua porque «el miedo le puede», además argumentó que el niño nunca fue un estorbo para él y que no tenía celos, «era inseguro pero no celoso».