Fernando Gutiérrez, maestro jubilado, se levanta cada día a las 6 de la mañana para sacar adelante la enorme obra social que la ONG Amfremar, con solo 110 socios, realiza en El Palo.

Como muestra, el comedor social ofrece 170 servicios diarios (tres comidas al día, además de ducha y ropa); el comedor de los niños atiende a una media diaria de 22, que también reciben clases de apoyo escolar entre otros servicios y por otro lado, cada semana 40 familias reciben su lote de comida. Esto es solo una parte de los muchos servicios de Amfremar, que este antiguo maestro de Matemáticas fundó hace 17 años.

Fernando luce esta semana una sonrisa agridulce. La buena noticia, explica a La Opinión, es el funcionamiento del economato social, que en sus seis primeros meses de vida ha logrado atender a 350 familias.

«A la gente le ha encantado, está agradecidísima al sistema porque para muchos de ellos es de una gran ayuda», resume.

Fernando Gutiérrez informa de que para comprar productos del economato (alimentación, higiene, para niños y productos de limpieza), el Ayuntamiento le ha otorgado 66.839 euros, lo que permite que los productos cuesten una cuarta parte de lo que costarían en un supermercado normal.

Algo más que socorrido para las familias que atiende, de las que no todas están en paro pues hay algunas con algún miembro trabajando, «pero luego traen una nómina de mil y pico de euros, y al mismo tiempo tienen que pagar una hipoteca de 750 euros y una comunidad de más de 60, así que con lo que tienen no pueden pagar los gastos fijos y de alimentación y les ha venido de maravilla», destaca.

La mala noticia es que continúan los apuros económicos para sacar adelante esta gran obra social. De hecho, Fernando ha llegado a endeudarse con los bancos para tratar de pagar de su bolsillo las deudas de Amfremar.

En la actualidad, la ONG, distribuida en cuatro locales en El Palo, debe pagar todos los años cerca de 31.000 euros solo de alquileres.

Como explica, si bien la ONG cuenta con ayudas municipales para llevar a cabo algunos proyectos y para los comedores sociales (el de los niños, 2.200 euros para todo el año), sigue sin recibir un euro en ayudas de alquiler y en estos 17 años, a pesar de solicitarlo en varias ocasiones, no ha conseguido un local municipal.

Pide una reunión con el alcalde

Por este motivo, ha explicado que quiere reunirse con el alcalde, para plantearle las necesidades.

La ONG ha recortado varias actividades, en este caso por la falta de apoyo económico del distrito Málaga Este, como la tradicional merienda que ofrecía a unos 150 mayores del barrio durante la Feria del Palo. También ha tenido que prescindir hace dos años por falta de dinero y después de 14 años, del curso de espetadores para desempleados que tan buen resultado estaba dando.

«Yo no pierdo la esperanza porque el Ayuntamiento tiene en sus manos el poder de solucionar esto», subraya

Mientras tanto, la estrecheces económicas de esta ONG dejan a la espera proyectos como una residencia para madres solteras y mujeres maltratadas, con una cooperativa para que tengan una salida laboral.