Hay que hacer un pequeño esfuerzo para seguir la mirada a través del tiempo de Albert Marques, porque cuando este californiano de 50 años señala la moderna pérgola del Palmeral de las Sorpresas, en el Puerto de Málaga, en realidad está indicando la zona de la que partió, en 1907, el carguero británico S.S.Heliópolis, con 2.246 emigrantes andaluces a bordo, la mayoría malagueños y granadinos, entre ellos su bisabuelo José Márquez, que había nacido en 1882 en Pinos Puente (Granada) y partía rumbo a lo desconocido, las islas Hawái, junto con su mujer, María Torres, y el hijo de ambos, Francisco Márquez Torres, que entonces tenía dos años.

Albert Marques (con el apellido terminado en ese, por la probable transcripción errónea de un agente norteamericano de aduanas), está viviendo el sueño de su vida: ha viajado a Andalucía en busca de sus raíces. Le acompaña en este viaje impagable el investigador malagueño Miguel Alba, el autor del libro S.S.Heliópolis. La primera emigración de andaluces a Hawái (1907), la persona que el año pasado dio a conocer esta desconocida emigración, un empeño del gobierno de Estados Unidos, dueño de Hawái desde 1899, de conducir a las islas a experimentados recolectores españoles de caña de azúcar.

Para dar a conocer esta exótica aventura, la productora malagueña Cedecom está realizando un documental, dirigido por Eterio Ortega, que se rodará en los dos lados del charco. Albert será uno de los protagonistas.

Pero como explica Miguel Alba, tras un corto periodo en las islas Hawái, la mayoría de los emigrantes andaluces marcharía a California, como la familia Márquez, porque las condiciones eran mejores. «Hay una llamada de los primeros que se van, porque dicen que California se parece mucho a su amada Andalucía, ya que había viñas y naranjas», comenta el investigador malagueño.

Albert Marques, que habla un perfecto español porque es catedrático de español (y de música) en el Gavilan College de Gilroy, a una hora de San Francisco, cuenta que su bisabuelo «tuvo éxito en Hawái» y trabajó como ingeniero en la construcción de una autopista de montaña. «No sabemos si se formó en Hawái como ingeniero», apunta.

Aunque desconoce el momento de la marcha, por su padre, Larry (Lorenzo) Marques, sabe que su abuelo «tenía ocho o nueve hermanos y todos se fueron a California, querían estar juntos y allí se quedaron, en el área de la bahía de San Francisco». Precisamente su abuelo, ese Francisco de dos años que partió con sus padres del Puerto de Málaga, trabajó de descargador en el puerto americano. La tercera generación fue la del gran salto: su padre, Larry, ya trabajaría en Silicon Valley.

Albert comenta que toca la guitarra española, «porque mi padre, mis tíos, mi abuelo tocaban, así que no era una opción», bromea. Orgulloso de sus raíces españolas, ha vivido tres años en Barcelona y cada año desde 2003, viaja a Andalucía gracias a un trabajo de intercambio. «Me encanta el sur», destaca.

Al día siguiente del encuentro con La Opinión, la semana pasada, visitó Pinos Puente, el pueblo de sus antepasados y allí se llevó una gran sorpresa: Un vecino le entregó papeles de su familia que todavía conservaba.

Como explica Miguel Alba, en Estados Unidos está creciendo el interés por esta emigración y la Universidad de Hawái ha programado ya la traducción al inglés del libro del investigador malagueño, publicado originalmente por Ediciones del Genal.

Albert Marques confiesa que cuando llegue a su hotel le esperarán unos 15 mensajes de sus parientes americanos: «Todo el mundo quiere saber de mi familia. Mi padre dice que si encuentro familia en España se sube a un avión y está aquí en 24 horas».

El documental de esta gran aventura andaluza, hawaiana y californiana -calcula su director, Eterio Ortega- estará listo en un año.