El pleno del Ayuntamiento aprobó, en mayo de 2016, una propuesta de Málaga para la Gente para buscar la mejor fórmula, permuta o adquisición, con el fin de hacerse con el edificio que albergó la discoteca Bobby Logan, un lugar mítico para muchos malagueños que vivieron la Movida de Pedregalejo, con el fin de darle un uso cultural y ciudadano al espacio. Casi un año y medio después, no se ha llegado a nada, de forma que el grupo municipal que presentó esta propuesta ha preguntado cómo está el asunto después de que los propietarios lo hayan puesto de nuevo a la venta. Fuentes inmobiliarias señalaron que los dueños del edificio habrían recibido hasta ocho ofertas por el inmueble en los últimos años, algunas de ellas para hacer un gimnasio o una clínica, pero ninguna ha cuajado.

El edificio, indicaron estas fuentes, ha pasado la Inspección Técnica y sus dueños están ahora gestionando «el destino final» de la infraestructura. Están, por así decirlo, estudiando las diferentes posibilidades que hay sobre la mesa. Asimismo, cuando hay alguna anomalía o problema, se corrige, así como también se mantiene. Además de las ofertas originales, hay mucha gente que ha llamado preguntando, pero eso no ha cuajado en ninguna propuesta seria.

Actualmente hay varias opciones: se está debatiendo si venderlo, alquilarlo o impulsar un negocio en el que participe la propiedad entregando el edificio.

El Ayuntamiento, de cualquier forma, explica que «los propietarios solicitaban un precio muy elevado y por encima de mercado, lo que hacía inviable su adquisición en esos términos». El edil de Urbanismo, Francisco Pomares, explicó que el mismo ascendía a tres millones de euros, y el Consistorio tasó el inmueble en poco más de 650.000 euros. Fuentes del mercado inmobiliario indican que el Ayuntamiento preguntó pero no quería meterse en otra operación como la del edificio del Astoria, que ha costado millones a las arcas públicas.

El Consistorio dice que está dentro de un sector en un suelo urbano no consolidado cuyo desarrollo está previsto en el PGOU. Ese desarrollo, a ejecutar por los privados, contempla la cesión de espacios dentro del edificio con destino a uso público para los vecinos.

Málaga para la Gente se hizo eco en su moción de las reivindicaciones vecinales, que incidían en que el Consistorio adquiriera el edificio y los terrenos adyacentes, de 2.300 metros cuadrados. El PGOU de 2011 daba cuatro años para el desarrollo de los suelos, y los vecinos quieren que acoja una escuela de cine y teatro. De cualquier forma, en el actual plan el edificio podría tener un uso comercial, deportivo o cultural de carácter privado, además de tener que ceder una sala de 400 metros cuadrados para actividades vecinales. Recuerda el portavoz, Eduardo Zorrilla, que «el distrito de El Palo no tiene equipamientos culturales y, sin duda, la adquisición del Bobby Logan sería más barata y viable, por ejemplo, que la compra del antiguo gobierno militar».

Málaga para la Gente quiere más que lo que prevé el PGOU: «Pedimos que se atienda la propuesta de los vecinos para la conversión de Bobby Logan en un equipamiento cultural en el que tenga cabida una escuela de formación de actores, un teatro, un museo y un cine, buscando una fórmula para adquirirlo ya que está en manos privadas».

El edifico también acogió el antiguo Cine Lope de Vega y, a principios de los ochenta, una pista de patinaje llamada Rolling. Está incluido en la pastilla de suelo conocida como Arroyo Pilones en el PGOU, en el que se califican 3.240 metros cuadrados de uso comercial-equipamiento. «Los vecinos se quejan de los 11.000 metros cuadrados de zonas verdes y dotaciones que ha perdido el distrito desde 1983», critica Zorrilla, quien insiste también saber, además de por qué sigue a la venta el edificio, el cumplimiento de conservación por parte de los dueños y si Urbanismo ha hecho un informe, como se acordó, sobre el grado de desarrollo urbanístico de la zona, como se recogía en el plan de 2011.

El edificio fue diseñado por el arquitecto Andrés Escassi en 1962 y fue incluido en la guía histórico-artística de Málaga de Rosario Camacho, es decir, contaba con protección arquitectónica, que perdió en el siguiente PGOU, en el de 1997. Para muchos malagueños, es un espacio mítico y añorado que les recuerda su juventud, mientras que los vecinos pretenden que tenga un uso cultural y social en una zona que ha perdido muchas infraestructuras de este tipo desde hace años.