Primeros testimonios de cómo vivieron algunos de los malagueños que estuvieron por Las Ramblas durante el atentado terrorista comienzan a ser recabados tras unas horas de confusión y tensión para todos.

Álvaro Palomino: "Vi a un secreta dando tiros al aire y pensaba que era un atraco"

Álvaro Palomino se dirigía a casa en moto, ubicada en la calle Ferran esquina con Las Ramblas, después de una jornada de trabajo, cuando de repente se encontró con una avalancha de gente que corría en sentido hacia él y pudo ver a un policía secreta "pegando tiros" hacia el aire.

"Pensaba que era un atraco, no me imaginaba eso. Me di la vuelta y me metí en la tienda de un amigo mío de El Raval", explica este malagueño de 26 años que lleva cerca de tres en la Ciudad Condal. Allí estuvo unos 20 minutos con su amigo y otros turistas encerrados. Decidieron salir e ir a casa de una amiga, ubicada en la misma zona, hasta las 22.00 horas cuando vio que estaba todo más calmado, tras estar informándose toda la tarde a través de los medios.

"El cordón policial estaba justo a la altura de mi portal pero las autoridades me facilitaron el acceso y pude subir", detalla Álvaro. "Hoy he pasado por La Rambla como cada día y la gente pasea con normalidad. Voy al trabajo con un sentimiento de pena", sentencia.

"Mi familia y amigos estaban preocupados pero les informé de que todo estaba bien", recuerda este malagueño.

José Juan Ortiz:"Estaba todo acordonado y lleno de Mossos d'Esquadra"

El malagueño José Juan Ortiz, de 36 años, lleva diez años viviendo en Barcelona como integrador social de Cruz Roja. Ayer, a la hora del atentado en Las Ramblas se encontraba trabajando en la calle Mes Baix, a pocos metros de la zona de la masacre.

José Juan Ortiz estaba atendiendo a un anciano en su trabajo cuando recibió una llamada. Silenció el teléfono y continuó con su tarea. Poco después volvió a coger el móvil. Encontró decenas de llamadas perdidas y 800 mensajes en Whatsapp de familiares y amigos preocupados por su estado. A las vibraciones continuas del dispositivo le siguió el ruido de las sirenas de las ambulancias. Así fue cómo se percató de que algo inusual estaba pasando.

Al salir a la calle "estaba todo acordonado y lleno de Mossos d'Esquadra", relata Ortiz. Siguió las recomendaciones de las autoridades y rápidamente se refugió en su casa. Pero la tarde no nada tranquila, ya que, la zona donde reside, está situada en el barrio Gótico, entre el hospital Sant Pau, uno de los centros a los que trasladaron a los heridos, y la Sagrada Familia.

José Juan Ortiz se pasó la tarde del jueves llamando a sus amigos para saber si todos estaban bien. Uno de ellos trabaja en All Star, una tienda de moda y cultura urbana a escasos metros desde donde la furgoneta empezó su recorrido. Afortunadamente, salió dos horas antes de lo previsto del trabajo. Sin embargo, uno de sus conocidos no tuvo tanta suerte, la furgoneta le hirió al arrollarlo, pero el malagueño desconoce el estado en el que se encuentra.

Ortiz reconoce que "un poco de incertidumbre sí que se siente cuando pasan estas cosas". Hace un año y medio la Policía interceptó una célula yihadista cerca de su casa y asegura que "las cosas pueden pasar en cualquier sitio". "Es normal sentir miedo, pero no puedes dejarte llevar y encerrarte en casa sin salir a la calle", añade. Esta mañana fue a visitar a unos familiares que viven en Cambrils, a 10 kilómetros de donde se produjo el segundo atentado. Todos se encuentran bien, aunque señala que su madre, Yolanda, está conmocionada por lo que ha ocurrido. El susto en el cuerpo sigue estando muy presente.

Leticia Achucarro: "La Rambla estaba acordonada, llena de humo, de helicópteros y muchos policías"

Leticia salía de su trabajo ubicado en el Paseo de Gracia

cuando se dirigía andando a su casa, una calle paralela a La Rambla, y notó que algo no iba bien. "Todas las tiendas que veía en el camino estaban siendo evacuadas y cerradas", explica.

Dependienta de tienda y afincada en Barcelona desde hace tres años, esta joven cordobesa de nacimiento pero que vivió durante muchos años en la Costa del Sol se cruzó con un grupo de unas 20 personas que corrían hacia ella pasada la plaza Catalunya. "Pensé en continuar porque no entendía nada y quería llegar a casa pero me di la vuelta y entre en una tienda en la que las dependientas nos decían que entrásemos", explica esta joven de 32 años.

Fue ahí, teléfono en mano, cuando supo que había un ataque terrorista. Un amigo se lo dijo por el móvil y esperó junto a otras personas en el interior del establecimiento unos 20 minutos. "Esperábamos pero no sabía a qué. No sabíamos qué había fuera ni escuchábamos nada", recuerda.

Salieron del lugar y, como su casa estaba cerca, se propuso llegar a su domicilio lo más pronto posible. "Empecé a andar y tuve que echar a correr porque había mucha gente aún corriendo. Después logré caminar rápido hasta que llegué a mi calle", indica. La imagen desde allí en dirección a La Rambla le llamó la atención: "La Rambla estaba acordonada, llena de humo, de helicópteros y muchos policías y coches pasando rápido". "Lo peor fue no saber lo que estaba pasando, en ese momento no lo entiendes", expone.

Logró entrar a casa y no se movió en todo el día. Familiares y amigos estuvieron en contacto toda la tarde ya que conocían la ubicación de su casa, muy próxima al lugar de los hechos.

Esta mañana a las 10.30 horas salía de casa para ir al trabajo y ha pasado por la zona del atentado. "La Rambla es muy viva y hoy estaba apagada, la gente estaba en silencio en la tienda, en el autobús...", sentencia.