«Una vez revisados todos los puntos no encontramos larvas en ninguna de las lagunas. La presencia de mosquitos adultos es nula. La población de quironómidos es baja». Estas son algunas de las afirmaciones que los técnicos encargados de las inspecciones periódicas han plasmado en el último informe publicado por el Área de Sostenibilidad Medioambiental que demuestra que la plaga de mosquitos lleva controlada desde el 19 de junio.

A pesar de la situación estable, el Ayuntamiento ha seguido adelante con el plan de vigilancia que anunció que haría semanalmente. El último informe técnico relativo a las visitas de inspección corresponde a la última semana de julio, aunque fuentes del área de Medio Ambiente aseguraron que en agosto han continuado dichos controles, aunque no se han publicado, bien porque no hay variaciones con respecto a los últimos o bien debido al periodo vacacional.

Hay dos motivos que han motivado la reducción de mosquitos en la desembocadura del Guadalhorce. En primer lugar, con el verano se han secado las zonas húmedas donde el estancamiento de agua provocaba la aparición de larvas. A ello se une la fumigación con larvicida a la que están sometidas la barriada de Guadalmar, Vega de Oro, La Cizaña, San Julián, la barriada del Parque Litoral y Sacaba Beach. La presencia de mosquitos adultos y larvas a partir del pasado marzo provocó las protestas de vecinos, que exigían más medidas para combatir la plaga. Una situación que llevó a los padres de los alumnos del colegio Julio Caro Baroja a tomar la decisión de que sus hijos no acudiesen al centro. Así como al cierre de restaurantes como la Taskita del Tobita que, debido a la plaga de mosquitos, se vio obligado a no abrir por las tardes.