La Plataforma Ciudadana en Defensa del Monte Gibralfaro ha criticado con dureza las talas realizadas en el monte por Parques y Jardines a finales de junio para prevenir incendios.

Antonio Morillas, portavoz de la plataforma y vecino de la zona, señaló el pasado miércoles, durante una visita con La Opinión, que se han aplicado «unos criterios técnicos que no son los más convenientes» y lamentó que, a falta de la puesta en marcha del Plan Especial de Protección del Monte Gibralfaro -en cuya redacción participó la plataforma- ha tenido lugar «una actuación absolutamente de reino de taifas de Parques y Jardines y estamos convencidos de que no ha habido ninguna consulta a Urbanismo».

En este sentido, lamentó que en el Ayuntamiento de Málaga «cada uno vaya por libre» e ironizó con que «este debe ser el Monte Calvario, en lugar de Gibralfaro, porque estamos siempre alerta, esperando qué burrada va a hacer ahora el Ayuntamiento».

«Jamás se hace en esta época»

Para Juan Antonio Gómez, de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) y vecino de Gibralfaro, las talas «no tienen sentido» y en todo caso, «jamás se hacen en esta época, eso es de libro por tres razones: primero, porque cuando empezó estaban llegando las aves insectívoras que nidifican, y en segundo lugar, porque el metabolismo del bosque está en pleno apogeo, de forma que no sólo son los árboles que quitan, sino los que dañan, y ya hay árboles que se están secando como consecuencia del daño».

En tercer lugar, el representante de SEO lamentó que se haya depositado el mantillo de la madera triturada (en inglés, mulch), «porque si en otoño es abono, ahora mismo es combustible».

A este respecto, Juan Lozano, otro vecino, se preguntó por el sentido de esta actuación: «¿Si la intención es luchar contra el fuego, por qué han dejado tanto material ahí?».

A la preocupación porque, a juicio de la plataforma, haya aumentado el riesgo de incendios, el librero Francisco Puche, vecino de Gibralfaro, añadió que la tala ha acabado con los árboles que servían de protección a lo largo de la sinuosa carretera. La falta de estos árboles y de quitamiedos en muchos tramos, hace, a su juicio, «que todo lo que baja y sube sea peligrosísimo, porque son autobuses inmensos, no está suficientemente señalizado». Por eso considera que el Ayuntamiento, «no ha hecho nada, sólo el destrozo y el peligro para el tráfico».

Para Isabel García, que también vive en la zona, el Consistorio ha aumentado con las talas el riesgo de que una torrentera arrastre materiales «hasta la Cañada de los Ingleses». «Como llueva fuerte, esto va para abajo entero». En opinión de Carlos Cardinaal, presidente de una comunidad de vecinos próxima a la tala, la actuación ha abierto carriles que pueden facilitar los robos en las viviendas próximas.

Por su parte, Laura Moniche, vecina y miembro de la plataforma, también cuestionó los tramos elegidos por el Ayuntamiento: «Hay un margen de más de 15 metros en un cortafuegos natural donde no hay casas, pero en las casas, los árboles entran por la ventana, esto no tiene coherencia». Además, criticó el momento del año: «Es una época nefasta».

«Guardado en un cajón»

La plataforma considera que «la coherencia» llegará cuando se ponga en marcha «de una vez», el Plan Especial de Protección del Monte Gibralfaro, que como recordó Antonio Morillas, «se aprobó por unanimidad en febrero de 2007 y está guardado en un cajón».

A este respecto, el responsable de SEO, Juan Antonio Gómez, detalló que el plan especial prevé «un tratamiento muchísimo más blando»: «Básicamente no entrar con las máquinas arrastrando troncos, además se hace en una época del año en la que puedas retirar rápidamente la masa forestal e introducir semillas que te van a dar productividad».

Por este motivo, Antonio Morillas reclamó «que se forme la junta rectora del plan para que esto no vuelva a suceder y haya una coordinación de todos los servicios». Además, se preguntó por qué se ha talado en Gibralfaro y no se ha hecho nada «en el Monte Miramar o en el Parque del Morlaco, a cinco metros de las casas».

Por otro lado, los vecinos han mostrado su preocupación por la falta de limpieza y por el alto número de autobuses de gran tamaño que suben y bajan a diario al Castillo de Gibralfaro, sobre todo cuando atracan varios cruceros. «Los transportistas ganan dinero subiendo en un día a 6.000 personas pero vamos a matar la gallina de los huevos de oro del Turismo», destacó Antonio Morillas, que recordó que a la Alhambra de Granada, «suben microbuses».

El concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, respondió ayer que el Ayuntamiento de Málaga prepara para el próximo lunes una nota de prensa en la que explicará con detalle esta polémica actuación municipal.