Es la pediatra por excelencia del 2.0 y su blog atesora cientos de entradas donde habla de la principal preocupación de cualquier padre: su hijo. Admite que su visión de la pediatría cambió el día que fue madre, figura que le permite empatizar con sus pacientes y con su situación. En los últimos días se ha erigido como el altavoz del colectivo tras unas declaraciones del presentador de televisión Javier Cárdenas, que relacionó las vacunas con enfermedades como el autismo. Por eso exige rigor y responsabilidad. "Exactamente lo mismo que se me exige a mí en mi trabajo: rigor y responsabilidad". Mañana dará una charla en el Colegio Maristas a las 16 horas.

Ejerce la sanidad del siglo XXI, es decir, la sanidad 2.0, aunque hay quien dice que el doctor Google debe ser el último recurso al que acudir. ¿Qué opina de la conjunción internet y medicina?

Internet actualmente es la primera fuente a la que recurre cualquier persona incluidos los profesionales de la salud para buscar información, por lo que negar este avance sería una equivocación. Ahora bien, hay que aprender a discernir y saber buscar fuentes fiable con avales científicos para no caer en la desinformación, estafas y pseudociencias. Y esta, en parte, es labor de todos los que nos dedicamos a la divulgación médica, ofrecer a nuestros lectores fuentes fiables y pensamiento crítico.

En su blog cuenta sus experiencias no solo como pediatra, sino que también como madre. ¿Ser padre ayuda a entender mejor a los padres del paciente?

Sin ninguna duda. Absolutamente. Lo sé porque yo he vivido mi profesión no siendo madre y siendo madre y soy consciente de lo que la maternidad ha cambiado mi perspectiva en mi trabajo. No hay nada como ponerse en los zapatos del otro para intentar hacerte una idea de lo que está pasando. Siendo madre y pediatra esto lo haces inconscientemente con cada paciente y es revelador y enriquecedor.

¿Cuáles cree que son, a su juicio, las cualidades que debe tener un pediatra?

Debe estar formado adecuadamente y ser conscientes en todo momento que estamos en continuo aprendizaje. Humildad y respeto. En esta profesión nunca dejamos de estudiar ni de aprender, la ciencia es imparable y o te renuevas y estás al día, o estás muerto. Debes ser empático, compasivo, generoso y tolerante. No concibo esta profesión sin rigor científico, honestidad y compromiso. A todo ello se le suman buenas dosis de sacrificio y entrega que pesan menos si el pediatra es vocacional, lo esperable de casi cualquier profesión aunque no siempre sea así.

¿La sobreinformación está haciendo que los padres "abusen" de la consulta?

Pienso que sí. Aunque abusar no es la palabra. Acuden más porque hay más miedo. Es nuestra obligación eliminar esos temores infundados, aportar información fiable y allanar el camino. Serenidad y sentido común es lo que yo trato de enseñar a mis pacientes cada día.

Sus dos libros son una defensa de que la mejor paternidad es la propia y una apuesta por el sentido común y el cariño. ¿Se echan ambos de menos en estos tiempos de interner y estrés laboral?

Un poco. Los pacientes acuden a consulta tras haber leído artículos, blogs, escuchado opiniones de familiares, amigos y vecinos, de haber escuchado un programa de radio y otro de televisión pero sin haberse parado a pensar qué es lo que ellos quieren hacer en esa situación. Y esto es muy triste. Ya está bien de tanto opinar de las vidas ajenas, ya está bien de escuchar opiniones no solicitadas y pensemos por nosotros mismos qué es lo mejor para nosotros y para nuestra familia.

Las redes sociales hacen que los padres, y sobre todo las madres, se comparen constantemente. ¿Qué opina de su uso a la hora de educar?

Las redes sociales tienen su cara A y su cara B, como todo en esta vida. Ni son la panacea ni son armas envenenadas. Hay multitutd de personas que encuentran consuelo en los cientos de comentarios que se generan tras un post, por ejemplo. Consuelo, ideas, distintos puntos de vista, alternativas. No seré yo quien demonice las redes sociales porque considero que cumplen una función y una labor muy instructiva si las sabemos utilizar.

Recientemente ha ocupado titulares en contra del colectivo antivacuna y la relación de estas con enfermedades como el autismo. ¿Estamos sufriendo una regresión pese a tener tanto información?

Mucho ruido y pocas nueces. Son pocos pero muy ruidosos. Afortunadamente España tiene uno de los índices de vacunación más altos de Europa, debemos sentirnos orgullosos de ello. Esto nos anima a seguir luchando contra los bulos y las pseudociencias para permanecer entre esos primeros puestos de tasas de cobertura vacunal de los que tan orgullosos nos sentimos.

¿Cree que las personas que lanzan este tipo de mensaje deberían recibir algún tipo de amonestación? Al fin y al cabo hablamos de salud y las consecuencias de no ser consecuente pueden ser nefastas.

Sin duda. La responsabilidad de un periodista, comunicador o divulgador que se enfrenta a miles de personas es al menos la de ser fiel a la verdad y hablar con todo el respaldo de la evidencia científica disponible. De lo contrario ¿qué sentido tendría informarse a través de los medios de comunicación si uno no sabe cuando lo que dicen es verdad o no? Rigor y responsabilidad. Esto lo que yo exijo. Exactamente lo mismo que se me exige a mí en mi trabajo: rigor y responsabilidad.