A las 12 horas de ayer viernes se produjo la fotografía más esperada por Unicaja Banco desde que en 2014 adquirió en el marco de la oferta de compra por Ceiss el compromiso de cotizar en Bolsa durante 2017. Unicaja Banco entraba ayer en la primera división empresarial de España y se convertía en la primera empresa cotizada malagueña. Todo un hito.

En estos nuevos tiempos de la entidad no le correspondió al ausente Braulio Medel, presidente de la Fundación Bancaria de Unicaja Banco, o a Manuel Azuaga, presidente de la entidad financiera desde junio de 2016, ser los encargados de realizar el toque simbólico de la campaña en el mismo parqué de contratación, es decir la ´Apertura de honor´, el acto de mayor tradición y popularidad del mercado bursátil por el que la entidad malagueña iniciaba una nueva etapa con su salida a Bolsa. Fueron el consejero delegado, Enrique Sánchez del Villar, y el director financiero de la entidad, Pablo González, los encargados de dar el toque de campana por el que comenzaba la andadura bursátil de forma simultánea en las bolsas de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia bajo el ticket de ´UNI´.

En el parqué de la Bolsa de Madrid se notaba la trascendencia del acto entre los miembros de la delegación malagueña, pues no es sólo un hito para los los directivos de la entidad, sino también de una provincia como Málaga que siente una identificación absoluta con la antigua caja, a la que hay que reconocer su contribución al desarrollo económico y social de la provincia.

En la impresionante sede de la Bolsa estaban casi todos los que en los últimos años han llevado el timón del banco malagueño hasta conducirlo al parqué de contratación. Se notó la ausencia de Braulio Medel, para el que Manuel Azuaga tuvo unas palabras de merecido reconocimiento durante su medida intervención tras el toque de campana, pero allí estuvo presente casi todo el consejo de administración como Manuel Atencia, vicepresidente de Unicaja Banco, Juan Fraile, Victorino del Valle, Isabel Martín, Petra Mateos, José Manuel de la Torre o Antonio López. También estuvieron todos los directores generales como Ángel Rodríguez, José Luis Barrendero, Isidro Rubiales, Pablo López o José Manuel Domínguez, además del director Territoral, José Manuel Alba, o José Enrique Canalejo, director de Marketing, que trabaja en un nuevo plan de comunicación con la empresa La Despensa para la nueva etapa iniciada ayer.

El amplio salón del parqué de contratación fue una fiesta de corbatas verdes, de sonrisas y de cierto vértigo al ver en los primeros minutos como la cotización de las acciones subía de los 1,10 euros fijados a los 1,170 euros y se mantenía en el verde corporativo de la entidad. Toda una señal.

Azuaga, comedido en sus palabras, felicitó durante su intervención a todo el equipo y ofreció una de las claves y señas de identidad del banco malagueño: «Hoy damos un paso adelante, pero en la misma dirección en la que hemos avanzado en otros años».

En los corrillos informales, los directivos de Unicaja Banco comentaban como un valor y una fortaleza que la entidad haya recibido una demanda más de dos veces superior a la oferta de títulos disponibles en un momento complicado para el sector, tras el rescate de Popular, el desplome en bolsa de Liberbank, la fuerte rebaja de la valoración a la que Bankia comprará BMN y el anuncio de liquidación de dos entidades italianas.

Días atrás, incluso medios especializados dudaban de que Unicaja cumpliera con su fecha de salida a Bolsa, pero desde la entidad, como es su costumbre, no variaron ni un milímetro su estudiada hoja de ruta y el consejo de administración fijó el precio de la colocación en el mínimo del rango orientativo, 1,10 euros, opción que le ha permitido elegir, tras la prospección de mercado, a los socios más fiables y de continuidad a medio plazo. Nada de fondos especulativos. Aún así, la entidad ingresará lo justo para devolver los 604 millones al FROB del rescate de Caja España, pero no le quedará ningún colchón de capital para afrontar las exigencias de futuro del BCE, por lo que deberá recurrir a la emisión de bonos para ganar en capital y solvencia.

Una de las claves para llegar hasta el día de ayer es que Unicaja siempre se ha mantenido fiel a los principios que han guiado su actividad como la búsqueda de la eficiencia empresarial y extraempresarial, tanto en la consecución de objetivos sectoriales como sociales. Estos valores le han permitido mantenerse siempre alerta y alejada del peligro en el que cayeron otras antiguas cajas de ahorro que hoy o están desaparecidas o son presa de los telediarios ya que han pasado a ser noticia en las secciones de tribunales. Unicaja, desde sus orígenes, tenía claro que el objetivo era crecer con rentabilidad, como ayer remarcó Azuaga, no buscando los atajos como hicieron otros para crecer por crecer.

