Los hoteles buscan personalizar su oferta. Y en Málaga, con el turismo como principal motor de la economía, esta búsqueda pasa por la exclusividad. Y, ¿qué hay más exclusivo que tener las mejores vistas de la ciudad? La respuesta para algunos de los hoteles del casco histórico pasa por disfrutar de ese paisaje, pero desde una piscina en altura.

Es uno de los mayores reclamos de un alojamiento ubicado en el centro, que después de visitar la zona antigua, de patear innumerables calles buscando empaparse de la cultura y el encanto de un lugar por descubrir, puedas llegar al hotel y darte un baño o leer un libro en las tumbonas de la azotea con unas inmejorables vistas.

No son muchos, pero sí son de calidad. Apenas hay seis hoteles en el centro de Málaga con piscinas en sus terrazas más altas. Y de los que dan este servicio, todos los ponen a disposición únicamente de sus huéspedes.

Otro de los atractivos del centro está en las terrazas con vistas. Está en poder tomar un cóctel o un refresco mientras atardece o mientras las estrellas iluminan una agradable noche en la capital de la Costa del Sol. Y los hoteles lo saben.

Algunos han interiorizado que es algo que deben ofrecer a todo el público, que su éxito no pasa por esconder unas vistas a la Catedral, a la Alcazaba o al Puerto de Málaga a unos pocos privilegiados. Aunque otros prefieren seguir otorgándole esa exclusividad a los huéspedes del hotel.

«Hay que satisfacer a los clientes locales». Esta es la idea con la que trabaja la directora del hotel Molina Lario, Myriam Ortiz. La Piscina Lounge, como se llama la zona de baño y coctelería del hotel, está abierta al público, pero la piscina es de uso privado para los clientes del hotel. Está abierta todo el año, «con el clima que tenemos, un espacio al aire libre donde haya baño y sol le gusta a la gente», afirma.

Aunque ofrecer exclusividad es uno de los motivos de esta decisión, «es un espacio pequeño para todos los huéspedes que tenemos», explica Ortiz. Si se hiciese un uso indiscriminado «estaríamos desplazando a nuestros clientes», comenta la directora, aunque asegura que «pensando en el cliente local realizamos multitud de actividades». Y es que en la terraza organizan durante todo el verano los jueves de moda de Trendy Market, las fiestas afterwork de Tropicalia o noches de astronomía.

Centrados únicamente en los huéspedes está el hotel de lujo: Vincci Selección Posada del Patio, con la exclusividad como máxima. Tanto la terraza como la piscina son únicamente para sus clientes. Darse un baño mientras ven la Manquita al fondo es algo que, desde este hotel de cinco estrellas, notan que es un aliciente indudable en la elección de su hotel. Además de que la piscina abra durante todo el año. «El 80% de nuestros clientes son internacionales, así que en cuanto sale un rayo de sol hacen bastante uso de la terraza y la piscina, aunque sea pleno enero», asegura la relaciones públicas del hotel, Ana Pérez del Pulgar.

El primero en incorporar la piscina en las terrazas del casco histórico fue el AC Málaga Palacio, en los 90, en una remodelación que se llevó a cabo en esta época. Es el veterano y, para muchos, el que tiene las mejores vistas. Quizá por ello y para mantenerse en la cresta de la ola de la exclusividad, la piscina está restringida para uso de aquellos alojados en el hotel. Y para acceder a la terraza hay que abonar, previamente, ocho euros que garantizan una consumición.

Salir del abarrotado centro y respirar la tranquilidad. Eso es lo que intentan estos hoteles con azoteas convertidas en lugares de ocio. Salles Hotel Málaga Centro habilitó esta zona hace siete años, aunque el hotel lleva abierto desde 2001. «Había que aprovechar las posibilidades que tenía la zona», explica el director del hotel, Enrique Ruiz.

Desde entonces, «se nota que ha influido a la hora de decidir reservar entre otros hoteles y nosotros», asegura. Pero, «no lo promocionamos demasiado porque el tamaño es pequeño y no queremos engañar a nadie», afirma el director del Salles de Málaga, un hotel en el que las actuaciones en directo y las vistas lo convierten en una de las mejores opciones para los visitantes del casco histórico malagueño. Aunque el acceso a la piscina y tumbonas esté restringido a los huéspedes, a la terraza sí que puede acudir todo el que quiera para desayunar, almorzar, cenar o tomar algo.

Lujo para casi todos

El hecho de restringir el uso de las zonas de baño-mirador solo a aquellos que pueden pagar una habitación de más de 100 euros, en el caso de los hoteles de cuatro estrellas; o más de 200 en los de cinco, es lo habitual en Málaga. Sin embargo, hay un hotel de tres estrellas que también ofrece esta opción en pleno centro de la ciudad. Algo que hace que sea un placer más cercano a todos los bolsillos.

Este es el caso de Ítaca Málaga, donde por tamaño y número de habitaciones tienen una piscina y un solarium en la cuarta planta, donde solo pueden acudir clientes del hotel.