Imagine una enfermedad controlada en el calendario, cuyos síntomas, inevitables, llegan mes a mes. Se llama endometriosis y afecta a más de 82.000 malagueñas, 16.000 de ellas la padecen en estadíos graves, comprometiendo su día a día y ocasionando problemas de salud como enfermedades añadidas de carácter intestinal, digestivas o urológicas.

Esta enfermedad, que afecta a un 10% de la población, según datos de la Asociación de Afectadas de Endometriosis Cibernéticas (ADAEC), puede cursar en diferentes grados, si bien sólo un 20% la padece en los más avanzados, desde el momento en que se tiene esta perjudica el día a día de la paciente. Por este motivo, esta entidad ha pedido al SAS una unidad de referencia por provincia y una multidisciplinar regional con la que combatirla, dados los grandes problemas que las pacientes afirman sentir para llegar al diagnóstico y posterior tratamiento.

De carácter autoinmune, está causada por la salida del tejido del endometrio de la cavidad uterina. En los casos menos graves o de mejor resolución con cirugía y hormonas, el tejido se aloja en ovarios o trompas de falopio y, en los más graves, sale del aparato reproductor llegando al colon, al aparato digestivo, a los pulmones y, en los casos menos comunes, al globo ocular o incluso al cerebro.

Una de las miembros de la entidad en Málaga, Ana Ferrer, explica que el principal escollo que se encuentran las pacientes es la tardanza en dar con un diagnóstico. «Los médicos presuponen que la regla duele y muchas veces no se hace caso a la afectada», señala la mujer, que explica que una endometriosis sin tratar puede llegar a ocasionar la muerte, pues si un endometrioma -un quiste de tejido de endometrio en el ovario- revienta, esto puede ocasionar una peritonitis y esta, de no tratarse a tiempo, puede provocar el fallecimiento de la mujer.

Ante la alta tasa de la enfermedad, las afectadas de todo el país reunieron firmas en change.org para pedir al Ministerio de Sanidad un plan nacional, pero desde este les recordaron la transferencia de la sanidad a las autonomías. Por este motivo, hace un par de meses miembros de la entidad andaluza se reunieron con el exconsejero de Salud andaluz Aquilino Alonso para pedirle un plan específico con el que tratar esta enfermedad cuyo diagnóstico, denuncian, puede tardar hasta una década.

En la reunión le trasladaron que la cifra de andaluzas afectadas supera las 400.000 y que es fundamental la creación de un protocolo en Atención Primaria para que los médicos de familia tomen en consideración a las pacientes, con su consiguiente derivación al ginecólogo de referencia. «Nuestra enfermedad no tiene cura, necesitamos a expertos que sepan qué hacer según el grado, si cirugía o un tratamiento de hormonas», relata Ferrer, que apunta a que es clave que el médico mande las pruebas específicas, una resonancia o TAC de contraste, con la que conocer el alcance de las lesiones así como si se trata de focos pequeños, nódulos o adherencias.

Aunque la Consejería de Salud se comprometió a trabajar en referencia a la enfermedad, actualizando la guía, que data de 2009, y nombrando unidades específicas, desde Adanec piden a la Junta celeridad en la misma porque hay pacientes con un gran grado de afectación además de tener aparejados otros problemas de salud, como hipotiroidismo de hashimoto, lupus, fibromialgia o artritis reumatoide.

Además, recuerdan que al margen del dolor y el sufrimiento que mes a mes sufren las pacientes, estas llevan aparejado un problema añadido: el 40% de los casos de infertilidad femenina llevan su sello. Por este motivo, demandan atención para las mujeres que desean ser madres, además de aliviar el sufrimiento físico porque, tal y como recuerda Ana Ferrer, a las mujeres con endometriosis no se les aconseja someterse a programas reproductivos por la sobreestimulación hormonal.