Un camino difícil

Llegar hasta el toque de campana de ayer no ha sido fácil por el escenario tan complicado que ha tenido que sortear la entidad malagueña, como gestionar la grave crisis de la economía y sobrevivir en solitario a las oleadas de fusiones bancarias impulsadas por el Banco de España. De los más de 45 grupos bancarios y cajas de ahorro que había en España en 2008,la reestructuración se ha llevado por delante a la mayoría. Tras años de ajustes, el mapa financiero español ha quedado reducido a alrededor de una docena de entidades y desde el regulador aún se apunta a una nueva reestructuración que no es bien vista en todo el sector, como denunció hace unos días el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, que advirtió de que en España se ha producido un proceso de concentración bancaria «muy fuerte» y que tener menos de «cuatro o cinco grandes bancos» (Santander, CaixaBank, BBVA, Bankia y Sabadell) sería perjudicial para la financiación de empresas y familias y supondría una concentración de riesgo excesiva.

La fotografía de ayer resume el trabajo de una entidad que ha demostrado durante sus 25 años de historia una seriedad y solvencia que le ha permitido seguir un camino firme y en solitario en el turbulento sistema financiero español hasta situarse como la séptima de España. Las constantes acusaciones de haber sido gestionada con un excesivo conservadurismo es, precisamente, lo que le ha permitido debutar con éxito en Bolsa.

Muchos han sido los novios que le han pretendido en los últimos años, pero Unicaja tenía claro desde el principio que cualquier movimiento tendría que ser con ella liderando el proceso. Así lo hizo cuando en 1999 Manuel Chaves lanzó la Ley de Cajas de Andalucía con la idea de crear una gran caja en Andalucía, pero no encontró la respuesta esperada por los que temían el liderazgo de Unicaja. Las cajas sevillanas, la de Granada y CajaSur, especialmente, se rebelaron contra la adaptación de sus órganos de gobierno a la ley de cajas y los presidentes de las entidades sevillanas, José Manuel López Benjumea e Isidoro Beneroso, fraguaron una fusión de las entidades sevillanas a espaldas del Ejecutivo andaluz para evitar que esa gran caja andaluza fuera liderada por la entidad más potente y solvente como era la malagueña Unicaja.

Unicaja se prestó incluso a la idea de José Antonio Griñán de que se uniera a la cordobesa CajaSur, pero los representantes del clero, con mayoría decisoria, prefirieron a última hora la intervención del Banco de España que la unión con Unicaja, dispuesta a salvarle de la bancarrota. La entidad malagueña tomó nota y en 2010 se fusionó con Caja Jaén, dejando por el camino un año antes el regalo envenenado de la que podría haber sido en 2009 la primera fusión entre cajas de comunidades diferentes, la de Unicaja y Caja Castilla-La Mancha. Tanto Unicaja como el Gobierno andaluz se opusieron a esa operación nociva para la entidad malagueña, como se comprobó en marzo de 2009 cuando el Banco de España intervino la caja manchega, la primera gran intervención a una entidad desde la de Banesto.

En 2014, Unicaja cerró al fin la compleja adquisición de Banco Ceiss y se transformó en fundación bancaria, poniendo punto y final a 130 años de trayectoria como caja de ahorros. Este paso provocó también que Unicaja Banco cerrara en 2016 un capítulo de treinta años con Braulio Medel al frente (cinco de ellos en la antigua Caja de Ahorros de Ronda) y abriera uno nuevo capitaneado por Manuel Azuaga como nuevo presidente de la entidad. El adiós de Medel se anunció el 18 de marzo de 2016, en cumplimiento de las exigencias de la Ley de Cajas de Ahorro y Fundaciones Bancarias, que impedía desde el 30 de junio simultanear cargos en un banco y en su correspondiente fundación bancaria. En su caso Medel optó por dejar el banco y permanecer como presidente de la Fundación Bancaria Unicaja, ahora principal accionista del banco.

Durante todos estos años, Medel ha sido el alma de Unicaja y el trabajo de su equipo se vio ayer recompensado con que la entidad cotizara bajo su propio nombre en bolsa. Discreto, eficaz, gran maestro del ajedrez, ha sabido mover con inteligencia las fichas para sacar adelante a una entidad que naciera a principios del siglo pasado en Ronda, de la mano de don Juan de la Rosa y situarla entre la mejor gestionadas y solventes de España.

Su testigo lo recogió Manuel Azuaga, su mano derecha, hombre de confianza en el consejo y con más de 43 años de experiencia en el sector financiero fue el encargado de culminar la operación de Ceiis y fijar la estrategia, junto a Enrique Sánchez del Villar, para que ayer la Bolsa de Madrid se tiñera de verde y empezara a jugar en la primera división empresarial y financiera de España.