Dentro de un mes se cumplirán cinco años de la fusión de los hospitales Regional Carlos Haya y Clínico, una medida anunciada por la entonces consejera de Salud, la actual responsable de Hacienda en el organigrama andaluz, María Jesús Montero, y seguida por sus dos predecesores, María José Sánchez y Aquilino Alonso, que dio a orden de pararla.

La medida, que nunca llegó a tener gran calado en la sanidad malagueña, a excepción de la gerencia compartida, llegó a su fin en diciembre de 2016, cuando la Junta de Andalucía tomó esta decisión «por volumen de actividad y de población», aunque la realidad obedecería más bien al fracaso de una medida que no se había terminado de consolidar y que había dado más problemas que soluciones, según aseguraron siempre los sindicatos.

La fusión sanitaria en Málaga nunca tuvo muchos adeptos. Los profesionales y los sindicatos rechazaron esta medida que desde Salud se vendió como «ahorrativa». Con la unificación se ahorraron catorce altos cargos, aunque según CCOO la cifra fue menor.

Mientras Salud anunciaba la fusión como beneficiosa para los circuitos asistenciales y para unificar protocolos, numerosos servicios se negaron a unirse. En total, de los 42 se fusionaron 17, es decir, el 40,5% del total. Actualmente, a pesar de que las gerencias ya trabajan por separado aunque en colaboración, siguen unificados cinco servicios, tres de los cuales funcionan a la perfección, según cree el secretario de sanidad de CCOO, Rafael González. En concreto se refiere a los de Oncología Médica, Anatomía patológica y Laboratorios. Otros dos se separarán con el tiempo, según afirma. Se trata de los servicios de Endocrino y de Medicina Interna, que será la primera en hacerlo.

La primera gerente en asumir la gestión de los dos complejos sanitarios de la capital fue Carmen CortesCarmen Cortes, que sumó un subgerente, Javier Terol, que dimitió al tiempo quedando libre esta plaza sin ocuparse más. Tras esta llegó al cargo el que con Cortes había sido subdirector médico, José Luis DoñaJosé Luis Doña, que mantuvo el cargo hasta que en febrero de 2016 fue relevado por el que había sido gerente del Hospital de Jaén, Emiliano NuevoEmiliano Nuevo.

Para CCOO, la gerencia compartida fue un error. «Se trataba de coordinar ocho centros sanitarios, es decir, 9.000 trabajadores, era un mastodonte», agrega González, que aplaude que hace nueve meses el SAS tomase la decisión de separar la gestión de estos centros, empoderando más a sus gestores y permitiendo que los dos gerentes, Nuevo para el Regional y José Antonio Medina para el Clínico, puedan trabajar de manera más eficiente conociendo la realidad de sus centros.

Cabe recordar que el Regional está compuesto por Carlos Haya, el Materno, el Civil y el Care José Estrada, mientras que el Clínico soporta también la gestión del Marítimo de Torremolinos, Barbarela y el nuevo hospital del Guadalhorce.

La unificación de servicios supuso alguna lucha de poder entre jefes de servicio. Unos, por querer liderar las unidades fusionadas, otros, porque se negaban a ser dirigidos desde un centro diferente al suyo. Los primeros en separarse fueron los servicios de Cirugía General, Ginecología y Urología. González siempre vio en la fusión un arma de doble filo. «Es verdad que permitía que se dieran los mismos tratamientos y se siguieran los mismos protocolos, pero se dejaba de lado la idiosincrasia de cada hospital y se olvidaban las líneas de investigación», añade.

Para Rafael González, no obstante, la situación fue menor que en otras provincias al no estrenarse centro sanitario, como sí ocurrió en Huelva y Granada. «En Málaga se ralentizó y casi paralizó, en cuatro años la cifra no fue a más, al contrario, fue a menos. Nunca se llegó a completar el proceso de fusión, fue una marcha atrás en la totalidad», afirma el sindicalista, que con el bagaje de años admite como la Junta tomó una decisión más que acertada en 2016 separando los hospitales.

Para González, la vuelta a la doble gerencia y la desfusión de servicios ha permitido que aumente la accesibilidad de cara a los hospitales, ya que los equipos directivos -gerencia, medicina, enfermería- conocen mejor la realidad de sus unidades y las necesidades de sus profesionales. «Antes era difícil abarcar una masa tan grande, ahora se puede priorizar y ver más detenidamente qué hace falta y qué está bien», concluye el secretario del sector sociosanitario de CCOO en Málaga.